Alessandro Maccarrone: "Cuando escuches la expresión 'está científicamente probado', huye"
Profesor de Ciencias, Matemáticas y Tecnología en Educación Secundaria, el físico explica en su ensayo El infinito placer de las matemáticas (Blackie Books) que son la fascinación y el deseo los dos factores más importantes hacen que un niño se sienta atraído por los números y el cálculo
12 octubre, 2023 19:09Entrevistar a Alessandro Maccarrone es volver a casa. Regresar a la Scuola dell’Infanzia italiana M. Montessori, en Barcelona. Con tres años, aquí llegó el autor de El infinito placer de las matemáticas, libro publicado por Blackie Books, una editorial frente a la cual están también al frente dos ex alumnos, Jan Martí y Alice Incontrada. Los tres pasaron por el parvulario, la escuela primaria y, finalmente, por el Liceo italiano de Barcelona. Mientras los más pequeños dibujan en sus aulas, Maccarrone recorre el patio por el que en su día jugó. No sabemos si compartiría juegos con Martí, pero de lo que no hay dudas es que fue esa amistad forjada en las aulas las que hizo que, hace cuatro años, el editor de Blackie Books contactara con Maccarrone y le propusiera escribir un libro sobre matemáticas.
Recordaba Martí las clases privadas que Maccarrone le dio en su día. Siempre lo tuvo claro: quería dedicarse a la enseñanza. Y así lo hizo durante más de una década. El infinito placer de las matemáticas es resultado de aquellos años intentando despertar la pasión por los números, una pasión que en Maccarrone despertó su tío. Fue gracias a él que estudió Física y fue, en parte, también gracias a él que comprendió la importancia de entusiasmar a los más jóvenes y acercarles las ciencias no desde la dificultad, sino a partir de la fascinación. Ilustrado brillantemente por Luis Paadín, El infinito placer de las matemáticas es un libro sobre la curiosidad y las ansias de aprender. Un libro sobre la enseñanza. Sobre esos dos infinitos placeres que son aprender y enseñar.
-¿Las matemáticas son difíciles o es que falla la manera en que se enseñan?
-Hay excelentes profesores. Lo que falla es el enfoque que damos a las matemáticas, que, probablemente, no va al compás de los tiempos. En el siglo XIX la razón de ser del aprendizaje de las matemáticas estaba relacionada con el cálculo, operaciones básicas y cuestiones prácticas de orden cotidiano. Hoy en día, dados todos los avances de la tecnología, hay que ir más allá: no se trata de abandonar estas enseñanzas, pero sí ser conscientes de que en esta sociedad tan tecnologizada, y en la que hay tanta información, es necesario replantear la enseñanza de las matemáticas para que estas apelen directamente al mundo en el que estamos.
-En las primeras páginas recuerda que su fascinación por las matemáticas empezó gracias a tu tío. ¿Qué importancia tiene conseguir despertar el entusiasmo por los números entre los más pequeños?
-Esto es lo primero de todo. El libro se titula precisamente El infinito placer porque, por encima de otras cosas, el impulso primordial para estudiar matemáticas tiene que ser la fascinación por lo desconocido y el deseo de acceder a algo a lo que solo se puede acceder a través de los números. Son estos dos elementos, la fascinación y el deseo, los que hacen que un niño pueda sentirse atraído por los números y el cálculo. Pienso en mis hijos y en su curiosidad al verme trabajar con símbolos extraños y fórmulas varias; su curiosidad es lo que les lleva a ellos, y a cualquier otro niño, a querer acceder a ese mundo desconocido llamado matemáticas. De ahí que a la hora de enseñar sea esencial transmitir esta pasión por lo desconocido, no tanto imponer una serie de conocimientos sin ninguna razón.
-¿Qué sentido tiene la nemotecnia si no se entiende el porqué?
-En la carrera de Física la mayoría de exámenes y de ejercicios no giraban en torno a la búsqueda de un resultado, sino sobre a la explicación o la justificación de un determinado resultado. Se confunde una determinada aplicación práctica de las matemáticas con su sentido. Pensémoslo de otra manera: saber música no es hacer jingles para anuncios. Hacer jingles es solamente una posible puesta en práctica de ciertos conocimientos musicales, pero saber música implica mucho más.
Al final, saber pensar matemáticamente tiene que ver más con razonar, deducir, pasar de lo concreto a lo abstracto, generalizar y resolver problemas…. Es decir, hay toda una serie de operaciones y de habilidades matemáticas que reflejan mucho mejor lo que son las matemáticas de lo que puede reflejar el pensamiento algorítmico. Más allá de su practicidad, la algorítmica te ayuda a desarrollar la capacidad de aplicar una secuencia de pasos, pero ya está.
-¿Ha prevalecido la algoritmia en la enseñanza de las matemáticas?
Sin duda y ha predominado el resultavismo.
-¿Y la nemotecnia?
-Ha predominado, si bien la nemotecnia no es mala en algunos aspectos, puesto que, si uno no sabe las tablas de multiplicar, por poner un ejemplo, se va a encontrar con muchas dificultades a la hora de abordar otras cuestiones. Por tanto, la nemotecnia es necesaria. El problema más bien yo lo veo en la visión muy mecánica y muy algorítmica de las matemáticas.
En otras palabras: en plantear las matemáticas como una sucesión de pasos sin sentido ni explicación. Enseñamos a multiplicar y a dividir fracciones, pero no explicamos qué significa dividir entre un medio. Si yo te digo divide ocho entre un medio, ¿qué me dices? Si no se sabe plantear una situación en la que tenga sentido hacer una división de este tipo ¿qué valor tiene saber hacer estas operaciones?
-¿De qué manera el mundo exterior nos familiariza y nos desfamiliariza con ciertas cuestiones matemáticas? Con el Covid, por ejemplo, todos nos convertimos en especialistas de predicciones.
-Hoy en día empieza a haber una valoración de las matemáticas por su eficacia a la hora de predecir lo que puede llegar a pasar. De ahí el gran interés por el big data: son muchos los que se han lanzado al estudio de datos por la relación que este tiene con el estudio de pandemias, el cambio climático o fenómenos económicos…Aquí sí se percibe la importancia social de las matemáticas. Sin embargo, al mismo tiempo, se siguen percibiendo las matemáticas como algo complicado que solo unos cuantos frikies de Sillycon Valley son capaces de hacer.
Lo que hay que reivindicar es que, más allá de los detalles técnicos de estos estudios, hay una serie de cuestiones básicas que nos pueden ayudar a entender a grandes líneas si algo es válido o no es válido, y a comprender la verdadera relevancia de estos estudios y lo que estos nos dicen. Este sentido común matemático –llamémoslo así- está a mano de todos y es necesario para todos.
-Es necesario para los autónomos a la hora de calcular el IVA y el IRPF.
-Puesto que se carece de este sentido común matemático y de otras nociones, hacer una factura se convierte en un ritual mecánico: sabemos qué es lo que tenemos que multiplicar, sumar o dividir para hacer una factura y lo hacemos de manera repetitiva. El problema aparece cuando nuestro modelo de factura cambia o aparece una variante en los datos que solemos usar. Como no se entiende el mecanismo y lo único que se hace es repetir fórmulas, cuando cambia la deducción o no sabemos el neto, pero desconocemos el bruto, nos perdemos. Evidentemente, tenemos queaceptar que no podemos saber de todo; dicho esto, tener nociones de matemáticas es importante porque no quedas a expensas de los otros, no dependes totalmente de ellos. Tener nociones te da seguridad y te dota de cierta autonomía.
-La divulgación es esencial. Sin embargo, usted, que viene de la universidad, sabe que allí la divulgación no cuenta, no tiene prestigio.
-Cierto. En líneas generales, la divulgación se menosprecia, si bien en los últimos años ha adquirido visibilidad gracias a las redes, donde encontramos divulgadores científicos de interés. Sin embargo, como dices, todavía hoy se la considera algo menor, algo de frikies, y no se le da la importancia social que tiene. Se sigue pensando que la ciencia es solo para los científicos y que todos los demás estamos excluidos.
No se apuesta por formar a una sociedad científicamente culta y esto lo vemos en el hecho de que se forma en ciencias solamente en los años escolares y ya está. Hay que concebir las ciencias, y las matemáticas en concreto, como parte de nuestro patrimonio cultural. De la misma manera que se promueve la literatura o la música, debería promoverse la ciencia. Yo hay mejor herramienta que la divulgación para hacer accesible conocimientos que de otra manera quedan restringidos a los científicos.
-Su libro comienza con el poema 'El infinito', de Leopardi. ¿Es una forma de reivindicar la vertiente humanista de las matemáticas?
-Esta reivindicación no sería tal sin mi experiencia como alumno en la escuela italiana de Barcelona, donde estudié desde que tenía tres años hasta la universidad. En la escuela italiana las matemáticas y la física se impartían a partir de un enfoque humanista. Se estudiaban ligándolas con la Historia del Pensamiento. Las leyes de Newton, por ejemplo, se enseñaban relacionándolas con el pensamiento de Galileo y de Aristóteles, así como con la modernidad.
Este enfoque humanista de la escuela italiana no es el que yo me he encontrado en la escuela catalana en la que he trabajado como docente, donde he observado un divorcio extremo entre ciencias y humanidades. Esta separación no es positiva por lo que comentábamos: si tú presentas un concepto de manera aislada, haciendo hincapié en su carácter técnico o en su condición abstracta, difícilmente podrás despertar el interés de los alumnos. Por el contrario, si a este concepto lo enmarcas en un tiempo y en un contexto concreto, si cuentas de qué manera este concepto matemático, como fueron las leyes de Newton, provocó una sacudida en la concepción del mundo entonces es más fácil despertar interés y también la comprensión de la relevancia real de ese concepto que se está enseñando. El propósito último de la enseñanza es estimular la curiosidad, el interés y la reflexión por el mundo, por lo que somos y por el lugar que ocupamos y del cual venimos.
-¿Series como 'Big Bang Theory' han beneficiado o han cosificado e, incluso convertido en parodia, la figura del científico?
-El mito del científico friki o despistado tiene su origen en Tales de Mileto. Lo que quiero decir con esto es que no es una figura nueva, como tampoco lo la imagen del científico ensimismado. Me cuesta decor hasta qué punto este mito y su reactualización es beneficioso o negativo. En todas las series de los años noventa, por ejemplo, el apasionado por las ciencias era el raro o el marginado.
Big Bang Theory ha envuelto este tópico en la cultura pop y nos ha dicho que, quizás, no está tan mal ser un frikie de las ciencias. De todas maneras, tampoco es esto: al final, nunca hay un héroe que sea científico. Como aislados o frikies, siempre se nos presentan como ajenos a los demás y esto no creo que beneficie, en cuanto insiste en que la ciencia es solo para unos pocos.
-Mitos aparte, el Estado tampoco se ha interesado por la ciencia: quienes se dedican a la carrera científica están abocados a la precariedad o a irse fuera.
-¿Cuáles son los referentes culturales de nuestros adolescentes? No quiero criticar el fenómeno youtuber o a la moda de las criptomonedas, pero sí que veo necesario preguntarse cuáles son los discursos que arraigan y qué referentes estamos ofreciendo a los jóvenes. Es un tema complejo que nos puede llevar a pensar que interesa poco tener una sociedad científicamente culta. Implicaría tener ciudadanos más críticos.
¿Hasta qué punto el desconocimiento científico es la causa o la consecuencia? En otras palabras: habría que preguntarse hasta qué punto no valorar estas profesiones vinculadas con la ciencia tiene que ver con la falta de voluntad de formar científicamente al país o hasta qué punto estas profesiones no están valoradas porque la sociedad no está científicamente formada. De lo que no hay duda es que existe una constante fuga de cerebros porque, a diferencia de otros países, aquí no hay centros e instituciones que les apoyen en su carrera científica.
-A lo largo del libro, hace hincapié en la importancia de saber, de conocer, de aprender
-Es importante recordar que el conocimiento tiene valor más allá de su uso cortoplacista y de su puesta en práctica inmediata. El conocimiento nos permite comprender cuanto acontece a nuestro alrededor, filtrar lo relevante de lo no relevante, darnos cuenta de cuando se nos dice algo que no tiene sentido. No me convence para nada esa idea de que hoy en día no es importante saber cosas, porque lo importante es saber dónde hay que ir a buscarlas. No es así, porque cuando nosotros construimos pensamiento lo hacemos a partir de lo que tenemos en nuestra memoria.
Por tanto, es inviable crear pensamiento teniendo que ir a buscar constantemente información y datos que se desconocen, o que no se tienen en la memoria. La creatividad, tan reivindicada hoy en las competencias, se hace combinando las piezas que se tienen. Si no se poseen piezas no hay creatividad posible. Hay que añadir un elemento clave: el placer, el mero placer por conocer y por saber. Saberse un poema de memoria te produce un placer inmenso: ese poema memorizado es tuyo, te hace recordar cosas, te hace vibrar y te hace ver el mundo de una manera distinta.
-No en pocas situaciones da la impresión de que la ciencia es instrumentalizada para avalar determinados discursos. ¿Tiene esta misma sensación?
-Cuando escuches la expresión 'está científicamente probado' huye, porque va en contra del pensamiento científico. En ciencias no decimos que algo está “científicamente probado”. En ciencias, hay evidencias, se refutan hipótesis, pero no se “prueba científicamente”, una expresión que, sin embargo, encontramos muchas veces en prensa, donde se citan porcentajes o se colocan gráficas para dotar de credibilidad un artículo. Y, sin embargo, muchas veces los porcentajes o las gráficas son absolutamente irrelevantes. Es importante armarse contra esta confianza ciega que nos lleva a creer cualquier información si viene con un porcentaje. Si nos encontramos un dato, lo que tenemos que hacer es cuestionarlo.
-No quiero terminar sin hablar de los maestros. Su libro reivindica esta profesión que, como muchas otras, es tan relevantes como socialmente poco reconocida.
-Es así. Por esto no me gusta demasiado hablar de vocación, concepto que es utilizado para justificar la precariedad en muchos trabajos. Por lo que a mí se refiere, puedo decirte que soy de esas personas a la que les gusta compartir conocimiento con otros En este placer se mezclan muchos elementos: hay altruismo y deseo de servicio, pero también afán de protagonismo –el maestro y el profesor son los que saben y los que dirigen el acto de aprender- y algo de egoísmo, en cuanto que enseñar es una forma de estructurar tu propio pensamiento.
Estos tres elementos son los que me llevaron a dedicarme a la enseñanza. Han sido mi experiencia como docente los que me han llevado a escribir este libro: tras años en las aulas, creo que he aprendido a enseñar matemáticas de una manera distinta a cómo mucha gente las aprendió, y quiero compartirla tanto con los que todavía están en las aulas como con aquellos que están fuera. Asimismo, hay algo de protagonismo también, puesto que quien escribe un libro lo hace para ser leído.
Escribir el libro me ha permitido estructurar todo este trabajo y, en cierta manera, dar un cierre a una etapa de mi vida. He dejado la enseñanza y ahora me dedico a la elaboración de material didáctico. Este libro rescata todo lo aprendido en estos años y apunta a lo que ahora estoy haciendo: trabajar para encontrar formas de acercar y enseñar las matemáticas para que resulten tan fascinantes como lo fueron para mí.