Ya ha pasado el 9N y tenemos las cosas como estaban. Cataluña sigue en su propia ratonera. El soberanismo dice que la convocatoria ha sido una marea. Seguramente, marea pero baja. Han votado los soberanistas y los de Iniciativa per Cataluña. En 2012 entre todos sacaron 2.147.261 votos. Saquen cuentas. Sin embargo, no se puede pasar por alto que ha ido a votar algo más del 33% del censo. El soberanismo no es mayoritario pero marca la agenda política. Eso, sin duda.
Mas está esbozando una “lista de país” en la que aglutinaría a los más granado de los iconos nacionalistas
Con estos resultados, Mas está dispuesto a explotar el 9N. Se ha salido con la suya y la consulta se ha celebrado, mal que bien, por su empecinamiento y las trampas que le ha puesto al estado y a sus propios aliados. La última la reveló El Periódico. Joan Rigol, presidente del Pacto por el Derecho a Decidir mantuvo discretas reuniones con Pedro Arriola –asesor personal de Rajoy- y José Enrique Serrano –ex jefe de gabinete de Almunia, primero, y Zapatero, después, y diputado en el Congreso- para conseguir que la sangre no llegara al río. De alguna forma, Mas no ha roto todos los puentes. Esos que ahora necesita.
Mañana mismo enviará una carta a Rajoy para tratar los 23 temas pendientes de la última reunión celebrada en Moncloa y una fecha para un referéndum de secesión. Con este movimiento, Mas gana el tiempo que necesita para no convocar elecciones plebiscitarias con las que amagó en diversas ocasiones. La presidenta de la ANC, Carme Forcadell, se las exigió pero luego nunca más se supo. ERC, por su parte, está noqueada. Las encuestas le son propicias pero no tiene la fuerza suficiente para provocar una declaración de independencia unilateral. Por eso, Mas tiene en esta negociación la excusa para no convocar unas elecciones, cuyos resultados no le son precisamente halagüeños, y esperar tiempos mejores.
Mientras intenta agotar la legislatura seguirá tanteando la posibilidad de una lista unitaria en unos comicios autonómicos, que llamará plebiscitarios, y de paso entretener al personal y extender una cortina de humo sobre una gestión más que cuestionable. Esta unidad soberanista dista de ser una realidad porque ERC está enrocada. Junqueras no quiere ni oír hablar. Ante esta negativa, Mas está esbozando una “lista de país” en la que aglutinaría a los más granado de los iconos nacionalistas. En esta liturgia de tintes épicos dio ayer un paso adelante ofreciéndose como mártir “del pueblo catalán” cuando se ofreció a la Fiscalía como único responsable del proceso. Parecía que quería ser detenido aunque sabía, de antemano, que nadie iba a hacerlo pero se auto elevó a la categoría de mártir.
Si no quiere prorrogar el presupuesto, cosa no deseable, sólo tiene una posibilidad: enfocar la negociación con Rajoy en los límites de una reforma constitucional
En este diseño, el inquilino del Palau de la Generalidad tiene que sortear dos piedras en el zapato: Los presupuestos y las elecciones municipales. El gobierno está endeudado hasta las cejas y los más optimistas auguran recortes en el presupuesto de 2015 de algo más de 4000 millones para cumplir con los objetivos de déficit. ERC le ha dado la espalda aunque después del 9N todo es posible. Si no quiere prorrogar el presupuesto, cosa no deseable, sólo tiene una posibilidad: enfocar la negociación con Rajoy en los límites de una reforma constitucional. En este punto podría encontrarse con el apoyo del PSOE en Madrid y del PSC en Cataluña. Incluso Rajoy podría dar un balón de oxígeno convocando la Comisión de Reforma Constitucional. En caso contrario, el PSC mirará para otro lado y se quedará de nuevo sólo y llegará renqueante a unas municipales que a tenor de los datos demoscópicos CiU puede sufrir un duro correctivo. Oriol Junqueras, el líder republicano, además teoriza que en mayo de 2015 los municipios podrán declarar la independencia siguiendo el ejemplo del año 31. Hoy, día 10, seguimos en la ratonera.