Pásate al MODO AHORRO
Edificios destruidos en Gaza por los bombardeos de Israel

Edificios destruidos en Gaza por los bombardeos de Israel EFE / EPA / MOHAMMED SABER

Pensamiento

La horrible risa del idiota

"Trump quiere la paz en Gaza porque se sabe favorecido por sus consecuencias"

Publicada

¿Por qué nos invade el deseo de mezclar el mal gusto con el drama humano? Hay algo maligno en los otoños de Barcelona, y no es precisamente perruno; es el tiempo impersonal del vecino que desprende, a su paso, unas gotas de Christian Dior culminadas con las mugres pudendas de su mascota.

La ciudad desempolva La zorrita astuta en el Liceu, una ligereza pastoril del compositor checo Leoš Janáček, que comprime la convivencia entre seres humanos y animales en un bosque mágico hasta la muerte de la protagonista -la zorrita- anunciada por una rana. Janáček, a través de confusiones y sensiblerías expone el ciclo vida-muerte, que ha llegado al extremo sur de la Europa, hoy amenazada. En pleno bis operístico, la parrilla del domingo noche de TV3, ofrece la primera toma de Bestial, un entretenimiento osco-umbro, digno de la paleta itálica en los tiempos de Berlusconi.

Uno tiene derecho a preguntarse si es normal castigar el ocio de la gente con naderías musicales y mal gusto televisivo en un momento grave en el que nuestra seguridad depende del algoritmo chino. Hoy mismo, Polonia ha blindado su espacio aéreo, mientras Alemania le ofrece apoyo militar a Dinamarca frente a los drones rusos. Hay demasiado plomo y el arte de la guerra es más experto en escribir su verdad que en producir una verdad escrita. Lo comúnmente aceptado en el baile de cazas de combate, en cielo ajeno, lleva implícita la exageración, como en los asaltos  de boxeo de Arthur Cravan o las amantes de Picasso.

El apoyo desapasionado de Starmer, Macron y Sánchez al Plan de Paz en Gaza, firmado entre Trump y Netanyahu, contempla la aceptación de Hamas y la creación de una autoridad multinacional en la Franja, bajo las órdenes de Washington y con la ayuda del exprimer ministro británico Tony Blair. Es una solución demasiado golosa para Occidente, y no tiene visos de salir bien. ¿Qué adhesiones o qué capitulaciones serán necesarias para detener la sangre derramada? El mundo cristiano quiere imponer la imagen del acuerdo entre las partes, sorteando la cultura coránica.

Damos por hecho que la convivencia entre discursos iconocráticos favorece la paz. Pero cuando se viaja de la trinchera al despacho, la estrategia de lo nuevo es insuficiente. El soldado se convierte en heraldo de sí mismo, como los oficiales de caballería vieneses en los tiempos del Imperio Austro-Húngaro.

Trump quiere la paz en Gaza porque se sabe favorecido por sus consecuencias. No juega al azar. “La horrible risa del idiota...” (Una temporada en el infierno; Rimbaud) congela la imagen bonachona del público del Liceu, emocionado ante la apoteosis final del estreno de La zorrita astuta. El Gran Teatro proyecta sobre el proscenio el discurso de Pau Casals en la ONU (1958), mientras el violonchelista Óscar Alabau interpreta El cant dels ocells. Somos así: ¡Tiernos!