Aquella sentencia con que Catón el Viejo finalizaba los discursos en el Senado romano: "Cartago delenda est", Cartago debe ser destruida, resuena, hoy dirigida al PSC, allá donde se hable de política catalana.
Son tan falaces que ocultan, si no niegan, la función social integradora que ha desarrollado el PSC, y que tendrá que reprender para recuperar la tierra calcinada que dejará la derecha
Una línea roja ha sido cruzada con irresponsable indiferencia: el odio, un sentimiento profundo de malevolencia, ha entrado en la contienda política. Ningún partido habrá sido últimamente tan maltratado, despreciado, escarnecido, odiado como el PSC. Todos los epítetos injuriosos, insidias, tretas de juego sucio le caen encima.
El diario en catalán más subvencionado, más antisocialista, le dedica portada tras portada, y "crisis", "roto", "escindido"… adjetivan los titulares. El director del diario se desgañita literariamente, "No os vayáis, díscolos", "Dejad que os expulsen". Ya no se les tilda de disidentes, díscolos es más suave, menos negativo; así resulta más fácil abrirles de par en par los micrófonos, los platós, las páginas de los diarios para que se explayen, mientras la posición mayoritaria de la dirección del partido es ignorada o tergiversada.Al PSC le hacen la "pinza". Una de las piezas a manera de mandíbula la forman PPC y C’s, la otra CIU, ERC y las ovejas descarriadas de ICV. Igual como aquella pinza que promovió Julio Anguita con la complicidad de José María Aznar, IU y PP atenazando al PSOE.
El odio es un pósito que se va acumulando. El odio contra el PSC se ha inflamado ahora, pero viene de lejos, se ha ido incubando desde mucho antes de la controversia sobre "el derecho a decidir". La derecha nacionalista catalana ha visto siempre al PSC como un cuerpo extraño, molesto como tener una mota en un ojo. ¿Cómo podía representar a Cataluña un tal Pepe Montilla? El PSC se habría deslizado por los intersticios de la historia y habría ocupado puestos que no eran para él, un parvenu de la política, en definitiva.
Podría ser que se equivocasen en los cálculos y que fuese el PSC quien viera premiada su sensatez
Son tan falaces que ocultan, si no niegan, la función social integradora que ha desarrollado el PSC, y que tendrá que reprender para recuperar la tierra calcinada que dejará la derecha. Entre todos lo amordazan, por todos los medios en todos los medios públicos y subvencionados impiden o dificultan que pasen sus mensajes sobre la situación social y sobre el federalismo, al tiempo que sumergen la población en un océano mediático de soberanismo.
Creen que ahora es el momento de darle la puntilla y de rebote darla al PSOE. Los de la "pinza" se preparan para el reparto de los despojos: tantos votos ex PSC para mí, tantos para ti. Podría ser que se equivocasen en los cálculos y que fuese el PSC quien viera premiada su sensatez.
Cuando se recupere la cordura, comience una catarsis colectiva, se reconduzcan las frustraciones, empiece la regeneración democrática y se destierre el odio de la contienda política, si todo ello es todavía posible, una de las muchas cosas que se tendrán que hacer a guisa de reparación moral será la rehabilitación del papel histórico del PSC.