Pensamiento
Las mentiras
Las primeras horas de la Diada nos ha dejado varias perlas. La primera, en el discurso del presidente autonómico. No sólo se enmendaba a sí mismo la plana diciendo "dónde dije digo, digo Diego". Artur Mas afirmó, sin despeinarse, que en 2014 habrá consulta. No dijo absolutamente nada de que fuera pactada con el Estado. La apretada de ERC y la Assemblea Nacional Catalana (ANC) le hizo recular sobre sus pasos.
Pero no se quedó ahí. En su discurso camufló la independencia con un sucedáneo de Estado propio. Volvió a marear esa perdiz a la que nos tiene acostumbrados. No desveló ni sus conversaciones con Rajoy ni el contenido de la pregunta. O preguntas. No lo hizo, quizás, para no exacerbar los ánimos, ya calentitos, de ERC. Conclusión: Mas, en su discurso institucional, mantuvo su particular Día de la Marmota.
Sin embargo, quiso poner salsa en los ánimos patrióticos. Dejó claro que los catalanes no partidarios de la transición nacional son catalanes de segunda. Siguió arrogándose la representación de todos los catalanes y confundió libertad con independencia. Llevó al estrellato la mentira nacionalista. Señor Mas, no vivimos en una dictadura. España es una democracia. Mejorable, sin duda, pero democracia. ¿Existe un conflicto político? También, sin duda, pero la solución no pasa sólo por la independencia. Hay otras opciones tan democráticas como la que él defiende. Mas pretende llevar a los altares del nacionalismo la creencia de que los no independentistas son antidemócratas.
La mentira sigue creciendo con boutades como la del "republicalismo monárquico" que acuñó el consejero de (in)Cultura, Ferran Mascarell. O la del líder de las juventudes de Unió que, deslumbrado por el aquelarre del Fossar de les Moreres, dijo que en 1714 nos "quitaron las libertades por las armas". La historia sólo la reescriben las dictaduras. Los que expulsan a los discrepantes por no claudicar al pensamiento imperante también se llaman dictaduras. Las mentiras por mucho repetirlas no se convierten en verdades.