Pensamiento

Entre todos lo mataron y él solo se murió

15 junio, 2014 11:12

El PSC se ha suicidado. Ha hecho bueno el dicho castellano de "entre todos lo mataron y él solo se murió". O sea, muchos intervienen para crear un problema y ninguno asume su responsabilidad. Por un lado, los díscolos que vivían muy bien siendo la "mosca cojonera" de la mayoría y, además, tenían un plus de buen trato por parte de los medios oficialistas del soberanismo. Ponga un crítico en su vida y tendrá una entrevista en TV3, Catalunya Ràdio, 8TV, Ara, Avui, etcétera, etcétera. Ahora perderán una parte de su protagonismo. Por otro lado, los oficialistas que en lugar de cerrar filas con su primer secretario trataban de sobrevivir a los malos tiempos criticando a su primer secretario. Han escuchado los cantos de sirena que ponían siempre en tela de juicio a Navarro. No lo defendían. Al contrario, se vestían de Bruto y arremetían por la espalda contra Julio César. El problema se les plantea ahora. No hay César. Pero tampoco alternativa.

Navarro no ha sido un líder. Ha dudado mucho y, seguramente, ha errado mucho, pero los que le han apuñalado no son conscientes del grave error que han perpetrado. Han eliminado a quien había conseguido situar al PSC ligado al PSOE en su reforma federal

Pere Navarro no ha sido un líder. Ha dudado mucho y, seguramente, ha errado mucho, pero los que le han apuñalado no son conscientes del grave error que han perpetrado. Han eliminado a un primer secretario que había conseguido, después de muchos vaivenes, situar al PSC ligado al PSOE en su reforma federal y a favor de una consulta legal y pactada que no fuera la muleta que necesitaban los nacionalistas para aumentar su tensión soberanista. De hecho, Navarro votó a favor del derecho a decidir y contra la soberanía nacional.

Ahora, abierta la veda, todos miran para otro lado. Joan Ignasi Elena, el líder de los críticos, duda en presentarse. Al sector crítico le tiemblan las piernas. Saben que van a perder. Los barones de la mayoría, aterrorizados, se refugian en sus ayuntamientos. Todos justifican su inhibición. Nadie quiere dar la cara. Sólo Núria Parlon parece que se apunta a dar el paso. Lo lamentable es que todos la aplauden porque no hay nadie más. Todos la aplauden, no vaya a ser que alguno les mire a ellos.

El PSC se ha suicidado. Lo peor es que deja huérfanos a miles de catalanes y catalanas que a pesar de todo siguen siendo progresistas, de izquierdas, catalanistas y federalistas. Excepto las ratas que se irán corriendo a los partidos soberanistas para sentirse queridos por esa "mayoría" que copa los medios de comunicación del régimen, el resto va a empezar su travesía del desierto. De momento, no hay nuevo líder. No hay nuevas ideas. No hay nuevo programa. Pero los electores socialistas seguirán ahí a la espera. El espacio socialista catalán no se ha suicidado y la gran mayoría no se llama ni Albert Batlle, ni Ferrán Mascarell, ni Toni Comín, ni Ernest Maragall, ni Jordi Martí, ni Montserrat Tura... La gran mayoría seguirá fiel a su espacio aunque ahora reine la tundra.