Soldados israelíes en la guerra de los siete días en 1967

Soldados israelíes en la guerra de los siete días en 1967 WIKIPEDIA

Ideas

De golpear en la retaguardia a desgastar al enemigo: dos militares dan las claves para dirigir y ganar una guerra

Haberey y Perot explican en 'El arte de dirigir una batalla' las estrategias para ganar, aunque no se tenga el mejor ejército, unas lecciones que sirven para mirar a Ucrania o a Israel

27 junio, 2024 17:13

Jugarse el destino. ¿Con una guerra? Los humanos lo han hecho de forma repetitiva a lo largo de la historia. Se puede golpear en la retaguardia, o desgastar el ataque enemigo, o imponer el ritmo al adversario, y generar la sorpresa en el momento adecuado. Hay ciencia en todo eso. Y la exhiben dos militares, Gilles Haberey y Hugues Perot en El arte de dirigir una batalla (lince), un libro en el que el interés va en aumento, con la vista puesta en guerras actuales, en Ucrania, en conflicto con Rusia, o en Israel, que libra una guerra cruenta en Gaza.

¿Se puede ganar una batalla por azar? No sería ese, precisamente, el consejo de Haberey y Perot. Lo que exhiben deja helado al lector, pero no por ello deja de ser apasionante. Si las guerras existen, si no se puede prescindir de ellas en última instancia, a pesar de los esfuerzos diplomáticos, habrá que adentrarse en ellas y ver qué ha funcionado y qué ha resultado un desastre. Los dos militantes, diplomados por la Escuela de Guerra francesa, analizan el enfrentamiento en Cannas, entre cartagineses y romanos; las batallas de Jena-Auerstedt en las guerras napoleónicas, el valle de Shenandoah en la guerra de Secesión estadounidense, la ofensiva de Cambrai en la Segunda Guerra Mundial, entre otras.

Pero antes de todo, ¿qué es necesario? La acción no puede comenzar antes de tener claras algunas cuestiones.

Los cuatro principios

Lo primero es designar a un único jefe apto que disponga de una visión clara de los objetivos que se pretenden alcanzar (¿Lo ha designado Putin en su guerra en Ucrania, con el objetivo de quedarse únicamente con el Donbás?), y que dirija la batalla. Este debe gozar de plena autoridad sobre toda la fuerza implicada.

Portada de 'El arte de dirigir una batalla'

Portada de 'El arte de dirigir una batalla'

En segundo lugar, se debe definir un plan comprensible que se traslade de modo operativo sobre el terreno, adjudicando a cada uno su emplazamiento y su papel en la maniobra general.

Hay un tercer elemento y es el de identificar el margen de iniciativa otorgado a cada uno de los subordinados, estableciendo límites para evitar que una acción individual desestabilice el equilibrio general. Y un cuarto señala que hay que disociar la toma de decisiones, que requiere de una visión de conjunto y distancia, de la conducción de la acción que reduce la reflexión al momento presente o a una anticipación limitada tácticamente.

¿Qué cohesiona a los soldados?

Hay brillantes talentos militantes que saben defender una posición o atacar en el momento justo. Pero existe una reflexión que se ha dejado de lado en numerosas ocasiones. Con ejércitos profesionales, y pesar de sus éxitos en diferentes batallas, ¿se puede mantener un conflicto bélico sin un convencimiento total por parte de los soldados? Los dos militantes franceses, el coronel Gilles Haberey, y el teniente coronel Hugues Perot, ofrecen un oportuno comentario sobre ello, pensando en los ataques durante meses del Ejército de Isreal en Gaza, con el argumento de que buscan a los terroristas de Hamás, y en el seno de una sociedad democrática como es Israel, o en la sociedad rusa, que envía a sus jóvenes soldados en el frente de Ucrania, siendo una autocracia o una democracia iliberal.

“La necesidad de disponer de grandes formaciones implica reunir voluntades alrededor de un proyecto colectivo; proselitismo o defensa de una religión, defensa de la tierra natal o de un país de adopción, un ideal político…Estas son algunas de las razones que subliman el acto físico en la defensa de un objetivo supremo que justifica el sacrificio”. ¿Hay ciudadanos en las democracias liberales dispuestos a ello? Es una pregunta que los dos militares no contestan, pero que quedan en el aire.

Estrategias que dan la victoria

Lo que señalan los dos son diferentes estrategias, con ejemplos de batallas que se basan en ellas. El “desgastar el ataque del enemigo” se produjo en las batallas de Rorke’s Drift, en 1879; en Kursk, en julio-agosto de 1943; y en Cuito Cuanavale, en agosto de 1987-marzo de 1988. Hay ejemplos también de “golpear en la retaguardia”, de “tender una emboscada”, de “alternar los esfuerzos”, de “contraatacar en el momento oportuno”, con las batallas de Járkov, en febrero-marzo de 1943, y Sinaí, en octubre de 1973, la Guerra de los Siete días, que dejó en Israel un complejo de superioridad al derrotar a Egipto y extender su territorio.

Ariel Sharon

Ariel Sharon WIKIPEDIA

Hay más, con la estrategia de “imponer su ritmo al adversario”, como Sedán, en 1940. También se puede “cercar al enemigo”, “generar la sorpresa”, “obligar a que el enemigo tenga que hacer pivotar su despliegue”, “desorganizar al enemigo mediante el choque” o “romper las defensas”, como en Cambrai en noviembre de 1917, o Dobropolje, el 15 de septiembre de 1918.

El libro cuenta con análisis de las principales figuras en cada una de esas batallas, y aparecen Ariel Sharon, el General Douglas MacArthur o el General Konstantin Robossovski, del Ejército Rojo, que sería purgado por el estalinismo y liberado más tarde, en 1940, preparado para la causa contra el avance de los alemanes.

Se estará en contra de la guerra, sí, pero sin poder acabar con ella, como mecanismo del ser humano, sería adecuado conocer todos sus secretos. Los dos militares franceses ponen de su parte.