Cuatro recomendaciones para disfrutar del verano
Humor, pijos, Henry James y un Pulitzer: cuatro recomendaciones para disfrutar del verano
Todo lector se plantea vivir una experiencia literaria cuando llega el verano, ya sea para evadirse, emocionarse, reírse o reflexionar, y hay una propuesta para cada uno
¿En qué sentido las lecturas de verano son diferentes? En esta época del año, los lectores suelen plantearse otro tipo de propuestas literarias. Son novelas que prometen acompañar los días de vacaciones, o libros con capacidad para impactar y suscitar una reflexión, que piden un mayor compromiso de lectura. Con más tiempo, el verano es la época idónea. Hay múltiples aproximaciones, como también existen diferentes tipos de lectores: estas son cuatro propuestas para disfrutar en este tiempo de descanso.
'Ni me gusta mi cuello ni me acuerdo de nada', de Nora Ephron
'Ni me gusta mi cuello ni me acuerdo de nada', de Nora Ephron
Tranquilidad, evasión, disfrute. El dolce far niente es a lo que uno apunta cuando piensa en tomarse unas vacaciones y huir de la monotonía. Entonces, ¿por qué incluir un libro de reflexiones sobre los ups & downs de la rutina diaria? Porque el costumbrismo moderno es más atractivo y sobre todo, divertido, si es Nora Ephron quien te lo muestra.
Esta nueva edición, publicada por Libros del Asteroide, reúne los dos volúmenes escritos por Ephron (No me gusta mi cuello y No me acuerdo de nada) que ya son un clásico en Estados Unidos.
La guionista y directora de cine de no pocos films de los 80 y 90, como Cuando Harry encontró a Sally o Silkwood, escribió sus memorias valiéndose de su habitual buen humor y cinismo. “No sé qué fue primero: si querer ser periodista o ligar con un periodista”, es un ejemplo de la ironía con la que Ephron habla de sí misma y de su vida. Cabe aclarar que fue periodista en el New York Post antes de llegar al cine y no solo, pues estuvo casada con el Carl Bernstein del caso Watergate, aunque el matrimonio acabó en desastre.
¿Y qué se puede esperar? Lo mismo que de cualquiera de sus películas. A partir de las cosas más insignificantes del día a día, Ephron extrae alguna enseñanza. Un consejo de amiga. E incluso con chistes cínicos y altas dosis de ironía, después de su lectura –igual que después del visionado– llega uno a sentirse reconciliado con la vida.
'Quiero y no puedo', de Raquel Peláez
'Quiero y no puedo', de Raquel Peláez
El tercer libro de Raquel Peláez es un ensayo escrito en clave canalla sobre cómo los "pijos" de España han llegado a ser como son. Porque antes de existir el término, en España hubo primero nobles y luego señoritos, polloperas, pacoaristócratas, chicas topolino, yeyés, la gauche divine, la movida, hipsters, beautiful people, rojipardos... hasta llegar a los cayetanos de nuestros días.
Como periodista, Peláez ha trabajado en importantes revistas de moda como Vanity Fair y SModa, medio del que es subdirectora en la actualidad. Escribe con conocimiento de causa este libro editado por Blackie Books, en el que expone un análisis exhaustivo y detallado del universo simbólico de cada tipo de pijo. Pero no se casa con nadie: aplica una mirada crítica, valiéndose de cierta ironía y sentido del humor, para mostrar la clase ociosa española y toda su idiosincrasia.
Los personajes alrededor de los cuales Peláez estructura cada capítulo, son más y menos conocidos: Eugenia de Montijo, Aline de Romanones, Alfonso XIII, Isabel Preysler, David de Rothschild... la lista es tan extensa como personajes extravagantes y estrafalarios ha tenido y tiene la jet set española.
Por otro lado, Quiero y no puedo es la expresión que está detrás de un fenómeno muy actual, al que Peláez alude varias veces. En resumidas cuentas, hoy las clases trabajadoras buscan identificarse con los ricos copiando su imaginario, desde la ropa, la música, las costumbres, los hobbies, y todo lo que tenga que ver con el ocio: es la "emulación pecuniaria". Tiene que ver con el capitalismo, el componente aspiracional –muy utilizado en la publicidad y el marketing–, y la creciente angustia social que hace que el "no puedo" sea cada vez mayor.
El ensayo de Raquel Peláez trata con ligereza y frescura estas cuestiones. Es toda una lectura de verano si se tiene en cuenta que, al fin y al cabo, el ocio lo inventaron ellos, los pijos, antes de que las clases trabajadoras quisieran y tuvieran la libertad de poder imitarlos.
'James', de Percival Everett
'James', de Percival Everett
Algunos lectores dejan para el verano el mejor momento del año para ellos, es decir, aquel en el que pueden sumergirse sin mayores distracciones en la lectura de una de las grandes novedades literarias del año. Entre lo mejor de la literatura contemporánea está James (De Conatus) de Percival Everett, finalista del Booker Prize que hace escasos días se hizo con el premio Pulitzer de ficción.
La premisa de esta novela pasa por una reinterpretación, en clave "posmoderna", de Las aventuras de Huckleberry Finn, el clásico norteamericano de Mark Twain. De los dos protagonistas de esta, Everett se centra en Jim, el esclavo negro, amigo y compañero de aventuras de Huckleberry, y en su búsqueda por la libertad.
El escritor americano explora la historia de Jim con una mirada distinta, partiendo de una idea: la de que quizá muchos afroamericanos, a quiénes solo se les permitía tener la virtud de la obediencia, tenían unas capacidades mayores de las que se les presuponían. Es el caso de Jim, James en la novela, que dista mucho del simplón esclavo negro que dibujó Twain: es inteligente y sensible, pero no puede expresarlo en voz alta por miedo a las consecuencias que pudiera tener en la sociedad blanca y racista de entonces.
Es una novela atrevida, satírica, en la que no faltan tampoco las dosis de humor. Una historia de superación y lucha en tiempos de persecución racial, un tema que las novelas americanas actuales –Los chicos de la Nickel (Random House) es una de ellas, también premio Pulitzer– abordan sin ambages.
Una de las cuestiones más incómodas del pasado de Estados Unidos –y de alguna manera, también, de su presente– que sale a la luz en esta novela.
'Las alas de la paloma', de Henry James
'Las alas de la paloma', de Henry James
A veces, durante las vacaciones, buscamos hacer de la lectura una experiencia hedonista acorde con la época del año. Supone tomarse el acto de leer como algo placentero, una experiencia evocadora, en la que uno puede abandonarse. Las novelas clásicas, obras que vienen con la garantía de una lectura provechosa, son un recurso de confianza.
Entre los grandes de la literatura, Henry James destaca como uno de los maestros de la novela en lengua inglesa. Sus obras más conocidas son Otra vuelta de tuerca y Retrato de una dama, y destaca como autor por su interés por la psicología y el comportamiento humano, que le llevaban al punto de trazar historias solo para ver vivir en ellas a sus personajes. Es notable asimismo su capacidad para mantener en vilo al lector, en tramas cuyas claves se van revelando "solas", de forma orgánica.
Las alas de la paloma (Alba Editorial), del mismo James, es una novela poco conocida en nuestro país –en Inglaterra sí se conoce, de hecho, el británico Richard Curtis la mencionó en el guion de una de sus famosas comedias románticas, Notting Hill–, pero contiene dichas claves del estilo literario de Henry James que a pesar de ser un clásico de lo más posh, engancha.
Su sensibilidad es excepcional. En esta obra, en la que entran en juego un triángulo amoroso, una herencia y un engaño, las revelaciones están muy bien dosificadas. Dicen los expertos que tanto es así, que consigue fundir la conciencia del lector con la de los propios personajes. Ahí es nada.