Pensamiento

Referéndum antidemocrático

30 septiembre, 2013 19:56

Algunos gobernantes irresponsables y unas minorías sin escrúpulos amenazan con romper el Estado más antiguo de Europa pretendiendo una quimérica independencia que sólo problemas puede acarrearnos a los ciudadanos de Cataluña y a los del resto de España. Artur Mas, su gobierno y la mayoría parlamentaria que les da soporte así como varios miles de activistas radicalizados se han echado al monte planteando un desafío contra la Constitución y contra las leyes al tiempo que pueden abocarnos a una tremenda e irreparable quiebra en esta sociedad donde millones de personas mantenemos lazos de sangre, económicos y de todo tipo con los ciudadanos del resto de España.

Lo que creen las docenas de millares de radicales que promueven la independencia es que con el nuevo Estado aumentarían exponencialmente los organismos, servicios y enchufes.

El Gobierno autonómico y todo el entorno que le rodea tratan de ocultar los recortes sociales que vienen perpetrando con sus políticas reaccionarias. Además, como siempre sucede con la espiral de reivindicaciones nacionalistas, lo que buscan es seguir obteniendo ventajas económicas y de autogobierno para, tras una pausa táctica, traicionar los acuerdos alcanzados y volver a plantear reclamaciones nuevas.

Tampoco debemos olvidar que lo que creen las docenas de millares de radicales que promueven la independencia es que con el nuevo Estado aumentarían exponencialmente los organismos, servicios y enchufes de forma que verían multiplicarse sus posibilidades de poder y de acceso a los nuevos empleos en la gran masa del funcionariado de nueva planta.

Así, los únicos que sacarían beneficios de una supuesta secesión serían únicamente esa tropa de agitadores de la marea independentista, absolutamente minoritaria dentro de los actuales más de siete millones y medio de catalanes, muchos de los cuales forman la mayoría amordazada, que no silenciosa, como explicaré más adelante, porque, al resto de la ciudadanía, durante los próximos años, nos tocarán altos niveles de desempleo y tremendos sacrificios porque, fuera de España y de Europa, una Cataluña independiente tendría enormes barreras para su industria y su comercio, aparte de que nacería con una tremenda carga resultante de su actual déficit más la parte del déficit estatal y las de las infraestructuras necesarias para la creación del nuevo Estado.

En tales condiciones, sin ser exhaustivos en la descripción de todos los inconvenientes, los que no comulgamos con las ruedas de molino del soberanismo y todos los que tengan dos dedos de frente, sabemos de sobra que el buen vivir de las actuales y futuras élites del ultra catalanismo militante y de las clases altas de la sociedad será a costa de la miseria y el sufrimiento de la inmensa mayoría de los catalanes más desfavorecidos.

Por otra parte, el libre ejercicio del derecho a decidir, un referéndum democrático, exige que esa decisión se ejerza entre todos los afectados, desde el respeto a las leyes y en igualdad de condiciones y como, por ejemplo, si mi familia y yo queremos cambiar la decoración o los muebles de nuestro piso, podemos decidirlo nosotros solos pero, para hacer cambios a nivel de escalera, barrio, ciudad, en Cataluña o en España entera, la decisión la tendremos que tomar conjuntamente con todos los habitantes de cada uno de esos espacios, por lo que es injusta, ilegal e ilegítima una consulta limitada sólo a los catalanes.

El libre ejercicio del derecho a decidir, un referéndum democrático, exige que esa decisión se ejerza entre todos los afectados, desde el respeto a las leyes y en igualdad de condiciones

En cuanto a la igualdad de condiciones, es absolutamente inexistente desde el momento en el que Mas y sus cómplices se lanzaron por la pendiente del independentismo imponiendo como una necesidad y como posible lo que no es sino una aventura y una meta inalcanzable, describiéndonos como un sueño lo que sólo puede terminar siendo una pesadilla. Y para que esa quimera, minoritaria e imposible aparezca como una próxima e inminente realidad, han contado con un Gobierno autonómico que mal gobierna o no gobierna pero empleando todas sus acciones y los ingentes medios de que dispone, a imponer e impulsar su proyecto soberanista.

Dicho proyecto, además, ha contado con la colaboración de los más importantes partidos catalanes ante la indiferencia culpable de las dos principales fuerzas políticas estatales, ha contado con todo el aparato propagandístico de la televisión autonómica y demás medios públicos así como con los medios privados puestos al servicio del poder que tan generosamente les subvencionan. Se ha contado también con las organizaciones de la sociedad civil montadas a partir de las decenas de miles de activistas procedentes del funcionariado más adicto y de aquellos que detentan los numerosos cargos y carguillos que viven incrustados en las diversas instituciones gobernadas por el nacionalismo dominante.

Sobre toda esa especie de movimiento nacional es sobre el que se ha construido el truculento escenario y escrito el tragicómico guión del independentismo. Se trata de una minoría faltona y gritona, con apariencia de mayoritaria y vocación de única y excluyente ante la cual quedaríamos cinco o seis millones de catalanes formando una auténtica mayoría amordazada, imposibilitada de dar respuesta a tan antidemocrático referéndum porque no se cuenta con el apoyo del cobarde Gobierno central, ni con los partidos de ámbito estatal, ni con medios de comunicación libres, no se cuenta con los principales partidos catalanes y la sociedad civil está, en su mayoría, contaminada y controlada por los nacionalistas.

Esa es la triste realidad y el abismo al que podemos vernos abocados si no se pone pie en pared y se acaba con los chantajes nacionalistas porque está más que demostrado que todas las concesiones han sido insuficientes y bien que las hemos pagado pero la de ahora, la independencia, la pagarán durante décadas nuestros hijos y nietos, reducidos a la miseria, a mayor gloria de las élites del régimen.