Escena 1. Un ex presidente, que confesó ser evasor fiscal, acaba abroncando a los diputados tras dar unas explicaciones de risa y evitar hablar de las sospechas que recaen sobre las actividades económicas de su familia. Miren donde está la bolita, la bolita, aquí, allí, apueste cincuenta euros, no se fijen en lo que soy, y siéntanse abochornados por intentar acorralar a un patriota que da su última lección de ¿moralidad? Ah, lo siento, perdió su billete, la bolita estaba en el otro vaso.
Escena 2. Un portavoz del partido del Gobierno catalán, se dedica a enfrentarse con los portavoces de los partidos de la oposición, hace referencias a las alcantarillas del estado y les reprocha su comportamiento hacia el ex presidente evasor fiscal. Miren donde está la bolita, la bolita, aquí, allí, apueste cincuenta euros, no acosen al pobre patriota que nos gobernó y construyó la patria durante 23 años, que ustedes son unos servidores de lo más oscuro del Estado casposo español, y olviden que como diputado no le pregunto al pobre patriota sobre donde está la pasta que presuntamente puede haber sisado al gobierno al que sustento. Ah, lo siento, perdió su billete, la bolita estaba en el otro vaso.
Escena 3. Un todavía presidente de una Comunidad Autónoma, durante cuya gestión se ha producido el desmantelamiento más salvaje de los servicios públicos en toda la historia contemporánea de España y que ha utilizado el procés para intentar desviar la atención de sus problemillas personales y los de su partido, convoca la firma formal de un referéndum ilegal el día después de la comparecencia del ex presidente evasor fiscal que además le puso donde está a dedo. Miren donde está la bolita, la bolita, aquí, allí, apueste cincuenta euros, olviden que nuestro fundador se comportó ayer de forma patética ayer en el Parlament y admiren como soy un patriota de nuevo cuño que desafía al casposo Estado español con la unidad de más del 80 % del Parlament gracias a esos tontos útiles que me están echando una mano. Aunque me temo que al final los tontos útiles, o al menos el más grande, se me acabará comiendo la tostada. Igual no es tan tonto. ¿Quién lo es, pues? De momento, lo siento, perdió su billete, la bolita estaba en el otro vaso.
Escena 4. El alcalde de la capital de Cataluña se dedica a promover plenos patrióticos de apoyo a todo lo que le dice su jefe de filas, el mismo que sangra las arcas de la hacienda municipal mientras le da palmaditas en la espalda y le dice “Xavi, tú si que vales. Sigue pagando la fiesta, que cuando perdamos el Ayuntamiento va a dar igual como queden sus finanzas. Recuerda el dicho de la España opresora ‘para lo que me queda en el convento…’. Por cierto, ¿te sobran unos milloncejos para pagar un referéndum que tengo en mente y que no se acabará celebrando?”. Miren donde está la bolita, la bolita, aquí, allí, apueste cincuenta euros, vea como Barcelona es una ciudad patriota, y arruinada, que nos hemos pulido todo lo que nos dejó Hereu en la caja. Ah, lo siento, perdió su billete, la bolita estaba en el otro vaso.
Al menos Convergència ya tiene doscientos euros más para su financiación. ¡Una ronda para todos, qué pagan los Pujol! O mejor no, que cuando pagan ellos, a saber quién paga…