Pensamiento
Y la casa sin barrer
Se está acabando el año y la casa sigue sin barrer. Artur Mas sigue en sus trece de convocar elecciones siempre y cuando, él y sólo él, lidere una candidatura unitaria. El presidente autonómico y el líder de los republicanos, Oriol Junqueras, siguen enrocados en sus posiciones y el independentismo se resiente. Junqueras no cede y exige poner “fecha a la democracia” y, para ello, “no valen condiciones de ningún tipo”. La desunión hace cundir el pánico entre sus filas. La presidenta de la ANC, Carme Forcadell, reconoce “desánimo” y la de Òmnium Cultural, Muriel Casals, se confesó “perpleja y preocupada”.
En Europa, sólo Jacques Chirac avanzó unas elecciones que se preveían adversas. Perdió. Mas puede ser el siguiente
Pasan los días y la tormenta secesionista no amaina. Con seguridad, CDC y ERC mantienen reuniones discretas para acercar posiciones. Sin embargo, del resultado de estos encuentros sólo trasluce pesimismo. Mas no despeja sus dudas sobre la convocatoria electoral. No lo hace y seguirá dejando pasar el tiempo. El día 13, martes, tiene prevista una convocatoria después de la primera reunión de su gobierno en 2015. Ese día puede anunciar un adelanto electoral. O no. Nadie lo sabe.
El presidente de la Generalidad tiene cuatro incógnitas sobre la mesa que debe despejar para decidir una convocatoria anticipada. Su acuerdo con ERC, de momento no nato; el futuro de la coalición nacionalista con Unió que sigue insistiendo en agotar la legislatura; el desasosiego que aumenta entre las filas independentistas que se sitúa en una caída de 11 puntos según la última encuesta del Centro de Estudios de Opinión, el CIS catalán; y la irrupción de Podemos en el panorama electoral que ha roto los esquemas en los que se movía la política catalana. Los de Iglesias no se sitúan en posición mayoritaria en caso de comicios autonómicos pero si irrumpen con fuerza en el Parlamento autonómico. Las encuestas les sitúan como tercera fuerza y la ansiada mayoría soberanista se queda escuálida para dar satisfacción a los diseñadores del proceso para la independencia. En Europa, sólo Jacques Chirac avanzó unas elecciones que se preveían adversas. Perdió. Mas puede ser el siguiente.
Después de dos años empujando “el proceso” siguen estando en la casilla de salida
Desde el día que Pablo Iglesias llegó a Barcelona e hizo su primer mitin, el independentismo se le ha tirado a la yugular. Primero fue lo más granado del Star System nacionalista. Pilar Rahola, Toni Albà, Toni Soler, Joel Joan y tantos otros menospreciaron al líder de la nueva formación. Su calculada ambigüedad sobre el derecho a decidir pero, sobre todo, la equiparación del soberanismo con la casta desataron una campaña en las redes sociales. Ejemplos. “Entre Mio Cid (Rajoy) y el Che (Pablo Iglesias) respecto a Cataluña hay más parecidos que diferencias. Ninguno quiere que decidamos los catalanes”. “Iglesias dice no reconocer al presidente Mas. Si quiere ser un salvapatrias, adelante, pero que no salve patrias que no son la suya”. “No somos ni de izquierdas ni de derechas. José Antonio 1933. Pablo Iglesias 2014. Viva Pablo, Arriba España”.
Después de la sorpresa inicial, los partidos soberanistas se han lanzado en tromba contra Podemos. La descalificación llega sobre todo desde Convergència pero también se apuntan las CUP y ERC. Entre sus filas empieza a calar un sentimiento de frustración. Después de dos años empujando “el proceso” siguen estando en la casilla de salida. La casa sigue sin barrer y la porquería se acumula.