Van pasando los meses y va aumentando la hegemonía ideológica y política del discurso independentista de los nacionalistas catalanes del centro derecha (CiU), de ERC y del sectores nacionalistas del PSC e ICV. Mientras tanto, PSC e ICV están casi desaparecidos. Si algo dicen es referido a cuestiones procedimentales respecto a la consulta y dejando todo el campo ideológico, político y cultural a la derecha como si, en el supuesto de que se realice o no la consulta, no hubiera una responsabilidad política y un trabajo a hacer para ofrecer información, facilitar el debate y crear opinión entre la ciudadanía.
Después de la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto, de las continuadas ofensivas del PP en materia lingüística y en la situación de crisis actual, ha habido un desconcierto en la izquierda, plasmado en los resultados electorales. Hay que reaccionar y extender el debate político. Propongo la consideración de cuatro aspectos.
Aspectos jurídicos. No hay que ir, en la lectura de la Constitución, más allá del dos primeros artículos, el artículo 2: "La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación Española...", también el artículo 1.2: "la soberania nacional reside en el pueblo español...". Se podrían leer otros, también importantes, como los correspondientes a los títulos VIII e IX.
Se va perfilando que los estados miembros de la UE "vean con preocupación", como ha dicho el presidente de la Generalidad, la independencia de Cataluña
Cualquier ciudadano tecleando en un buscador de internet "Tratado de la Unión Europea" puede leer en su articulado: Art. 4.2 "la UE... respetará las funciones esenciales de los estados especialmente las que tienen por objeto garantizar su integridad territorial..."; Art. 49 (sobre nuevos miembros) "...el Estado solicitante se dirigirá al Consejo que se pronunciará por unanimidad..."; y el Art. 52 (de países donde se aplicará) "los tratados se aplicarán... (entre otros) al reino de España...".
Se desprende del Tratado de la Unión que tanto España cómo cualquier otro país de la UE puede vetar el ingreso de Cataluña a la UE y que, por lo tanto, esta quedaría fuera de la Unión. Se va perfilando, además, que los estados miembros de la UE, viendo los problemas que comporta para el statu quo actual de las naciones la hipotética aparición de tensiones nacionalistas en otros países, "vean con preocupación", como ha dicho el presidente de la Generalidad, la independencia de Cataluña.
Aspectos económicos. Las balanzas fiscales es uno de los aspectos en que hay un mayor consenso en Cataluña de que hace falta una revisión que permita una financiación más justa. Al mismo tiempo tenemos poca información sobre las alternativas en un tema complicado y complejo que se nos escapa a la mayoría de ciudadanos. Temas metodológicos como el "flujo monetario", o "el método de carga-beneficio", con informaciones que provienen del Gobierno del Estado en 2008 (datos de 2005 y con un compromiso aprobado por el Parlamento del Estado de hacerlas públicas cada tres años); (acuerdos del PSOE, ERC, ICV y CiU en la anterior legislatura); estudios al respecto de la Fundación BBVA y del Instituto de Estudios Económicos ("La cuestión catalana hoy") entre otros, y datos sobre las balanzas fiscales publicadas por la Generalidad en 2012 y 2013 (en este caso determinan el déficit en el 8,4% y el 8,5%, respectivamente, sobre el PIB de Cataluña en 2009 y 2010 calculados por el método del flujo monetario neutralizado, método contestado por parcial desde varios medios de comunicación); son conceptos no explicados o exagerados que no ayudan a la comprensión de este problema.
Las balanzas comerciales con el resto de España son favorables en Cataluña (23 % al 2011). Desde cuándo hay que correr el riesgo que puede comportar perder mercado, un mercado importante como es el del resto de España
Habrá que conocer opiniones y alternativas razonadas al actual régimen: qué porcentajes serían admisibles entre la contribución fiscal de Cataluña (impuestos individuales de los ciudadanos y de las empresas, sobre el consumo, de las cuotas de la seguridad social, etc.) y los retornos (porcentajes en el IRPF, el IVA, la financiación de servicios, de infraestructuras, etc.?). ¿Qué coeficientes correctores serían de aplicación? ¿qué el porcentaje de "solidaridad"?, etc.
Otros aspectos económicos (no todo son las balanzas fiscales). Cuando se habla últimamente de las relaciones económicas de Cataluña y España sólo se mencionan las balanzas fiscales, pero la relación y la interrelación económica es compleja, antigua y fuerte. Vemos algunos aspectos.
El comercio de Cataluña tiene un destino aproximado del 50% al resto de España (47% al 2011) y el resto al extranjero (recordamos que son todos los estados del mundo). El volumen del mercado español es muy grande, aunque el presidente de la Generalidad le quite importancia, en declaraciones publicadas "para reducir la dependencia de España en la producción de bienes".
Las balanzas comerciales con el resto de España son favorables en Cataluña (23 % al 2011). Desde cuándo hay que correr el riesgo que puede comportar perder mercado, un mercado importante como es el del resto de España.
Un caso particular de lo anterior son los intereses de las grandes empresas catalanas que tienen clientes en el mercado español, y a las que la independencia podría sustraer beneficios, como la gran patronal ha manifestado públicamente. Pero también la independencia afectaría a otras empresas pequeñas y medianas y a la ocupación de los trabajadores en Cataluña.
De siempre, desde sectores nacionalistas, se ha destacado la importancia de contar con una banca catalana. Pues bien, las más importantes actualmente, CaixaBank (la Caixa) y el Banco de Sabadell vehiculan ahorros de ciudadanos del resto del Estado que actualmente refuerzan la economía catalana.
Y aspectos financieros: la inversión extranjera, la financiación de la deuda propia de Cataluña y la parte que pueda corresponder a Cataluña de la deuda de España en el caso de la independencia. En todos los casos es necesaria la confianza de los mercados. Y finalmente uno referido a las grandes infraestructuras como el Corredor del Mediterráneo, controvertido por la opacidad y las presiones políticas suscitadas hasta ahora, que necesitan de acuerdos y de la financiación de la Unión Europea y de España.
Se puede apreciar en las conversaciones, sean de compañeros, amigos o familiares, que el tono de voz se ha vuelto más encrespado y en otros casos la opción es la de callar o no hablar sobre este tema
De la convivencia de los ciudadanos de Cataluña. Desde la publicación del libro "Los otros catalanes" de Francesc Candel, del que pronto se cumplirán cincuenta años, muchos han sido los cambios económicos y sociales. El análisis sociológico que se pueda hacer de la población inmigrante de ahora es diferente al de entonces. Aunque una parte de la población inmigrante haya muerto, continúan sus hijos. Hasta ahora -con una influencia positiva de la política del PSUC, a su tiempo, y del PSC- se ha conseguido una integración a la cultura y a la vida en Cataluña de los inmigrantes y de sus hijos sin demasiadas tensiones. Cuando luchábamos contra la dictadura, queríamos una sola comunidad en Cataluña, deseo ejemplificado en la frase "es catalán todo el que vive y trabaja en Cataluña" y así se tradujo en el consenso de la Asamblea de Cataluña, de la Constitución y del Estatuto.
Desde antes de la muerte del dictador la izquierda hablaba, y era "doctrina" del PSUC, del "catalanismo popular" en que todos éramos o podíamos considerarnos catalanes (y se luchaba para incorporar la legua catalana al máximo de población, principalmente en la escuela) al mismo tiempo que no se discutían los sentimientos de pertenencia de los que habían llegado. Inmigración venida para ganarse la vida -es cierto- pero que tanto ha contribuido al desarrollo de Cataluña, y que ha soportado sobre sus espaldas buena parte de la explotación capitalista y de la especulación que aquí se ha dado y que ha tenido como beneficiarios principales a la burguesía.
Ha sido después de la sentencia del Tribunal Constitucional y de las provocaciones del nacionalismo español cuando ha aumentado la movilización nacionalista y la proliferación de entidades, que reciben el apoyo del Gobierno autonómico, la televisión, la radio y la prensa (en papel y electrónica). Se puede hablar de una hegemonía cultural del independentismo y es evidente que en una buena parte de las clases medias y profesionales ha calado con fuerza esta ideología.
Se puede apreciar en las conversaciones, sean de compañeros, amigos o familiares, que el tono de voz se ha vuelto más encrespado y en otros casos la opción es la de callar o no hablar sobre este tema. En alguna de estas conversaciones, sea por el tono o por los argumentos expuestos, parece que sólo pueda haber un tipo de catalanismo, un catalanismo único, el del catalanismo independentista.
Aspectos políticos. Las noticias cotidianas, "la actualidad", poco tienen que ver con la reflexión del que hace falta y habrá que hacer. Estamos en una campaña electoral permanente en que todo si vale, las medias verdades o las mentiras, las declaraciones y las fotos para los titulares de los telediarios o diarios.
La Constitución española, como antes se ha dicho, no permite la separación de Cataluña de España. El PP impedirá, previsiblemente, la consulta y los pasos que pudieran llevar hacia la independencia. El PSOE no irá más allá, sin quiterle importancia a la propuesta de modificar la Constitución en un sentido federal, respecto a las propuestas del nacionalismo catalán. La opción independentista chocará con los dos grandes partidos españoles.
El Tratado de la Unión Europea no permite ni permitirá la asociación de una Cataluña independiente a Europa. El presidente de UDC, en un gesto que le honra por decir la verdad, lo ha dicho claramente "quedaríamos fuera de la Unión".
Pasamos a un segundo bloque de temas, el que tiene que ver con los posibles referéndums bien sea del derecho a decidir o uno hipotético posterior de autodeterminación de los catalanes; o de todos los españoles sobre Cataluña. Previsiblemente ninguno de los tres referéndums tendrá lugar, a juzgar por la actitud del Gobierno del Partido Popular apoyándose en la Constitución y en el Tribunal Constitucional.
Hay que evitar "el choque de trenes" entre el nacionalismo independentista catalán y el nacionalismo español que puede arrastrar en poco tiempo a una parte de la ciudadanía a enfrentamientos
Descartados los referéndums queda la convocatoria de elecciones denominadas "plebiscitarias" con programas independentistas de los partidos que así se manifiesten, aún en la hipótesis de conseguir mayoría difícilmente llegarían al consenso para la proclamación de la independencia en sede parlamentaria, porque buena parte del electorado de CiU será contrario a esta alternativa si se plantea de una forma directa (ahora sí con una pregunta clara), difícilmente CiU tomará esta alternativa que les llevará a perder la iniciativa de la negociación posterior con el Estado.
Volviendo al día a día, en Cataluña, cada día se está afianzando una línea divisoria -como en todos los conflictos civiles- en que las personas o bien se colocan, ellas mismas, en un lado o en el otro de la línea o las circunstancias políticas, económicas, y los otros, nos sitúan también en uno u otro lado de esta línea divisoria de separación.
Hay que evitar "el choque de trenes" entre el nacionalismo independentista catalán y el nacionalismo español que puede arrastrar en poco tiempo a una parte de la ciudadanía a enfrentamientos, escondiendo los problemas reales y agravándolos, en beneficio electoral de los partidos situados en los extremos, ERC en Cataluña y el PP en el Estado español.
La necesidad de negociar. La ruta no tiene que ser la que marcan Convergència y ERC ni el nacionalismo español. Hace falta, en la actual crisis (con el paro desbocado y en mayor proporción entre la juventud, de carencia de crecimiento, de crisis bancaria y falta de crédito para las empresas, de recortes sociales, de financiación de la deuda bancaria, etc.) también de crisis de las instituciones y de los partido políticos, de la corrupción que afecta a Cataluña y al resto del Estado, construir unos grandes acuerdos, con un espíritu de consenso similar a los que alimentaron los grandes pactos de la transición de la dictadura a la democracia (Asamblea de Cataluña, Constitución, Estatuto, Acuerdos de la Moncloa).
Consenso de los partidos políticos y de las fuerzas sociales para determinar las políticas económicas, sociales, de un nuevo pacto fiscal, de regeneración democrática y de un nuevo diseño constitucional federal. Camino difícil pero que sin duda tendrá una proporción importante, de la ciudadanía catalana y española, que apoyará a los que promuevan una negociación sería.