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Alejandro Tercero opina sobre la ruptura de Junts con el PSOE

Alejandro Tercero opina sobre la ruptura de Junts con el PSOE Fotomontaje CG

Zona Franca

Junts no es de fiar

"A pesar de que el Gobierno se ha desvivido por colmar a Puigdemont con innumerables atenciones, regalías y prebendas durante años, todo le parece poco"

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Hace años, cuando la dictadura de lo políticamente correcto apenas daba sus primeros pasos, era habitual recurrir al proverbio “quien con niños se acuesta, mojado se levanta”.

Hoy no es prudente utilizar metáforas de este tipo pero su significado mantiene toda su vigencia. Tratar asuntos importantes con personas inmaduras o caprichosas suele tener consecuencias negativas. Y esto es lo que ha pasado con Junts.

El prófugo Puigdemont se enfadó con Sánchez y, tras anunciar su ruptura hace unos días (ratificada por su militancia), ahora asegura que bloqueará todas las leyes, incluidos los presupuestos.

A pesar de que el Gobierno se ha desvivido por colmar a Junts con innumerables atenciones, regalías y prebendas durante años, a Puigdemont todo le parece poco. Recuerda a un niño consentido que se pone a llorar y patalear porque quiere helado de postre todos los días (como prometieron los padres de la República catalana).

Hay partidos que no son de fiar. Y Junts es uno de esos. Quizás el más indecente (con permiso del PNV, claro –que se lo digan a Rajoy–).

El propio Puigdemont ya apuntaba maneras cuando, tras la segunda DUI de octubre de 2017, animó a los suyos a acudir el lunes a las consejerías, mientras el pájaro ya estaba camino de Bélgica

También el viejo Pujol, líder espiritual del movimiento que hoy encarna Junts, se ha apuntado a hacer de trilero en su senectud. Ahora dice que no está para acudir al juicio por sus saqueos, pero su agenda parece desmentirle.

Por ejemplo, el pasado 30 de septiembre no tuvo problema en presidir un banquete con su vieja guardia (Artur Mas, Xavier Trias, Irene Rigau, Pere Macias, Felip Puig, Miró i Ardèvol y Núria de Gispert, entre muchos otros) que concluyó con un discurso. “Los asistentes a la cita consultados destacan la vitalidad y el estado de ánimo del president”, decía la crónica de El Nacional.

Unas semanas después, el 28 de octubre, Pujol tenía un encuentro con el presidente de Sant Cugat Empresarial, Eduard Torres. Y se dejaba fotografiar sonriente con un libro del claustro del monasterio de la ciudad vallesana.

Sea como fuere, los de Puigdemont han preferido romper con el Gobierno y pasar a la irrelevancia, alejándose de la tradicional política del peix al cove que caracterizó a la Convergència de toda la vida. Una decisión que ha descolocado a los empresarios próximos a ese espacio.

Tal vez sea una buena ocasión para que los partidos constitucionalistas aprendan la lección: no te puedes fiar de Junts. Ni hoy, ni en el futuro.