Sede de RTVE en Torrespaña / EP
Dudo que sirva de mucho
"RTVE lleva tiempo sin rumbo en Cataluña. Ahora, lanza un canal con una programación local rellenada por la programación nacional, no uno nuevo, ni mucho menos coherente"
Esta semana ha iniciado su singladura un experimento del grupo Radio Televisión Española no para responder a las necesidades de su audiencia sino para contentar a uno de los socios del gobierno en Madrid. Con estos mimbres, las audiencias dudo que sean espectaculares.
RTVE lleva tiempo sin rumbo en Cataluña. Corta en seco su programación nacional cuando le conviene para dar entrada a programas en catalán. Y más o menos ese va a ser el modelo, un canal con una programación local rellenada por la programación nacional, no un canal nuevo, ni mucho menos coherente. Más allá de lo dudoso de su estrategia comercial, incluido el nombre que va a copiar al nuevo nombre de TV3, uno será 2Cat, el otro 3Cat, tampoco está claro que sirva para incrementar el uso del catalán, aunque sí servirá para cumplir alguno de los acuerdos que sostienen al gobierno de España y, por supuesto, para llenar las arcas de algunos profesionales afines.
Que el uso cotidiano del catalán no solo no despega, sino que está en retroceso es un dato que nadie niega. Y es una lástima. Pero habilitar un canal de televisión generalista en abierto tal vez no sea la mejor medida.
El catalán no es el único idioma que retrocede, lo hacen todos los que no son usados por cientos de millones de personas. El neerlandés, por ejemplo, prácticamente no se usa en los restaurantes de Ámsterdam, en las universidades cada vez se usa más el inglés como idioma vehicular, siendo usado de manera habitual por el 75% de los residentes en Holanda, y bajando. El inglés y el árabe están acorralando a un idioma de un país de unos 18 millones de habitantes. La globalización, los flujos migratorios y las redes sociales están haciéndolo pasar mal a la mayoría de idiomas.
Si los primeros años de TV3 cumplieron un excelente papel en el propósito de extender el uso del catalán, ahora, con el modelo de inmersión en la escuela, saber catalán no es un problema, el problema es querer usarlo. Y el papel de la televisión en abierto ya no es el que era.
Las encuestas hablan muy claro, solo un tercio de la población catalana tiene el catalán como lengua habitual única o prioritaria, y no todo es por la inmigración, alta y en ocasiones nada integrada. Entre las razones está la imposición de facto de un catalán normativo que ignora, cuando no desprecia, variedades dialectales, así como trata de encontrar la palabra más lejana del castellano, aunque no sea usada por casi nadie. En la escuela, cada vez más se ve como una lengua de imposición y para acabar de complicar el escenario la oferta en catalán de las redes sociales, en los videojuegos o en la música es exigua comparada con la oferta en castellano o inglés.
Vivimos en una sociedad cada vez más globalizada y donde la tradición parece cosa de viejos. El aguacate con huevo poché está desplazando al pa amb tomaquet i pernil, y la quinoa al fuet. Además, los jóvenes quieren hacer justo lo contrario que se les dice, por lo que obligar sirve justo para lo contrario.
Inventarse medio canal de televisión en abierto en catalán no sé si es lo más efectivo, desde luego no es lo más eficiente. El dinero, que no será poco, debería ir más centrado a redes sociales, a herramientas de inteligencia artificial para traducción simultánea de producción audiovisual, a la producción de videojuegos, a oferta infantil y a producción musical. La edad media de los espectadores que ven televisión en abierto supera los 58 años y a esa edad un canal más o menos no cambiará los hábitos lingüísticos de nadie.
Si el presupuesto de 3Cat, radio y televisión, es de 335 millones, y el de 2Cat de 11, algo falla. O se invierte más, lanzando un canal de verdad y manteniendo la2, o en lugar de invertir será gastar. Lo malo de estos inventos es que son muy difíciles de revertir. En la próxima legislatura, donde la aritmética parlamentaria será otra, la que sea, nadie se atreverá a echar atrás esta decisión y 11, 20 o los millones que sean se tirarán, mientras que el catalán, patrimonio de todos, seguirá en retroceso. Eso sí, los promotores del invento van a disfrutar de los partidos de la selección española retransmitidos en catalán… paradojas de la vida.