Llegado el 9 de noviembre, la incertidumbre acerca de que hacer este día ha ido creciendo de forma exponencial entre los catalanes los cuales se han visto bombardeados por toda una maquinaria propagandística que utiliza los medios sufragados por todos para incitar a la participación en un proceso ilegal. Este debate ha monopolizado las conversaciones de todos los catalanes, los cuales ansían llegar al 10 de noviembre para empezar a hablar de las cosas que realmente importan a los ciudadanos como la sanidad o la educación y para poner fin al desgobierno que desde hace unos cuantos años lleva invadiendo las instituciones catalanas.
Este domingo no participaré en el sucedáneo de consulta ya que no quiero otorgar legitimidad a un proyecto que no tiene ni reglas claras, ni controles democráticos, ni censos, ni garantías
La constatación de que el proceso de participación ciudadana propugnado sobrepasaba las competencias de la Generalidad nos viene de la mano del Tribunal Constitucional, el cual dictaminó una providencia en la que, por unanimidad, se dejaban en suspenso todas las actuaciones de la Generalidad de Cataluña relativas a la convocatoria del proceso de participación ciudadana así como a los actos y actuaciones relativos a la celebración del mismo. Por si no hubiera sido suficiente con dicha constatación, el Tribunal Supremo reafirmó la tesis del Alto tribunal rechazando la petición de la Generalidad de suspender la decisión del gobierno de recurrir la convocatoria del citado proceso.
En circunstancias normales, teniendo en cuenta dichas resoluciones y entendiendo que nos encontramos en un Estado de derecho donde las instituciones emanadas de la Carta Magna tienen la obligación, igual que los ciudadanos, de acatar las resoluciones judiciales, la Generalidad hubiese suspendido la celebración de dicho sucedáneo de consulta y por lo tanto, no habría lugar a discusiones respecto si participar o no en él. En estos momentos, por el contrario, nos encontramos en una situación excepcional en la que desde el Ejecutivo catalán se ha decidido seguir con los actos preparativos al proceso de participación ciudadana y, por consecuencia, desobedecer las resoluciones de los tribunales.
En este contexto, somos los ciudadanos los que, mediante la no participación en esta obra de teatro mal formulada, tenemos que demostrar que estamos a la altura de las situaciones, explicando a nuestros gobernantes que en democracia no cabe cumplir solo las leyes y las resoluciones judiciales que nos gusten sino que se tienen que acatar todas por igual y que en caso de incumplimiento de las mismas, la fiscalía tiene que realizar las actuaciones necesarias para garantizar dicho cumplimiento y por lo tanto, el normal funcionamiento del Estado de derecho.
Teniendo en cuenta lo expuesto anteriormente, este domingo no participaré en el sucedáneo de consulta ya que no quiero otorgar legitimidad a un proyecto que no tiene ni reglas claras, ni controles democráticos, ni censos, ni garantías.