A finales del mes de abril tuve la oportunidad de participar en un debate con Eduardo Reyes, presidente de Súmate, asociación creada por ERC, Òmnium Cultural y otras organizaciones independentistas para difundir su mensaje populista entre el electorado castellanoparlante. El debate fue organizado por la televisión pública catalana, y un pequeño fragmento del mismo se incluyó en el programa ".CAT" que se emitió el día 24.
Otro aspecto irritante de la expresión “win-win” y del discurso del nacionalismo en general es la insistencia en presentar el conflicto que ellos mismos han creado como algo que se produce entre dos partes: por un lado Cataluña, y por otro España
El plato fuerte de dicho programa fue una entrevista con el presidente de la Generalidad. El Sr. Mas nos dio otra de sus lecciones magistrales de demagogia: una sucesión de argumentos falaces, medias verdades y eslóganes huecos, acompañada por un lenguaje corporal de autómata. Hacía tiempo que no veía una entrevista con el Sr. Mas, y volví a experimentar ese estupor que sólo personajes como él o José Luis Rodríguez Zapatero han sido capaces de causarme. Por qué personajes de cartón piedra como ellos son capaces de engañar a tantas personas, algunas de las cuales tengo por muy inteligentes, es para mí un misterio insondable.
Pues bien, en un momento de la entrevista y de una forma aparentemente espontánea, el Sr. Mas introdujo una expresión novedosa: aseguró que esperaba una solución "win-win" para el proceso catalán, gracias a la cual ni Cataluña ni España se sintieran vencedoras o perdedoras cuando todo acabe. La expresión "win-win" es típica en entornos empresariales y describe una situación en la que las dos partes de una negociación salen ganando. No es la primera vez que el Sr. Mas introduce en su lenguaje expresiones extraídas del mundo del management para darse aires de modernidad y eficacia. Recordemos, sin ir más lejos, cuando describió a su primer Gobierno autonómico como business friendly... El problema es que para los actuales dirigentes de CiU, incluyendo al Sr. Mas, la experiencia empresarial resulta desconocida o lejana. Si alguna vez entraron en una empresa o progresaron en la misma, lo hicieron como enchufados. De manera que cuando recurren a expresiones así para adornar su discurso, éstas suenan irremediablemente forzadas y acaban siendo objeto de burla.
El nacionalismo olvida y ningunea a aquella parte de los catalanes que no lo apoyan, y se esfuerza por crear una imagen de falsa unanimidad social en torno a sus planteamientos
Lo cierto es que el Sr. Mas ha puesto a su Gobierno autonómico, a su partido y me temo que a toda Cataluña en una situación de "lose-lose" (perder-perder), en la cual haga lo que haga saldremos perdiendo. Mal aconsejado por el grupo de fanáticos que lo rodea, el Sr. Mas ha quemado todas sus naves, cerrándose a sí mismo la retirada. No contento con ello, ha hecho todo lo posible por quemar también las naves del Gobierno. Sus desafíos y continuas provocaciones han causado enorme irritación y han alimentado a las fuerzas políticas que dentro y fuera del Partido Popular están en desacuerdo con la estrategia de moderación. Si realiza cualquier gesto en relación al "conflicto catalán", el Gobierno se arriesga a generar contestación interna, y a perder apoyos en toda España en beneficio de fuerzas políticas que defienden opciones radicales y soluciones drásticas.
Otro aspecto irritante de la expresión “win-win” y del discurso del nacionalismo en general es la insistencia en presentar el conflicto que ellos mismos han creado como algo que se produce entre dos partes: por un lado Cataluña, y por otro España. El nacionalismo olvida y ningunea a aquella parte de los catalanes que no lo apoyan, y se esfuerza por crear una imagen de falsa unanimidad social en torno a sus planteamientos. Sólo la inexplicable complicidad de Iniciativa per Catalunya le permite mantener las apariencias a estas alturas del “proceso”.
La solución a los problemas de los catalanes no es un win-win con otra parte llamada España, Sr. Mas, sino un único y gran WIN. Porque los intereses y los sentimientos de los catalanes y del resto de españoles están inextricablemente ligados, y lo seguirán estando en el futuro. El día que todos comprendamos eso, dentro y fuera de Cataluña, otro gallo cantará.