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El arraigo. Los familiares y el espacio físico y social que nos rodea. ¿Se puede prescindir de todo ello? Sí, pero la vida es menos completa, no tan vivible. Leonardo Padura (Mantilla, Cuba, 1955) tiene claro que su vida es Cuba, es La Habana. Y da hilo a su cometa: la literatura, la evocación de “la nostalgia, algo bello y que ofrece inspiración a un escritor, porque es un material literario de primer orden”. El escritor lo señala en Barcelona, en una comida en un restaurante de la ciudad, ambientado en esa Cuba que conecta de forma íntima con lo catalán y español. "Ningún catalán me ha desmentido: en Cuba el norte de todos ellos fue hacer fortuna", señala.

Padura acaba de publicar Ir a la Habana, (Tusquests), un libro de viajes y de memorias sobre una ciudad que se ha ido transformando. Padura ofrece al lector su propia autobiografía y recorre desde Mantilla los diferentes barrios de La Habana. “Cuando iba creciendo me daba cuenta de cómo me apropiaba de nuevas partes de la ciudad”, señala. Pero como le sucede a todos los escritores que ahondan en todo aquello que se pueda transformar en literatura, Padura admite que él mismo se ha alejado de la que fue su ciudad, porque “La Habana también se ha alejado de sí misma”.

El escritor cubano Leonardo Padura, con 'Letra Global'

¿Le sucede eso a ciudades como Barcelona? Padura no entra en un espinoso tema, con la cuestión del turismo, que tantos debates provoca desde hace unos pocos años. Pero sí sostiene que “es otra”, haciendo suya la reflexión de Vázquez Montalbán, quien estableció una ciudad anterior a los Juegos Olímpicos y otra posterior, “con otros códigos interpretativos”.

“El Gótico puede parecer el mismo, pero es claramente otro barrio, es el Gótico de una ciudad distinta a la que se pudo conocer hacer unas décadas”, sostiene Padura sobre la capital catalana.

Pero, ¿Qué es Ir a la Habana? El autor de El hombre que amaba a los perros, (que reedita ahora Tusquets) ha buscado un híbrido, una investigación sobre su propia ciudad a partir de lo que él mismo ha reflejado en sus obras, con personajes como Mario Conde. Su mujer, Lucía, ha sido determinante, porque ha sido ella la que ha “rescatado” las referencias que sobre la ciudad se plasmaban en las páginas de distintas obras.

El origen del libro hay que buscarlo en un pequeño ensayo editado en Cuba por una pequeña editorial, La Habana nuestra de cada día. Se publicó justo antes de la pandemia, y no tuvo un gran recorrido. También hay que mencionar una entrevista en la que participó, Hablando de… y la historia personal de la relación del escritor con La Habana que le pidió el editor español Juan Cerezo.

Portada del libro de Leonardo Padura

Esa es una parte del libro, las reflexiones aderezadas con las referencias a su propia obra literaria. La otra corresponde a varios reportajes sobre los aspectos sorprendentes de la ciudad, artículos en los que se descubre el material que inspira los casos de Mario Conde. ¿El nombre de su personaje más conocido? Padura lo eligió a partir de un nombre que había utilizado en su época universitaria, con otro apellido, que, pensando en los lectores en español de todo el mundo, no iba a ser retenido. Y, con la idea del título nobiliario, optó por Conde, sin pensar que en España comenzaba a triunfar el verdadero Mario Conde, el banquero de referencia de la España del ‘pelotazo’.

Los otros negreros

Con fotografías que ilustran el libro, y que evocan esa Habana depauperada, pero que sigue fascinando, Padura indaga también en la historia de los catalanes que emigraron a Cuba. La “triple muerte” de Jaume Partagás, --originario de Arenys de Mar-- que recibió una sola bala, pero que le perforó el cuerpo, del estómago a los pulmones y al cerebro, aparece junto a las aventuras de muchos otros, propietarios de ingenios de cultivo del café, o de la caña de azúcar.

Su conclusión es clara, directa: “El norte de todos los catalanes fue siempre alcanzar la fortuna”. Cuando se le menciona la frase, el escritor salta con celeridad: “Ningún catalán me ha desmentido. El norte de todos ellos fue conseguir fortuna”.

El escritor Leonardo Padura, con 'Letra Global'

Sin embargo, defiende que no se puede reducir a los catalanes de Cuba como “negreros”. “Hay la leyenda negra de los negreros catalanes y el origen de la riqueza de la familia Güell, pero había también negreros gaditanos, extremeños y gallegos, y de ellos no se habla. En todo caso, los catalanes eran muy hábiles con el comercio”.

Padura es Cuba. Sus anécdotas sobre escritores, músicos y artistas no se acaban nunca. Está leyendo a Harari, le apasiona el historiador judío, autor de Nexus, que es aterrador, por lo que anticipa, por el poder de los algoritmos y de la Inteligencia Artificial. Leonardo Padura se queda, sin embargo, con sus historias humanas. Desde el barrio de Mantilla. En La Habana. Con sus gentes. Haya o no esperanza sobre un cambio político en Cuba.