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Manel Manchón opina sobre el posible retorno de Puigdemont

Manel Manchón opina sobre el posible retorno de Puigdemont Fotomontaje CG

Zona Franca

Que venga ya Puigdemont para irse luego a su casa

"Sería importante que se abandone la hipocresía que existe sobre la figura de Puigdemont. A veces lo coyuntural, la necesidad perentoria –la investidura de Pedro Sánchez—, puede resultar positivo para la salud del sistema"

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Carles Puigdemont podría volver muy pronto a Cataluña. Y será positivo que así sea. Para todos y por muchos motivos. Después de ocho años de aquel otoño caliente y peligroso de 2017, ya sería hora de replantear las cosas.

El abogado general del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), Dean Spielmann, ha avalado los aspectos centrales de la Ley de Amnistía. Y en porcentajes cercanos al 80%, las sentencias del TJUE suelen seguir la misma línea que defiende el abogado general.

En los próximos meses, por tanto, Carles Puigdemont podría pisar territorio español y pasar a ser un ciudadano más con todos los derechos.

Habrá a quien no le guste la Ley de Amnistía. Habrá quien piense que el PSOE de Pedro Sánchez nunca debió transigir con esa petición de Junts per Catalunya para lograr la investidura como presidente del Gobierno. Sí, hay motivos para pensar así. Pero una vez tomada esa decisión, lo cierto es que al propio sistema político español le conviene que todos puedan volver al tablero.

El principal beneficiario será el partido de Puigdemont. Junts per Catalunya lleva muchos meses a la deriva. El empuje de Aliança Catalana en buena parte del territorio catalán que había sido un feudo de la vieja Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) ha desorientado por completo a la actual dirección de Junts. Y ésta no podrá tomar ninguna decisión seria hasta que se despeje la principal incógnita: el futuro de Puigdemont.

El expresident, desde el punto de vista electoral, ya no es un gran activo electoral. Perdió las elecciones frente al socialista Salvador Illa. Pero el hecho de permanecer en Waterloo, sin poder entrar en España por la presión del Tribunal Supremo, que no quiso aceptar la Ley de Amnistía, ha impedido a Junts rehacer su estrategia.

Por eso la vuelta de Puigdemont, --su abogado habla de febrero o marzo de 2026— debería implicar, de hecho, su final como principal figura pública del independentismo conservador. Sólo con Puigdemont en su casa –literal—, aunque ejerza algún cargo en Junts como figura simbólica, Junts podrá alzar el vuelo y servir a la ciudadanía tanto en la política catalana como en la política española.

Con Junts como representante de un independentismo –únicamente ya en la retórica, aunque eso no es cosa menor— conservador, que pide bajar impuestos y políticas más duras frente a la inmigración, de la mano de la patronal catalana –que no le ha abandonado nuncapodrá el PP asegurar la gobernabilidad a medio plazo. Y, por tanto, también podrá facilitar las cosas al PSOE cuando sea menester.

Puigdemont debe volver, justamente para irse a su casa. Será el momento definitivo para cerrar de una vez un proceso muy negativo que se inició con la Diada de 2012.

Sería importante, por tanto, que se abandone la hipocresía que existe sobre la figura de Puigdemont. A veces lo coyuntural, la necesidad perentoria –la investidura de Pedro Sánchez—, puede resultar positivo para la salud del sistema. La Ley de Amnistía, que puede ser avalada definitivamente por la UE, será la pieza que permita una alternancia en el Gobierno central.

Sería importante para romper una política de bloques nefasta, en la que se acepta una amalgama de alianzas para que no acceda al poder esa alianza entre PP y Vox.