Pensamiento
De disyuntivas y De Carreras
El periodista libertario Henry Louis Mencken, conocido como el sabio de Baltimore, es autor de la impactante definición de demagogo como "aquel que predica doctrinas que sabe falsas a hombres que sabe idiotas". Ni ustedes ni yo queremos serlo pero tampoco que nadie nos tome por idiotas, ¿no es verdad? Por eso estamos alerta contra la demagogia, también para no incurrir nosotros en ella. "La Cataluña tolerante y cívica debe reaccionar, en lugar de callarse, mientras los fanáticos y los mediocres nos van hundiendo en una visible decadencia", escribió hace un tiempo Francesc de Carreras. Como se sabe, estamos en ello, tomando cartas en el asunto de la ciudadanía desde ángulos diversos.
La Cataluña oficial declara incompatibles ser catalanista y españolista a la vez. Sesgadamente, se identifica lo primero como patriota y lo segundo como anticatalán. Esta burda distorsión es eficaz cuando se acepta, y se cree en una unanimidad falsa
El párrafo anterior pertenece a un artículo que está incluido en el libro Paciencia e Independencia (Ariel), que Francesc de Carreras acaba de presentar. Sus artículos son cada vez más valorados y nos felicitamos de que sea así, pues representan una voz poderosa de cordura, rigor, veracidad y concordia. La publicación de este libro responde además a la viva necesidad social de rechazar la propaganda que envilece. Hace unos años no hubiera sido probable su aparición. Vivir para ver, les contaré un hecho sintomático: el filósofo Julián Marías no encontró en Barcelona ninguna editorial importante que le quisiera publicar de nuevo su Consideración de Cataluña, un libro que en 1966 había editado Aymá (sita en la calle Tuset y dirigida por J. B. Cendrós, fundador de Òmnium Cultural); se adujo que no era oportuno, políticamente se entiende; ¡ay, el 'innombrable' timonel! Salió en 1994, sin cambiar una tilde y en la editorial barcelonesa Acervo.
Volvamos al día de hoy. Somos un país normal, plural y heterogéneo. Sin embargo, la Cataluña oficial declara incompatibles ser catalanista y españolista a la vez. Sesgadamente, se identifica lo primero como patriota y lo segundo como anticatalán. Esta burda distorsión es eficaz cuando se acepta, y se cree en una unanimidad falsa. Quitarse de encima esta losa de grave prejuicio y opresión requiere usar la razón. Yo aprecio en el profesor De Carreras su preclaro conocimiento y su rotunda voluntad de no dejarse arrastrar al nacionalismo español, un 'arma protectora'. Lo que de veras importa es reconocer la realidad. Por eso quiere confiar en que Ciudadanos plantee las cuestiones políticas y sociales "con rigor, seriedad y prudencia", al margen del populismo y la demagogia.
Francesc de Carreras es un magnífico observador que no pide permiso a nadie para decir lo que piensa. La omnipresencia del retrato de Pujol durante interminables años, buscaba dar la sensación de que la Generalidad aspiraba a un Estado propio. En los últimos tiempos de presidencia de ese hombre, el intelectual catalán pedía fijarse en "la expresión de su rostro, el rictus de sus labios, la mirada lejana y desvaída, la indecisión de sus movimientos". Y atreviéndose a retratar con ironía, ha visto en Quico Homs "una mezcla de boy scout y yuppie del Maresme", a Joan Ridao como "el Buster Keaton de la política catalana: un rostro inexpresivo, permanentemente serio", y a Artur Mas –antes de su suicidio político- que "parece un chico del Club de Polo, va cogiendo el aire de haber nacido en la Cataluña catalana: pronto sabrá besar con naturalidad a las vendedoras de los mercados".
"El pujolismo –ha escrito Francesc de Carreras- se planteó al principio como un nacionalismo pragmático que, al paso de los años, fue evolucionando hacia lo que realmente era ya desde el principio: una ideología fundamentalista dispuesta a remodelar una sociedad". Y "visto con la perspectiva actual, el gobierno tripartito constituyó el mayor triunfo del pujolismo: cambiarlo todo para que nada cambie". El ya citado Mencken avisaba hace un siglo de que oír a un hombre hablar de su amor por la patria era señal de que esperaba que le pagasen por ello.
De Carreras ha pedido acabar con la ambigüedad y plantearse la alternativa que está en la calle: "¿desea usted que Cataluña se separe de España y se constituya como Estado propio o considera mejor que siga formando parte de la actual España constitucional?". Francesc tiene infinitos intereses y curiosidades más allá del monotema, como hombre progresista afirma que "la gran corrupción, la que actúa a través de tramas internacionales para el blanqueo de capitales, normalmente procedentes de ilegales y abyectos negocios, sólo puede combatirse si se eliminan los paraísos fiscales, unos territorios insólitos en el mundo de hoy que muestran la hipocresía de los Estados en la persecución de los delitos". Que cunda su ejemplo.