Yo soy de Sociedad Civil Catalana
Me ha sorprendido la iniciativa de ICV acusando a Sociedad Civil Catalana de tener vínculos con partidos o ideas fascistas. Me ha sorprendido y me ha repugnado. Recuerdo cuando hace dos años y medio conocí a Josep Ramón Bosch, el presidente de Sociedad Civil Catalana. Nos presentó Juan Carlos Girauta y mantuvimos una reunión en un céntrico restaurante barcelonés. “Món” –así le conocemos- me planteó la posibilidad de crear una sociedad transversal que se opusiera formalmente al nacionalismo y al separatismo. En ella podían acogerse desde federalistas, confederalistas o, simplemente, autonomistas. Ese sería su hilo conductor superando las barreras partidistas. Món me lo planteó porque conocía mi militancia socialista y creía necesaria la participación del PSC en este proyecto. Hoy en SCC hay más de un militante socialista.
Acusar a Sociedad Civil de ser fascista o de tener relaciones fascistas es de una bisoñez exasperante, de un desconocimiento insultante o de una evidente mala fe
Han pasado dos años y medio. Sigo teniendo carnet del PSC aunque no estoy en mi mejor momento. De hecho, lo mantengo más por cuestiones emotivas que por cuestiones políticas. Y soy, sobre todo, de Sociedad Civil Catalana. Como tantos otros que no tienen militancia política o que la tienen en el PSC, Ciutadans, PP, Podemos y también en Iniciativa per Cataluña. Sí señores de Iniciativa, también hay personas de Iniciativa en Sociedad Civil. Y por si no lo saben, también hay militantes de Unió Democràtica y últimamente se han adherido personas que han militado en un pasado muy reciente en Convergència Democràtica de Catalunya. Si no lo saben, también les diré que SCC tiene relaciones fluidas con Federalistas de Izquierda, organización formada por personas que en algún momento han tenido relación con IC, cuando no militancia y que están desencantados con la política de la formación ecosocialista que en los últimos años ha sido la muleta necesaria para que el movimiento secesionista no se fuera a pique nada más zarpar a Ítaca.
Acusar a Sociedad Civil de ser fascista o de tener relaciones fascistas es de una bisoñez exasperante, de un desconocimiento insultante o de una evidente mala fe. A los no nacionalistas en Cataluña siempre nos ha tildado de fascistas el movimiento separatista. Al menos, los más frikis. Todo el que no comulgara con sus postulados era señalado con el dedo sin apercibirse de su tendencia ideológica ni de su posición en temas de organización del estado. Soy de izquierdas y federalista. Creo que una nueva España es posible y no por eso soy ni fascista, ni del PP, ni doy apoyo a Rajoy. Las minusvalías mentales de algunos y su cerrazón es lamentable. Lástima que Joan Herrera, con el que tengo una buena relación personal, dé apoyo a semejante sandez que hace recordar los viejos tiempos en los que desde los partidos comunistas se acusaba al discrepante de “revisionista”. Señor Herrera, soy revisionista, me acuso de ser miembro de Sociedad Civil Catalana y, eso sí, no soy fascista.