Bakery by Noelia / CG

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Noelia, dueña de una pastelería desde hace 10 años: “Facturamos 500.000 euros al año, pero el beneficio final era de 20.000”

Según Noelia, sentía que "estaba moviendo mucho dinero" pero no estaba ganando dinero de verdad, lo que la llevó a cuestionar la viabilidad de su modelo de negocio tradicional

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Emprender en España supone un auténtico reto. El exceso de trámites administrativos, la elevada carga fiscal —como las cuotas de autónomos y los impuestos— y una mentalidad poco favorable a la innovación dificultan el desarrollo de nuevos proyectos. Como consecuencia, no es extraño que numerosos emprendedores vean fracasar sus iniciativas durante el primer año de actividad.

En este escenario se enmarca la historia de Noelia Toré, quien, según relató en el pódcast de Eric Ponce, comenzó su andadura en la pastelería a los 18 años. Durante casi una década se formó en obradores tradicionales, adquiriendo experiencia y conocimientos antes de lanzarse a crear su propio negocio.

Con tan solo 24 años, apostó por abrir una cafetería-pastelería propia, motivada por el deseo de ofrecer elaboraciones artesanales y de alta calidad que consideraba inexistentes en su entorno. Lo que nació como una iniciativa familiar fue creciendo rápidamente, hasta convertirse en una empresa con una organización cada vez más amplia y mayores responsabilidades.

En el punto de máxima expansión de su negocio, Noelia alcanzó “una facturación anual de 500.000 euros”, una cifra que parecía indicar un éxito rotundo.

Sin embargo, la realidad financiera era muy distinta: tras cubrir “los elevados costes de materia prima y mantener una plantilla de 15 trabajadores, el beneficio neto real que le quedaba era de apenas 15.000 o 20.000 euros”.

Según reflexiona Noelia, sentía que "estaba moviendo mucho dinero" pero no estaba ganando dinero de verdad, lo que la llevó a cuestionar la viabilidad de su modelo de negocio tradicional.

La gestión de esta gran estructura física y humana se convirtió en una fuente constante de ansiedad y estrés. Al tener el obrador separado de la cafetería, Noelia perdió el control directo sobre la producción y el personal, enfrentándose a problemas como la falta de compromiso de algunos empleados o ineficiencias en los repartos.

El cambio de mentalidad definitivo ocurrió durante la pandemia, cuando Noelia descubrió el potencial del canal online y la creación de contenido. Al cerrar su cafetería física y centrarse en su comunidad de Instagram, pudo simplificar su estructura al máximo.

Esta transición le permitió pasar de tener 15 trabajadores a trabajar ella sola, logrando paradójicamente ganar el doble de beneficios con una fracción del estrés y los gastos anteriores.