El historiador Esteban Mira Caballos
Esteban Mira Caballos: "Debemos conocer la verdad histórica y aceptarla, por dura que resulte"
El americanista sevillano, que ha dedicado libros a Cortés y Pizarro, además de dar una lectura inversa al Descubrimiento al incorporar un estudio sobre el impacto que Europa provocó en los primeros americanos, desbroza la literatura colombina en su última bografía para devolvernos al Colón histórico.
Se ha escrito mucho sobre Cristóbal Colón. La bibliografía sobre el descubridor de América es tan extensa que, reconoce Esteban Mira Caballos, no basta una vida para poderla consultar por completo. A pesar de ello, Mira Caballos ha conseguido lo a priori imposible: rescatar a Colón de todos estos relatos, de los mitos y de las leyendas que envuelven su figura. Tras firmar las biografías de Hernán Cortés y Francisco Pizarro y publicar El descubrimiento de Europa. Indígenas y mestizos en el Viejo Mundo, Mira Caballos presenta ahora Colón. el converso que cambió el mundo (Crítica), una biografía compendium de Colón. Se trata de un trabajo de investigación atenta y precisa que busca descubrirnos quién era verdaderamente el marino genovés.
No hay nadie que no sepa quién es Cristóbal Colón. Seguramente es uno de los personajes más conocidos a nivel popular. Pero ¿cuánto sabemos, en realidad, del personaje?
Es un personaje tan manido, se ha escrito tanto desde hace tantos siglos y por personas de diversos ámbitos y de formaciones tan desiguales que cada vez lo conocemos peor. Esta fue una de las motivaciones que me llevaron a escribir esta biografía. Existen muchos colones ficticios, concebidos en torno a mitos o intereses nacionales o, simplemente, a pura ideología que ha dado lugar a miles de libros, algunos muy interesantes. Pero el Colón histórico, el de carne y hueso, había quedado enterrado entre toda esta literatura. Mi objetivo es rescatarlo. Ahora cualquier persona interesada en su figura puede elegir entre el Colón literario, con historias y mitos apasionantes, como el que presenta Simón Wiesenthal en su extraordinaria obra Operación Nuevo Mundo, o el Colón histórico, reflejado en muchos libros académicos y en mi obra, que es la última puesta al día sobre su vida y su gesta.
Esteban Mira Caballos
Ha escrito también las biografías de Cortés y Pizarro. ¿A la hora de escribir la de Colón se ha encontrado con muchas dificultades precisamente por este exceso de relatos?
La gran dificultad de este libro ha sido afrontar la existencia de más de cien mil trabajos sobre el personaje, en diversos idiomas. Pese a que se ha criticado que casi la mitad de mi libro son citas bibliográficas solo he podido consultar, en los últimos treinta años, algo menos del 1% de la bibliografía. Necesitaría varias vidas para leer todo lo que se ha escrito en los últimos cinco siglos. Cualquier estudio sobre Colón tiene que hacer necesariamente una selección de obras. La dificultad radica en hacer esa compilación sin dejar atrás ninguna obra esencial. He tratado de integrar a todos los que han aportado algo sobre el personaje, incorporando sus contribuciones, pero no puedo descartar que se me hayan pasado una o varias obras importantes que ayudan a perfilar mejor algún aspecto de su vida.
Deja claro que no hay margen para la duda: era genovés. Pero ¿cómo es posible que todavía esté abierta la discusión? ¿A qué se debe este deseo de que Colón pertenezca a otros sitios?
Ha sido uno de los personajes más potentes de la historia lo que ha llevado a muchos a tratar de hacerlo suyo. Ya en el siglo XVI, en los Pleitos Colombinos, se trató de quitar méritos a Colón para dárselos al palermo Martín Alonso Pinzón. Varios testigos relataron entonces que este marinero onubense había estado en la Biblioteca Vaticana y tenía un mapa de las tierras al Oeste. Según esos testimonios pretendía hacer un viaje similar al de Colón, por lo que cuando éste se lo ofreció se sumó a su empresa. Obviamente sabemos que estuvo en Roma llevando sardinas y no parece que estuviera en ninguna biblioteca. Pero en el siglo XIX, con el surgimiento de los nacionalismos, Francisco Serrato habló de que fue un codescubrimiento a partes iguales de Pinzón y Colón.
'Francisco Pizarro'
Países como Francia, Portugal, Grecia y otros más sorprendentes como ¡Suiza! o Noruega han defendido ser la patria del descubridor. Dentro de España, la tesis gallega, la catalana y la mallorquina siguen teniendo acuciosos defensores incluso en pleno siglo XXI. También los ibicencos, los extremeños y los castellano-leoneses han defendido, con menos convicción, ser la cuna del navegante. Algunas de esas teorías son apasionantes, a mí en particular me apasiona la tesis extremeña, de ese gran erudito, el cura de Oliva de la Frontera, don Adrián Sánchez Serrano, defendiendo hasta su muerte su origen extremeño. Todo eso forma parte de la prestancia del personaje, aunque desde el punto de vista histórico no hay ninguna duda de su origen genovés.
Se lo preguntaba también porque resulta paradójico que, por un lado, existe una lucha dialéctica para apropiarse de Colón y, por el otro, un rechazo a su figura por su papel colonialista (pienso, por ejemplo, en el debate de si había que quitar su estatua de las Ramblas de Barcelona).
Esa dicotomía entre admiradores y detractores se debe a la grandeza del personaje. Después de varias décadas estudiando Historia he llegado a la conclusión de que solo los grandes despiertan esas pasiones. Si no tienes críticos no eres nadie; todo el que ha hecho cosas en el pasado o en la actualidad han recibido elogios o críticas. En América y en Europa se vandalizan estatuas por grupos minoritarios de indigenistas antisistema. Lo eligen a él porque es un personaje muy potente que les puede dar visibilidad. Una situación injusta que no tiene nada que ver con un personaje fallecido hace cinco siglos, sino con los gobernantes actuales, vivitos y coleantes. La mayoría de ellos no saben muy bien qué hizo el navegante, hasta el punto de que, a veces, me encuentro en las redes sociales a mexicanos, argentinos o colombianos que dicen que masacró miles de indígenas en sus países, algo que no es posible porque ni siquiera pisó sus territorios.
'Colón'
En su libro señala cómo ha cambiado la mirada sobre Colón. La pregunta es inevitable: A la hora de acercarse al hecho histórico, ¿es necesario desprenderse de la mirada del presente? ¿Se debe indagar el pasado desde los códigos políticos, morales, culturales del momento?
Los historiadores explicamos la Historia narrando los hechos de forma contextualizada. Intentamos no convertirnos en jueces. Debemos conocer la verdad histórica y aceptarla, por dura que resulte. No se puede pedir a los conquistadores que practicasen la multiculturalidad, que es un concepto de nuestro tiempo. Lo primero que se enseña en Historia es una idea que puede sonar a tópica, pero que encierra una gran verdad: no se puede juzgar el pasado con los ojos del presente. En un mundo tan cambiante incluso algunos comportamientos de nuestros padres hoy serían vistos como propios de un machismo extremo. Los podemos describir y explicar como comportamientos del pasado, pero no podemos juzgar a sus actores por comportarse de la forma que su sociedad les imponía. Por todo ello, los juicios extemporáneos que se hacen suelen partir de personas ajenas a la ciencia histórica, aunque en todas las profesiones siempre hay garbanzos negros.
En el pasado, se ensalzó el Descubrimiento de Colón como una gran hazaña, un hecho casi épico. ¿Cómo juzga como historiador las críticas hacia la conquista e, incluso, la petición de perdón por parte, por ejemplo, de México?
Durante algunos períodos de la Historia de España el Descubrimiento y la conquista de América representaron auténticos mitos patrios. Todas las naciones crean sus mitos, también España, y Colón, Cortés, don Pelayo o el Cid Campeador forman parte de los mitos de la nación española. Eso para un historiador de nuestro tiempo, que trata de explicar la Historia de la manera más honesta que puede, es anecdótico. Los intentos actuales de algunos escritores de relanzar esos mitos parten casi siempre de personas ajenas a la ciencia histórica (filólogos, arquitectos, médicos) o de tertulianos, politólogos e influencers.
'Hernán Cortés'
En el otro extremo están los radicales que reducen todo a una palabra: genocidio. En el caso del imperio de los Habsburgo no existió. Se ha llamado a los conquistadores psicópatas (véase por ejemplo la obra Conquistadores psicópatas de Carlos Elías Butrón). Partiendo de esa premisa falsa, genocidio y psicopatía provocan el segundo absurdo, que es la petición de perdón. Se trata de un discurso populista que inició el presidente de México, López Obrador en 2019, y que ha continuado hasta la actualidad su sucesora Claudia Sheinbaum. Es un intento de politizar el pasado, obviando a opiniones de autores como Acnus Heller, que han dejado bien claro que las culpas nunca pueden ser colectivas porque eso exculpa a los verdaderos responsables. Todas las acusaciones tienen que ser necesariamente individuales, atribuibles a personas concretas, con nombres y apellidos.
Es obvio que uno no puede pedir perdón en nombre de otro, ni siquiera un jefe del Estado en nombre de toda una nación. Ni los españoles de hoy, ni mucho menos los mexicanos, se corresponden con los del siglo XVI. Con frecuencia se identifica a los españoles de nuestro tiempo con los herederos de los conquistadores y a los americanos con los pueblos originarios, cuando, en realidad, la población hispanoamericana actual es fruto de la fusión de lo prehispánico, lo hispánico y lo africano. Por último, es impensable que nosotros, o el jefe del Estado en nuestro nombre, pida perdón por unos hechos practicados por unos conquistadores -con sus luces y sus sombras- de hace cinco siglos.
Volviendo a su biografía: algo que sorprende es la escasa formación de Colón y su obstinación por pensar que había llegado a Asia. ¿Ambas cosas están relacionadas?
En esa obstinación jugó un papel fundamental su falta de conocimientos científicos. Como ya dijera Victor Hugo, si hubiese sido un gran científico jamás hubiese descubierto América porque habría tenido la certeza de que era imposible alcanzar Asia, atravesando el Atlántico, con la tecnología de la época.
Señala que Colón fue un gran marino, pero un deficiente gobernador. ¿América fue complicada de conquistar? ¿No fue, al menos en el inicio, el sinónimo de la riqueza que todos esperaban que fuera?
Colón fue el creador del primer Eldorado. Prometía encontrar las riquezas míticas descritas en las obras de Marco Polo y de John Mandeville. Pueblos con casas cubiertas con tejas de oro, donde el metal precioso se recogía del suelo o se pescaba con una caña. Sin embargo, aunque República Dominicana sigue siendo una gran productora de oro, este metal no se encontró en los primeros años en la cantidad esperada. Además se sumaba otra contradicción: el metal precioso que se acopiaba era de la Corona o de la familia Colon, ya que los demás españoles viajaban como asalariados.
'El descubrimiento de Europa'
Ya en el tercer viaje tuvo dificultades para reclutar a la tripulación pues nadie quería arriesgarse a un viaje tan incierto a cambio de un salario modesto. La isla del oro, es decir, La Española, se convirtió en un polvorín, donde Colón tuvo que enfrentarse no solo con los indígenas rebeldes -Caonabo, Guarionex, Beechio, Cayacoa o Anacaona- sino también con rebeliones de españoles, como las lideradas por Francisco Roldán Jiménez o Adrián de Mújica. La Corona se planteó el abandono de la colonia por falta de rentabilidad, pero en 1502 llegó el gran gobernador extremeño Nicolás de Ovando, un gran estadista que, en dos años, consiguió rentabilizar la isla, garantizando la implantación de un trocito de España en América.
Uno de los aspectos que más subraya en su libro era la fe de Colón. ¿Cómo surge la idea de que era judío?
El navegante fue una persona de una profunda fe y solo se puede entender su forma de actuar teniendo en cuenta sus convicciones teológicas. Se creyó siempre un elegido por la Providencia para hacer expandir la fe cristiana a regiones ignotas. En cuanto a su judaísmo hay que decir que era un católico practicante y muy devoto a la vista de todos. Pero sospechamos que era un católico converso porque escondía un pensamiento de una honda raigambre judeoconversa. Esperaba encontrarse con las tribus perdidas de Israel para que le ayudasen en ese proceso evangelizador.
'Las armadas del imperio'
¿Le movía más el deseo de honor reconocimiento que las ansias de riqueza?
Pese a esta religiosidad también ambicionaba dinero y honra para su estirpe, algo que era compatible en aquel tiempo. Santificaba el oro, que juzgaba que Dios lo puso allí para atraer a grandes masas de cristianos que convirtieran a los paganos. Y es que durante siglos la expansión religiosa y el ansia de fortuna fueron de la mano. No olvidemos que incluso las Cruzadas fueron grandes empresas de rapiña donde solo se enrolaban cruzados si tenían la certeza de obtener un enriquecimiento fácil.
Colón fue un hombre que vivió entre dos tiempos, el Medieval y en Renacimiento…
Desde 1492 este mundo fue diferente, comenzando un imparable proceso de globalización que llega hasta nuestros días. Colón rompió las cadenas del mundo y los océanos que hasta entonces eran fronteras infranqueables y se convirtieron en vías de comunicación. La historiografía lo tiene tan claro que hay un consenso general a la hora de situar el inicio de la Edad Moderna el 12 de octubre de 1492.
Parafraseando el título de su ensayo, Colón cambió el mundo, pero ¿llegó a ser consciente? ¿Cuándo empezó a ser evidente que el Descubrimiento iba a marcar un antes y un después en nuestra mirada sobre el mundo?
Él sí llegó a ser consciente de su hazaña y estaba seguro de que había descubierto un mundo nuevo. La única duda que albergó durante su vida es si ese mundo estaba unido o pegado a Asia, o si era un continente nuevo. Es posible que terminara sabiendo que era un continente nuevo, pero fue tan testarudo que nunca lo reconoció públicamente. Siempre prometió que llegaría a Asia y de ahí no se movió. Como dijo José Luis Comellas, por atrapar Asia dejó escapar a América.
Por último, usted habla de Descubrimiento, un concepto que, a veces se pone en discusión. ¿Fue antes Descubrimiento que conquista?
La conquista vendría después, Colón fue un descubridor. Hoy se cuestiona el concepto diciendo que allí había pueblos milenarios, pero yo insisto en que hubo un descubrimiento. Los europeos descubrieron América y, pocos meses después, los primeros indígenas conocieron Europa, por lo que el descubrimiento fue mutuo. Desde ese momento se produjo un tráfico bidireccional de mercancías, alimentos, personas, ideas y costumbres que llega hasta nuestros días. En pocos años América se europeizó y Europa se americanizó.