Pensamiento
A por un presidente tan charnego como el de EEUU
Nunca te acostarás sin saber una cosa más que pone de los nervios a los indepetrolls que patrullan las redes. Compruebo con gran satisfacción que les ha sacado de quicio una reciente intervención mía en el acto de presentación de Movimiento Ciudadano en Málaga en la que:
a) Elogié a los charnegos, quillos, inmigrantes o cualquier otra denominación racista que se les quiera aplicar a muchos españoles residentes en una parte de España llamada Cataluña.
b) Les comparé con Barack Obama, un charnego americano total (hijo de madre blanca de Kansas y de padre negro africano) de acuerdo con estos mismos estándares racistas que él mismo contribuyó a dinamitar llegando a la Casa Blanca.
Entiendo que la cuestión es sensible, más sensible de lo que a muchos nos gustaría. Ejemplo: no hace tantos meses estuve en una comida de periodistas en Madrid con Carme Chacón, una de las políticas que más me ha dado que pensar en los últimos tiempos. Debo admitir que durante años no he sido precisamente su fan. Me parecía floja, floja, floja... Yo no habría llegado al punto de llamarla "engreída y vacua", como la calificó Javier Marías. Pero sí me parecía un exponente de los brindis al sol del zapaterismo y no le veía ni pies ni cabeza a su pretensión de liderar el PSOE.
Quizás Cataluña necesita pero ya una especie de élite charnega para regenerarse, una vanguardia de mentes mestizas y abiertas
Después en cambio me interesó mucho la valentía y el desparpajo con que empezó a desmarcarse del PSC en toda esta lamentable comedia del dret a decidir. Sí, ya sé que muchos dirán o pensarán que lo hizo por mantener intactas sus aspiraciones en la política española, sacrificando las catalanas. Pero yo que vengo del mismo sitio del que viene ella, Carme, doy fe de los inmensos ovarios que hay que tener simplemente para decir lo que ella dice en el momento en que lo dice. Cuando que te escupan por la calle o en la red y te acusen de vender a tu patria y a tu mismísima madre por un plato de lentejas es lo mínimo que te puede ocurrir. Eso si no te mandan una foto tuya con una bala de verdad, como le pasó a Albert Rivera.
El discurso de Carme Chacón me interesó e ilusionó porque por primera vez alguien del establishment político se acercaba a hablar de estas cuestiones con la claridad, la valentía y la modernidad sin complejos de Albert Rivera. Ya he dicho que estuve en una comida de periodistas con Chacón en Madrid. Llevada por un impulso, comenté en voz alta lo que llevaba ya tiempo pensando: que quizás Cataluña necesita pero ya una especie de élite charnega para regenerarse. Una vanguardia de mentes mestizas y abiertas, capaz de tener más Cataluñas (y más Españas) en la cabeza de las que caben en los prejuicios y en los partidos políticos de toda la vida.
Y va la Chacón y se me medio ofende. "Eh, que yo soy catalana", me protestó. Interpretó que yo la había llamado charnega en el peor sentido. ¿Por qué? ¿Porque ella me conoció escribiendo en el Avui y pensaba lo peor de mí? ¿O porque sin darse cuenta había interiorizado pues eso, que ser charnego, mestizo, etc., es malo o por lo menos puede merecer un apunte despectivo?
Que no, Carme, que no. Que no era això. Que yo lo que hacía era pedir refuerzos, ayuda, amplitud de miras. Para reconstruir esa nobleza que una vez Cataluña tuvo y de la que en mi opinión hoy en día carece. Sin sus charnegos Cataluña sería a día de hoy una meadita de gato, como también dije en Málaga. ¿Por qué Albert Rivera me entendió a la primera y tú no? ¿Igual por lo mismo por lo que Barack Obama derrotó a Hillary Clinton a pesar de tener mucha menos experiencia que ella?