No hace mucho escribí un artículo de opinión, titulado: "En los próximos días cambiará la escenografía política", y así sucedió, aunque todavía a algún líder del PP le tiren más las fobias que la cordura o sencillamente no acudió a la ejecutiva de la calle Génova, y se perdió esta lección.
El PP ha cambiado porque sabe que no se puede presentar a unas futuras elecciones con un capazo de insultos, mentiras y casos judiciales por corrupción abiertos, e intenta que el tiempo borre su calamitosa gestión haciendo una cosa que sabe realizar muy bien: mentir. Tal es así que pretende transformar sus fracasos en éxitos.
Supongo que el señor Montoro, conocedor de la importancia de esta situación, porque tonto, tonto, lo que se dice tonto, no es, ha dicho ahora que debe de comenzar la segunda fase y pasar del "dejemos que el país se destruya" al ahora "lo reconstruiremos", y ha comenzado a lanzar mensajes de las mejoras financieras, que no de economía real, basándose en que la prima de riesgo ha bajado, en que la bolsa sube, en que los bancos y las Sicav cada día ganan más dinero. Sin embargo, los ciudadanos no tienen esa percepción, sino todo al contrario, cada día ven que son más pobres, que cada día se destruye más empleo, que cada día más jóvenes abandonan España para ir a buscar más allá de nuestras fronteras un empleo aunque sea de los denominados mini jobs.
En CiU defienden a capa y espada a su tesorero y califican su conducta de "irreprochable" negando las comisiones recibidas
Para este cambio de postura, se hace necesario que delfines y encausados retiren querellas y demandas criminales, algunos no llegaron a ponerlas, todas ellas puestas por difamación y contra el honor. Bárcenas se ha ganado una bien merecida fama de corrupto, por tanto es la tapadera perfecta, hay que ir contra él, olvidándose de que fue el tesorero sobre el cual llovían toda clase de halagos y parabienes, de ahí que el rumbo de las querellas como las de María Dolores de Cospedal se centren en este personaje y la ciudadanía se olvide de las responsabilidades políticas.
Claro, que, el paralelismo de sus colegas nacionalistas, con los que están enfrentados a causa de las lindes del territorio español, siguen sus pautas, Convergència Democràtica de Catalunya, con motivo del dictamen del caso Palau o Millet, como ustedes prefieran, hace lo propio al igual que el PP: defienden a capa y espada a su tesorero y califican su conducta de "irreprochable" negando las comisiones recibidas, a pesar de que el juez instructor del caso trata a estos como parte de una trama criminal. También estos pusieron las correspondientes querellas, solo hay que recordar las dirigidas contra el periódico El Mundo, por la información dada por este sobre cuentas en Suiza de Pujol, Mas y Puig.
Esta afirmación que hago de organización criminal está explicitada por el juez en su auto que literalmente dice:
"Los imputados Jaume Camps y Daniel Osácar Escrig, por parte de CDC, esta formación política recibió de Ferrovial Agroman, S.A bajo el encubrimiento de donaciones que por concepto de patrocinio dicha empresa hizo a la Fundación Privada Orfeo Catalá-Palau de la Música, sumas de dinero que no obedecían a la libertad del donante sino al pago de comisiones por obra pública adjudicada a dicha constructora por el Gobierno de la Generalidad de Cataluña y por entidades públicas que adjudicaron la obra pública".
Supongo que ahora se entenderá mejor por qué los nacionalistas siguen vendiendo independentismo. Claro, que, visto su proceder desde la época de Banca Catalana, pasando por los Lluís Prenafeta, Joan Valvé, Joan Hortalà, Macià Alavedra, Cullell, Subirá, Xavier Crespo o el mismo hijo de Pujol -Oriol Pujol-, todos ellos imputados en distintas causas, próximos al Gobierno de Convergència, les sugiere una salida hacia delante o mejor dicho a ninguna parte, que evite nuevamente sus responsabilidades políticas. ¡Cualquiera les vuelve a dar la responsabilidad de gobernar, cuando realmente estos dirigentes políticos deberían estar en la cárcel!
Desagraciadamente, los dos partidos de gobierno, uno en el Gobierno del Estado (PP) y el otro en el Gobierno autonómico de Cataluña (CiU) son un exponente de la malversación, del cohecho, de la apropiación indebida y de la financiación ilegal. A diferencia de los dirigentes del PP, los de CiU en lugar de intentar cambiar han optado por más independentismo y anuncian un referéndum con su pregunta y todo, a sabiendas que nunca se hará.
Acabarán por declararse victimas del Gobierno español, muy posiblemente desde la cárcel, si se atreven finalmente a convocar el referéndum anticonstitucional y esta vez no por chorizos, esto quedaría muy mal para la historia, sino que acabarían como nuevos mártires en defensa de la Cataluña que se inventaron. Más le vale a unos y a otros que ejemplaricen la vida política, que apliquen esos código éticos, de los que tanto presumen pero que no llevan a efecto y se dediquen a la generación de empleo.