Esa fábrica de independentismo, que agrupa bajo el nombre de El Clauer a 16 entidades adobadas con nuestro dinero, como Òmnium Cultural o Fundació Catalunya Estat, acaba de clasificar a los artistas adictos al régimen invitando al ramo a que colaboren con el derecho a decidir. 80 se han sumado a la campaña creando cada uno una obra de su especialidad que han cedido al Museo Nacional de Catalunya y a las organizaciones por la independencia. En esta ocasión, el dibujante Javier Mariscal se ha sumado sin pestañear con un cártel donde se lee: Dret a Decidir. Explícito. Hace muchos años que aprendió a confundirse con el paisaje, y simular esa actitud camaleónica con la libertad.

¿Cómo es posible, se preguntarán muchos, que tanta gente creativa que suele tener criterio propio y es tan combativa con el poder establecido, se plegue a él con tanto histerismo y mayor unanimidad?

El puerta a puerta, como ven, se extiende por doquier. Ayer los poetas, ahora los artistas y cada día el puerta a puerta para camuflar en preguntas, propaganda sofista y listados de afectos y desafectos. Después vendrán clubs deportivos (el Barça se acaba de adherir), deportistas, cantantes, profesores, periodistas (tarea innecesaria) y todo gremio que pueda servir para apuntalar el delirio.

¿Cómo es posible, se preguntarán muchos, que tanta gente creativa que suele tener criterio propio y es tan combativa con el poder establecido, se plegue a él con tanto histerismo y mayor unanimidad?

En algún momento de sus biografías se han quebrado. O dicho de otro modo, se han plegado al establishment. ¿Por qué? ¡Qué más da!, ¡la venta y compra del espíritu se hace por tantas cosas y tan a menudo..! En la obra de Goethe está todo dicho.

Me ha enternecido ver entre esas creaciones donadas para ensalzar esa gran falacia del derecho a decidir, la de Javier Mariscal. Tengo razones fundadas.

En 1988, sirvió de modelo a muchos con su rectificación ante el altar del nacionalismo por haber osado profanar al Dios que lo presidía, nuestro Honorable Jordi Pujol, presidente de la Generalidad. Lo recogí en “Extranjeros en su País” cuatro años después (1992). Aquí lo transcribo tal cual:

El 29 de enero, la Crida informó que emprendería una campaña de presión al COOB para boicotear la mascota de Xavier Mariscal hasta que fuese sustituida por otra. Por una vez, los nuevos inquisidores de la sociedad catalana no tienen éxito y el COOB ratifica la elección del perrito Cobi. Pero Mariscal nunca volvería a ser el mismo. Su pasotismo ingenuo, comprendió de golpe que hasta los creadores extravagantes deben postrarse ante el altar nacionalista.

Semanas después -el 3 de febrero de 1988-, aparecía un “mea culpa” en las páginas del Avui, bajo el título “No sóc anticatalanista” que las malas lenguas aseguraron por aquel entonces, haber sido dictada por la dirección del Avui. Cuatro siglos antes, Galileo tuvo que abjurar, al dictado de la Santa Inquisición, de sus ideas heliocéntricas. Cuando vi a Mariscal por la tele, humillado, vencido… sentí escalofríos: ¡era Galileo-Galilei!

EXTRACTO ESENCIAL DE LAS DOS ABJURACIONES:

PROCESO CONTRA GALILEO GALILEI:

LA SENTENCIA:

Decimos, pronunciamos, sentenciamos que tú, denominado Galileo, por las cosas deducidas en el juicio y por ti confesadas como consta más arriba, te has convertido en… vehementemente sospechoso de herejía, es decir, de haber mantenido y creído falsas doctrinas en absolverte siempre y cuando, con el corazón sincero y no fingida fe, ante nosotros abjures, maldigas y condenes los susodichos errores y herejías…

LA ABJURACIÓN:

Yo, Galileo Galilei, hijo del difunto florentino Vicente Galilei, de setenta años de edad, comparecido personalmente ante este tribunal, y puesto de rodillas ante vosotros, los Eminentísimos y Reverendísimos señores Cardenales Inquisidores generales de la República cristiana universal, respecto de materias de herejía, con la vista puesta en los Santos Evangelios, que tengo en mis manos, declaro, que yo siempre he creído y creo ahora y que con la ayuda de Dios continuaré creyendo en lo sucesivo, todo cuanto la Santa Iglesia Católica Apostólica Romana cree, predica y enseña. Mas, por cuanto este Santo Oficio ha mandado judicialmente, que abandone la falsa opinión que he sostenido, de que el sol está en el centro del Universo e inmóvil; pero no profese, defienda, ni de cualquier manera que sea, enseñe, ni de de palabra ni por escrito, dicha doctrina, prohibida por ser contraria a las Sagradas escrituras; por cuanto yo escribí y publiqué una obra, en la cual trato de la misma doctrina condenada, y aduzco con gran eficacia argumentos en favor de ella, sin resolverla; y atendiendo a que me he hecho vehementemente sospechoso de herejía por este motivo, o sea, porque he sostenido y creído que el sol está en el centro del mundo e inmóvil y que la Tierra no está en el centro del Universo, y que se mueve.

En consecuencia, deseando remover de la mente de Vuestras Eminencias y de todos los cristianos católicos esa vehemente sospecha legítimamente concebida contra mí, con sinceridad y de corazón y fe no fingida, abjuro, maldigo y detesto los arriba mencionados errores y herejías, y en general cualquiera otros errores y sectas contrarios a la referida Santa Iglesia, y juro para lo sucesivo nunca más decir ni afirmar de palabra ni por escrito cosa alguna que pueda despertar semejante sospecha contra mí, antes por el contrario, juro denunciar cualquier hereje o persona sospechosa de herejía, de quien tenga yo noticia, a este Santo Oficio, o a los Inquisidores, o al juez eclesiástico del punto en que me halle […].

La parafernalia del lenguaje es distinta porque la época es diferente, pero la sumisión al orden establecido es idéntica.

EL MEA CULPA DE MARISCAL: “NO SOC ANTINACIONALISTA”

“[…] No sóc anticatalanista. No he sigut ni tampoc ho seré mai. Rebutjo la intolerancia i els maximalismes”.

No sóc tampoc anticatalà, com ara em volem pintar. Sóc català: aquí treballo, aquí tinc la meva casa i la meva familia. I si per catalanista s’entén estimar aquesta terra i Barcelona, la seva capital, dec ser-ho. La meva tasca profesional de tants anys així ho demostra. Estic d’acord amb la normalització lingüística, la recuperació de la catalanitat, la potenciació de la cultura d’aquest poble […] Estic encantat de viure aquí i molt a gust treballant amb les empreses del país. […] Però res d’això s’ha tingut en compte a l’hore d’interpretar unes paraules que no havia d’haver dit mai i que han estat malenteses per molts. Van ser, insisteixo, uns comentaris inoportuns i frívols. Però no hi havia cap intenció de ferir. No passava tot de ser una broma, fins i tot de mal gust, si voleu, que mai no repetiré.

COMENTARIO:

La parafernalia del lenguaje es distinta porque la época es diferente, pero la sumisión al orden establecido es idéntica.

En uno y otro caso hay lugares sagrados a los que no deben acercarse si no es para reclinarse sumisos. En el tiempo de Galileo el límite lo ponía la verdad de las Sagradas Escrituras; en el caso de Mariscal, la de los nacionalistas.

Lo más terrible de todo, -salvados los insultos, que siempre son de mal gusto- es comprobar que ni el uno ni el otro tenían el más mínimo derecho a equivocarse.



Hoy, 14 de octubre de 2014 cuando transcribo lo publicado en 1992, veo con nitidez cómo han quebrado tantas voluntades. De un pensamiento espontáneo, en un bar de Valencia, en el que traspira un rechazo transparente contra todo lo que representa el nacionalismo (“si fos per ell, [Pujol] tots hauríem de fer catalanisme, patria I aquestes coses”, pasó a plegarse al nacionalismo. Y ahora, a la estrategia de éste para colar la independencia en nombre del derecho a decidir. Cuántas renuncias íntimas durante todos estos años. Y lo peor es que seguramente se mienta, haciendo ver que lo hace en nombre de la libertad y la democracia. Eso es lo patético. Sigo sintiendo ternura, es un buen tío. Ni él, ni yo, ni tantos otros nos hemos merecido vivir bajo esta presión. Como no merecieron nuestros padres y abuelos vivir la anterior. ¿Cuándo vamos a aprender en esta España cainita a respetar la opinión de los demás sin querer alistar a los ciudadanos en rebaños? No importa cuál.

Intelectuales orgánicos, creadores orgánicos, periodistas orgánicos. Pronto habrá dos listas nítidas distribuidas en dos trincheras. La derrota definitiva del pensamiento.