"Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con disfraces de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis".

Mateo 7,15 (Sermón de la Montaña)

Por sus frutos y por sus obras. Ya los vamos conociendo. Algunos, cómodamente sentados en consejos de administración de ciertas entidades bancarias, han cometido la felonía de utilizar el dinero público para incrementar sus ya desorbitadas retribuciones y, en el colmo de la desvergüenza, afirman que todo eso se hizo legalmente y con la noble intención de "retener talento". ¡Claro que retuvieron talento! El talento necesario que hay que tener para estafar a todos los ciudadanos; un talento y una desvergüenza sin límites y sin fronteras.

Ahora, probablemente envidiosos de las nobles motivaciones de sus compinches de la banca, son los prohombres de la sanidad los que seguramente movidos por finalidades similares, han decidido también incrementar sus retribuciones. Los altos cargos de la sanidad pública catalana, cansados de tanta contención del gasto, han decidido poner fin a esa actividad recortadora pero, como buenos cristianos, aplicando el conocido principio de que "la caridad bien entendida empieza por uno mismo". Después de imponer salvajes recortes salariales a todos los profesionales del sector que, en algunos centros, superan el 40% de disminución retributiva, han decidido blindar el sueldo de los máximos responsables del desastre sanitario que sigue asolando Cataluña.

Pretenden hacerlo burlando de forma descarada sus propias normas; las normas que han impuesto a los profesionales, que son los únicos que aportan valor al sistema sanitario. Esas normas impiden a los trabajadores del sector sanitario público y concertado la percepción de complementos variables, que es la forma como se habían incrementado mínimamente las retribuciones de los profesionales a finales del primer decenio de este siglo. Nuestros magníficos dirigentes han advertido que sus retribuciones variables, que oscilaban entre un 10 y un 15%, han hecho disminuir sus salarios -aunque en mucho menor grado que los de sus vasallos- y para poder deshacer tamaño entuerto han decidido reducir esa parte variable de sus generosas retribuciones y convertirla en salario fijo, para que no se vea afectada por sus propias normas. ¡Qué listos son! Y, sobre todo, ¡qué sinvergüenzas!

En un hospital han dejado de abonar una paga anual a los facultativos del centro aun y conociendo que esa paga es salarial y sabiendo perfectamente que carece de relación alguna con objetivos variables

Un portavoz del departamento de Salud ha afirmado que esos pobres directivos han sufrido un decremento importante en sus salarios, y se ha atrevido a decir que ese decremento es superior al del resto de los trabajadores del sector, por lo que se considera apropiado que recuperen parte del recorte que han sufrido en el año 2012 con la finalidad de equipararlos al resto de trabajadores. Debe recordarse que los sueldos de los altos cargos del CatSalut no son públicos, aunque algunos de los que se conocen superan los 80.000 euros anuales.

Pero el sistema sanitario catalán tiene discípulos aventajados en el arte de la mentira y del engaño perpetuos. Ese trasvase de retribuciones variables a salario fijo, con las nobles finalidades ya expuestas, hace tiempo que se está aplicando en algunos centros hospitalarios de Cataluña, exclusivamente ¡claro está! respecto a sus nobles directivos que, como nuestros preclaros gobernantes, todo lo hacen por Cataluña... pero pasando por sus bolsillos.

Para todo esto tendrán mil variadas explicaciones intentando justificar lo injustificable. Pretenden que sirvan para ellos, pero no las aplican a nadie más. En un hospital de Barcelona, algunos de esos aventajados discípulos, han dejado de abonar una paga anual a los facultativos del centro aun y conociendo que, por sentencia judicial, esa paga es exclusivamente salarial y sabiendo perfectamente que carece de relación alguna con objetivos, productividad o cualquier concepto análogo que pueda ser considerado como variable. Esa sola paga supone una merma salarial superior al 7%, que debe sumarse al resto de recortes impuestos en todo el sector, llegando a superar el 40% de disminución salarial.

Es de suponer que esta ejemplar conducta distributiva del esfuerzo salarial será adoptada de inmediato por otros departamentos e incluso podrá exportarse más allá de los límites del Principado. Los rufianes no tienen fronteras ni conocen de banderas.