Desde una perspectiva puramente política, el liberalismo europeo siempre ha gozado de una cierta aura de progresismo intelectual. Y es comprensible que así sea, pues el liberalismo ha hecho dos grandes aportaciones a la política y al gobierno de nuestras sociedades: primero, el concepto de libertad como derecho individual fundamental por el que el hombre rompía con su condición de siervo que existía en el sistema feudal y por el que es libre de hacer con su vida lo que le parezca oportuno, siempre y cuando no atente contra la libertad de sus conciudadanos. Y, segundo, el establecimiento de las democracias liberales (representativas) y, por ende, del concepto de Estado de Derecho donde las leyes se tienen que aprobar (siguiendo procedimientos democráticos) y cumplir con el fin de terminar con la arbitrariedad del soberano y asegurar el respeto de los derechos de los ciudadanos libres; por supuesto, junto al respeto y cumplimiento de las sentencias de los tribunales de justicia, intérpretes indispensables de las leyes y árbitros de las disputas entre ciudadanos.
El objetivo de la práctica política liberal debería ser siempre otorgar a las personas la oportunidad de conducir sus propias vidas como ellas elijan, respetando la libertad de elección de sus conciudadanos
Otra cuestión ligada al concepto de libertad individual, pero diferente desde un punto de vista político, es el liberalismo económico: el libre mercado y la propiedad privada. Este se suele asociar con una capacidad limitada de la intervención del Estado en la regulación de la economía y, por tanto, con el aumento de las desigualdades económicas y sociales entre ciudadanos. Esto es particularmente cierto en los últimos tiempos donde han surgido opciones políticas que defienden una reducción quasi maximalista tanto del presupuesto del Estado (que es el instrumento principal para la redistribución de la riqueza) como de su capacidad de intervención en la economía. Los llamados ultra liberales o neoconservadores. Y es aquí donde hay que establecer una diferenciación entre ambos conceptos: el liberalismo político (con su aura progresista de asegurar los valores de la democracia representativa y el Estado de Derecho) y el liberalismo económico (con la limitación de la intervención del Estado para corregir los efectos negativos de una libertad absoluta del mercado).
En este contexto, es muy clarificador el Manual del Partido Liberal Europeo cuando establece (páginas 17 y 18 en su versión en inglés) los siguientes elementos:1) El objetivo de la práctica política liberal debería ser siempre otorgar a las personas la oportunidad de conducir sus propias vidas como ellas elijan, respetando la libertad de elección de sus conciudadanos. La dignidad y singularidad del individuo deben siempre ser lo primero antes de otras consideraciones (como la religión, el interés económico, la nación, el estado, etc.)
2) Los detractores del liberalismo a menudo le acusan de egoísmo y desprecio de los débiles y pobres. Pero estos deben referirse a la ideología libertaria, una rama del liberalismo que considera al débil y al pobre como responsables de su propia situación y que, en cualquier caso, no es el papel del estado y del gobierno el imponer algún tipo de solidaridad y prohibir comportamientos potencialmente dañinos. Esta no es la opción del Partido Liberal porque la ideología libertaria olvida la fragilidad de determinados seres humanos y la crueldad de otros; es por ello que se necesitan leyes con el fin de asegurar que todos los seres humanos, fuertes y débiles, gozan de una oportunidad razonable de vivir sus vidas con dignidad y libertad.
3) Un partido liberal debería liderar y mostrar el camino al público en general. La solución no es seguir la moda política del momento, sino liderar la discusión política y guiar al público.
Los eurodiputados de UPyD y de Ciudadanos no se lo van a poner nada fácil a CDC dentro de ALDE si sigue con su dinámica soberanista actual. Incluso, yo me atrevería a decir que podría llegar a ser "invitada" a abandonar el grupo
En resumidas cuentas, el liberalismo político que defiende el Partido Liberal Europeo tiene como ejes de su acción: la libertad individual como derecho fundamental por encima de otras consideraciones (religión, nación, …), el respeto del Estado de Derecho, la solidaridad e intervención del estado para asegurar unos mínimos de dignidad para todos los ciudadanos, y el liderazgo político hacia la sociedad.
En este contexto, originalmente, la pertenencia de CDC al Grupo Liberal del Parlamento Europeo (ALDE) podría tener sentido, ya que era un partido que representaba un nacionalismo moderado y, aunque político, fundamentalmente cultural. Sin embargo, actualmente, no es seguro que los ejes de actuación política de CDC coincidan con los mencionados anteriormente. Primero, porque lo que prima es el concepto comunitario/colectivo del "pueblo": un pueblo con voluntad de ser nación, un colectivo con una historia, cultura y lengua común, y no como conjunto de ciudadanos iguales ante la ley tengan estos o no la voluntad de ser nación, identidades diferenciadas o hablen o quieran hablar diversas lenguas. Segundo, porque se ha adentrado en una senda que apunta al no respeto del Estado de Derecho, es decir de las leyes democráticamente aprobadas y de las sentencias de los tribunales de justicia. Tercero, porque parece querer reducir el concepto de solidaridad a los que pertenecen al pueblo (catalán) y no a los que están fuera del mismo. Y, cuarto, porque según Artur Mas sigue las indicaciones y el clamor de ese pueblo que le empuja hacia el soberanismo, lo contrario del concepto de liderazgo político hacia la ciudadanía.
Asimismo, creo que se puede afirmar que el argumento del nacionalismo catalán de pretender ir más allá del concepto tradicional de libertad individual o democracia representativa, es decir de un "radicalismo democrático" que ampararía una supuesta libertad de los pueblos (como ente colectivo) para elegir su futuro está en contradicción con el concepto mismo de libertad individual propugnado por el Partido Liberal Europeo.
Ante este panorama, yo me pregunto si CDC no debería pensarlo con detenimiento y abandonar ALDE. Claro que las alternativas no son particularmente atractivas para un partido de sus características y base electoral (centro derecha): primero, la Europa de la Libertad y la Democracia donde se integran los euroescépticos del UKIP y el Movimiento 5 Estrellas de Grillo, mala compañía para un partido que propugna una Cataluña independiente dentro de la UE; segundo, los Conservadores y Reformistas Europeos, que aunque también euroescépticos no quieren acabar con la UE (como los anteriores), sino diluir sus funciones y circunscribir el proceso de integración dentro de los límites del Mercado Único Europeo (es decir, no a la integración política dentro de una Europa federal); tercero, los Verdes y la Alianza Libre Europea, una mezcla de partidos ecologistas y partidos nacionalistas supuestamente de izquierda entre los que se encuentra ERC; cuarto, el Partido Popular Europeo donde ya se integra su compañero de coalición UDC, pero también el PP. Tampoco parece muy atractiva la opción de "no inscrito" por lo que supone de menores capacidades de influencia y financiación.
Lo que está claro es que los eurodiputados de UPyD y de Ciudadanos no se lo van a poner nada fácil a CDC dentro de ALDE si sigue con su dinámica soberanista actual. Incluso, yo me atrevería a decir que podría llegar a ser "invitada" a abandonar el grupo en un futuro.