Pensamiento

Tritura, que algo queda

22 septiembre, 2014 08:16

Hace unos días que Montse Tura ha publicado un alegato ajustando cuentas con los dirigentes de su partido; elegidos por la mayoría de sus militantes, no se olvide. Montse Tura ha sido hasta hace ‘dos días’ una dirigente destacada del partido que ahora denuesta, el PSC. En sus listas alcanzó y ocupó muchos años la alcaldía de Mollet del Vallès, fue diputada autonómica y desempeñó las consejerías de Interior y de Justicia, en los gobiernos del Tripartito.

¿Por qué no se va de una vez y deja de proyectar porquería?

Tras leer estas páginas, subtituladas ‘Cuando el PSC abandonó el catalanismo’, percibo un despliegue de rencor con estudiado empeño por hacer daño. Vean, sino: dice de ‘su’ partido que ha olvidado su historia de ‘servicio al pueblo’ y que se comporta fanáticamente. Y “confirmada la sospecha, ahora ya resuelta, de que el ‘nou PSC’ es una escisión de aquel ideario compartido que guió la acción de los socialistas catalanes durante cerca de cuatro décadas”. Sin ser socialista, este proceder corrosivo me desazona y me parece mezquino. Dejando aparte alusiones personales concretas, que no me interesan pero de las que desconfío, tal es el descrédito que me merece, se queja de incomprensión, tristeza, decepción, y asegura que no quiere “asumir el tono agresivo de algunos compañeros que han cruzado un raya roja”. ¿Por qué no se va de una vez y deja de proyectar porquería?

En una rueda de prensa, Tura completó su faena. Dijo que no rompía el carnet porque ahora no son de cartón y son de plástico como las tarjetas visa (?) En dos ocasiones aludió a “esta expresión tan catalana” de ‘estripar’ el carnet. Este empalago lingüístico se juntó con otras letanías: “Sin consulta, sin movilización, no podrá haber la solución deseada para una mayoría creciente”. Se trata del “deseo de Cataluña de ser libre”. ¿Qué querrá decir esto? Tura deplora “la desconsideración más perversa” para Cataluña, “diluida entre 17 comunidades autónomas”. Con esta perspectiva no hay avance posible.

Su discurso se organiza en contraste abierto de nosotros y ellos, y no es bueno que siga prendiendo

Hace también una conexión implícita de los dirigentes actuales del PSC con el franquismo, el cual “se dedicaba a eso: a hacer callar, a humillar, a represaliar, a arrinconar”. Montse Tura expresa entusiasmo por la ANC: “Cada vez era más claro que el Once de Septiembre de aquel año la ciudadanía catalana saldría a la calle, convocada por la ANC y sin necesidad de mucha propaganda”; el subrayado de esta desfachatez es mío. Sus referencias a SCC son trituradoras: “Una entidad que se llama Societat Civil Catalana, pero que tiene poco de civil y que no comprende nada de la realidad de Cataluña porque le niega que sea una nación”. Se le preguntó qué le parecía que Carme Chacón fuese a Tarragona con la SCC, su respuesta fue escueta: “una equivocación”. Así el libro acaba con un “queremos ser la patria de los humanos. Pero a la vez nos debemos a Cataluña, la patria de nuestro futuro”. España, en cambio, ¡ay!: “La España espesa, la que piensa que eso de Cataluña ya se nos pasará, que tenemos el vicio de no conformarnos, la que no entiende que la historia es tozuda y nosotros todavía más, la que creyó que aceptaríamos resignadamente el portazo de la sentencia de un tribunal desprestigiado y deslegitimado, no hizo el menor movimiento inteligente para contener la fuerza que se mostraba en la calle el día 10 de julio de 2010”. ¿Por qué todo ello nos suena a frase hecha, en falsete, impersonal? ¿Por qué hablo aquí de lo que detesto? Su discurso se organiza en contraste abierto de nosotros y ellos, y no es bueno que siga prendiendo. Un íntimo amigo que vive en París me acaba de mencionar que en eso consiste el racismo cultural.

Recurro ahora al lingüista neerlandés Teun van Dijk, y repaso su conferencia Discurso y dominación, dada hace unos diez años en Bogotá. A propósito de la guerra de Irak, refería la manipulación ideológica masiva, y la tarea de polarizar entre los que están fuera del grupo y los que pertenecen a él. La cuestión es que al comprender estos “mecanismos básicos de dominación discursiva, estamos mejor equipados para analizarlos críticamente, denunciarlos y resistirlos; y, por lo tanto, para crear las condiciones para el cambio político y social que beneficiará a todos y no sólo a las elites de poder; éste es el fin último del análisis crítico del discurso”. De esto se trata.