El libro 'Maquiavelo para el siglo XXI' y Mariano Rajoy, Artur Mas y Ada Colau

El libro 'Maquiavelo para el siglo XXI' y Mariano Rajoy, Artur Mas y Ada Colau

Filosofía

Rajoy, Colau o Mas: ¿quién es el político más maquiavélico?

El autor del libro 'Maquiavelo para el siglo XXI' explica que la primera condición para serlo es no parecerlo

19 mayo, 2017 00:00

El verdadero maquiavélico es aquel que obra sin parecerlo. Esta es la primera lección que se extrae de El Príncipe, de Nicolás Maquiavelo, y que el filósofo Ferran Caballero recupera en su nuevo libro, Maquiavelo para el siglo XXI. El Príncipe en la era del populismo.

Este adjetivo tiene, para la mayoría, una acepción negativa. La Real Academia de la Lengua define al maquiavélico como "astuto y engañoso", y el maquiavelismo como "modo de proceder con astucia, doblez y perfidia". Una definición que Caballero considera acertada, siempre y cuando se tenga en cuenta que el Príncipe del que habla Maquiavelo tiene como finalidad "la razón de Estado".

"Cuando juzgamos los medios, las palabras y las acciones de nuestros políticos deberíamos hacerlo según son necesarios y útiles en defensa de la razón de Estado", abunda el joven filósofo. Y, para defender este fin, el Príncipe puede valerse de cualquier medio necesario, incluida la astucia, la doblez y la perfidia.

Mas, el menos maquiavélico

Tres de los políticos actuales que han demostrado mayor adaptación o carisma son el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy (PP); el líder del PDECat, Artur Mas, y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau (BComú). Por motivos muy diversos, los tres ocupan o han ocupado puestos de poder, barriendo muchos de los obstáculos que tenían por delante.

A la pregunta de quién de los tres es más maquiavélico, Caballero presenta pocas dudas de que los hechos demuestran que Rajoy y Colau se disputan los honores por encima del que fuera el principal promotor del proceso independentista: "Presumir de la propia astucia es un acto que me parece poco maquiavélico por poco pérfido", añade en relación al expresidente de la Generalitat, que en su momento llamó a actuar con "astucia".

Su condición de maquiavélico estará sujeta al desarrollo de su plan independentista: "Mientras Cataluña no sea independiente, Mas será culpable de sus propios males y de los males de su país. Si Cataluña se independiza, todavía podría pasar a la historia como el gran profeta de la liberación nacional y sería un gran ejemplo de maquiavelismo".

Colau, apariencia de bondad

El maquiavelismo de Rajoy y Colau se presenta en distintas formas. El tono de voz y el contenido social del discurso de la primera alcaldesa de Barcelona pueden dar la sensación de ser la menos astuta y engañosa de los políticos del presente: "Colau parece ser, y así se promociona, un gran ejemplo de bondad. Pero esa apariencia de perfecta bondad le sirve para ocultar, precisamente, las inmoralidades que definen a alguien como maquiavélico: el engaño, la mentira, la crueldad…", esgrime el filósofo.

Una de las actuaciones de Colau que aparecen en el libro y sostienen, en opinión del autor, la idea de "crueldad maquiavélica" es cuando tuvo lugar su toma de investidura. "Sometió a la oposición a la humillación pública instalando pantallas en la plaza Sant Jaume para congregar allí a sus fieles", incide Caballero.

La decisión de la otrora activista generó que la plaza se llenara solo de sus partidarios y eso reforzó la "sensación de victoria abrumadora", cuando en realidad había sido una victoria muy ajustada. "Ella ganó diciendo que era el pueblo y para mostrarles de la forma más cruda la auténtica realidad del poder popular, Ada Colau reunió al pueblo frente al ayuntamiento" .

Rajoy, el maquiavélico menos evidente

El presidente del Gobierno sería maquiavélico en un sentido más sofisticado y menos evidente. El líder conservador ha visto desfilar uno tras otros los cadáveres de sus adversarios dentro y fuera de su propio partido. El último ejemplo, Esperanza Aguirre. "Rajoy parece que no haga y que simplemente tenga la fortuna de cara cada vez que damos por muerta su carrera política", ilustra el autor.

Y es que el actual jefe de Gobierno es maquiavélico en su capacidad de moverse entre las sombras del poder. Especialmente, añade Caballero, cuando parece "alguien difícilmente capaz de maldad o perfidia" ante "el público e incluso ante sus críticos más feroces".

Si hay que elegir cuál de los dos es un tipo de maquiavelismo más puro y originario del que se describe en El Príncipe, el joven filósofo se decanta por Rajoy: "Sus políticas están al servicio del Estado, de su preservación y mejora, mientras que me parece que las de Ada Colau solo están al servicio de la confrontación, la división y el empobrecimiento".