Pensamiento

No hay uno sin dos

10 febrero, 2014 08:19

Balcones y muñecas. El azar ha querido que en ambos casos yo estuviera allí. O sea, en la ciudad. En la de Barcelona el 4 de octubre de 1997, y en la de Palma de Mallorca el 8 de febrero de 2014. Recuerdo que en 1997 los balcones de los pisos particulares situados frente a la catedral barcelonesa cotizaban al alza; la boda de una infanta de España con un reputado balonmanista —del Barça y de la selección, dos en uno— bien merecía el dispendio. El pasado sábado los balcones que daban a la rampa que lleva a los juzgados de Palma también subieron de precio; la entrada de la infanta en el mismo juzgado donde ya había declarado por dos veces su marido, el otrora balonmanista de pro, «ho pagava», como dicen los mallorquines. Puestos a repetir, tampoco faltaron en esta ocasión los muñecos. Sólo que la feliz pareja de novios de antaño ha dejado paso a esa cabeza rubia de muñeca sin cuerpo que la turba enarbolaba en las inmediaciones del juzgado, quién sabe si deseosa de recuperar aquellos tiempos en que la guillotina funcionaba a destajo, o los más recientes y patrióticos de las sacas, los paseos y el tiro en la nuca.

Dos candidatos, dos. La ejecutiva de Ciudadanos ha propuesto a Javier Nart y a Juan Carlos Girauta como números 1 y 2, respectivamente, de la candidatura a las elecciones europeas del próximo 25 de mayo. Ahora serán los militantes del partido quienes refrenden o no la propuesta, aunque nadie duda de que esta va a salir adelante. Lo que es yo, no alcanzo a comprender por qué tantas formaciones políticas optan por un perfil intelectual a la hora de elegir a su portavoz en Europa: Sosa Wagner en UPyD —y por segunda vez—, Terricabras en ERC, Nart y Girauta en Ciudadanos. En otras palabras, no alcanzo a comprender por qué en Europa sí valen y en España, en cambio, su valor decrece. ¿Será que en Estrasburgo y Bruselas se requiere un nivel distinto para ejercer la política? Con todo, no es eso lo que más me intriga de la propuesta de Ciudadanos, sino la dupla. Esto es, por qué razón dos intelectuales y no uno, como los demás. ¿Será que el partido tiene dos almas y no existe fórmula mejor para que ambas estén representadas —siempre y cuando los votantes respondan, claro está—? Tal vez. Pero, tratándose de Europa, donde la política exterior cobra sin duda un relieve mucho mayor que en nuestro país, me pregunto qué posición va a adoptar la formación, pongamos por caso, con relación al conflicto de Oriente Próximo y, en general, a todo cuanto atañe al antisemitismo, dadas las posturas manifiestamente encontradas que tienen ambos candidatos sobre el particular.

Síes y noes. El Gobierno de Artur Mas parece decidido a complicarse la vida y, en consecuencia, a complicárnosla a los demás. En este sentido, qué quieren, las cosas serían mucho más simples si gobernara ERC. También mucho más radicales, por supuesto, pero al menos ganaríamos en claridad. Así, con un gobierno de ERC nos habríamos ahorrado, por ejemplo, esa doble pregunta para una hipotética consulta, acaso una de las formulaciones más grotescas jamás ideadas de un supuesto deseo de independencia, sólo superada, en su ridiculez, por esos internautas que deponen comentarios en las redes sociales añadiendo a su nombre o alias un infantiloide «sí-sí». Y nos habríamos ahorrado asimismo la imagen de un consejero de Presidencia proponiendo, aparte de una doble pregunta, una doble consulta, con la particularidad de que el segundo de estos referendos —para el que no ha sugerido, por cierto, un sistema híbrido de pregunta-respuesta, como en el caso del primero, aunque todo se andará— debería tener, a su juicio, como sujeto de soberanía al conjunto del pueblo español. Suerte que, como recordaba Girauta ayer en Abc, el presidente del Gobierno de España ya dijo «no» a cualquier consulta en la convención del PP catalán. Y no una vez, sino dos, claro.