Aunque el secretario de Medios de Comunicación y Difusión de la Generalitat, Carles Escolà, había anunciado durante su comparecencia en la Comisión de Asuntos Institucionales del Parlament, el pasado 6 de marzo, la voluntad del Gobierno catalán de destinar a TVE uno de los programas del múltiplex autonómico de TDT privada (liberado tras la renuncia a la licencia de Emissions Digitals de Catalunya) para que emita progresivamente un canal en catalán hasta alcanzar las 24 horas de emisión en esta lengua, finalmente será La 2 (en su desconexión para Cataluña) la que cumpla esa función.

Así se desprende de una entrevista concedida por el Presidente de RTVE a El Nacional el 29 de junio. En ella, José Pablo López afirmó que el próximo 11 de septiembre se ampliará la oferta en catalán de La 2 con el objetivo de que esta alcance el 50% de la programación a final de año, y en torno al 60% a mediados de 2026. Todo ello en un contexto de "apuesta por el plurilingüismo", "de apertura a nuevos horizontes, y de construcción de una radiotelevisión pública que refleje la pluralidad del país".

Apuntaba López en la referida entrevista que se pretende articular una gran franja de directo, con contenidos específicos para Cataluña, que arrancará a las ocho de la mañana con El Café d’idees de Gemma Nierga y se extenderá hasta las siete de la tarde: "No tiene ningún sentido doblar La 2 al catalán. Tenemos que adaptar los contenidos a allí donde se consumirán y más en este caso donde hay una lengua propia como es el catalán. Puede haber algún caso de contenido, por ejemplo, un concurso que triunfe a nivel español, y que podamos decidir hacer su versión en catalán. Pero la idea es desarrollar una programación propia para Cataluña, es decir, una programación que refleje la sensibilidad social y lingüística de Cataluña". Siempre según el presidente de RTVE, la intención es producir el grueso de estos contenidos desde los estudios de Roc Boronat (Barcelona) y Sant Cugat. Veremos luego cuáles se externalizan y qué productoras son las beneficiarias.

Tiempo habrá para valorar el conjunto de contenidos y las caras de este canal cuya denominación aún no está clara. Lo que sí es evidente es que es un resultado más de la inaudita presión que Junts viene realizando sobre el PSOE desde las últimas elecciones generales. En concreto, es fruto de un acuerdo alcanzado a finales del pasado enero para salvar un "real decreto ley ómnibus". Así lo confirmaba entonces Miriam Nogueras en Catalunya Ràdio: “Hemos cerrado un acuerdo con Televisión Española y el nuevo presidente para que el 20% de los recursos que tiene Televisión Española, que es el PIB que generamos los catalanes, se repercuta en Cataluña. Y, por tanto, que se hable catalán. Y que en Cataluña La 2 sea en catalán”.

Un despropósito en toda regla, que obedece claramente a la captura política del Consejo de Administración de RTVE, copado por comisarios políticos de diferentes partidos, mayoritariamente los que dan apoyo al Gobierno. Obviamente, un Consejo de corte profesional e independiente no aceptaría este tipo de imposiciones estratégicas externas, reconocidas, para colmo, públicamente y sin ningún rubor. 

Los medios públicos de un país no pueden someterse a intereses partidistas y mucho menos si estos buscan abiertamente la ruptura de la nación política. Sin olvidar que este proyecto, si se extendiera a todos las comunidades, que ya sabemos que no ocurrirá, implicaría que cada centro territorial de RTVE elaborase una programación regional específica, algo absurdo teniendo en cuenta que ya existen los canales públicos autonómicos. En todo caso, con la amplísima oferta de la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals, ¿cuál es el sentido de otra programación de televisión pública para Cataluña?

A la vez, presentar La 2 en catalán como una apuesta por el plurilingüismo y el reflejo de la pluralidad del país resulta irritante para quienes nos tomamos en serio estos conceptos. Por un lado, respetar el plurilingüismo implica que los medios públicos asuman con normalidad la realidad lingüística del territorio al que se orientan. Reproducir el mantra de que el catalán es la lengua propia de Cataluña (son palabras del presidente de RTVE), y elaborar los contenidos específicos para los catalanes solo en catalán, equivale a asumir que la lengua mayoritaria de los catalanes, el español, es “impropia” de este territorio. Un sinsentido más que evidente.

Por otro lado, si se pretende, cosa que comparto, que un canal de TVE se destine a reflejar la pluralidad de España, ¿no sería lo suyo que los centros territoriales, todos ellos, elaborasen contenidos sobre las diferentes comunidades y estos se emitiesen para todo el país? De este modo se fomentaría el conocimiento mutuo (la cohesión territorial), que va mucho más allá de las particularidades lingüísticas.

Me parecería estupendo que en ocasiones se emitiesen contenidos en lenguas cooficiales, subtitulados, lógicamente, para que todos pudiésemos comprenderlos y, a la vez, tomar conciencia de esas realidades; pero es incomprensible que cuando se habla de diversidad se ponga el foco únicamente en la lengua. ¿No tiene particularidades culturales Andalucía?, pongo por caso. ¿No hay delicias gastronómicas, paisajes idílicos y otros no tanto, especies animales, fiestas con larga tradición, acentos singulares, joyas literarias, brillantes científicos, serios problemas sociales… A veces similares, a veces distintos, en cada rincón de España?

Se anuncia una gala el 9 de septiembre para anunciar los contenidos y “estrellas” del “nuevo canal” que, ¡oh, casualidad!, se estrenarán, como decía, coincidiendo con la Diada, la fiesta de la Cataluña nacionalista

Los discrepantes, como suele suceder en esta Cataluña nuestra, no estaremos invitados, pero no por ello dejaremos de insistir en que otra concepción de los medios públicos es posible, en que otra España de las autonomías es posible.