El extraño caso de la mujer en la pared
La miniserie 'The woman in the wall' muestra al espectador un equilibrio perfecto entre el thriller tradicional y el drama de interés humano
1 marzo, 2024 20:29Descubrí a la actriz británica Ruth Wilson (Ashford, 1982) en la serie Luther, protagonizada por Idris Elba (¿le acabará cayendo el rol de James Bond, por cierto?) en el papel de un policía al que se le acumulan los problemas. Wilson daba vida a Alice Morgan, una psicópata que se carga a sus padres y logra salirse de rositas. No contenta con eso, Alice se siente atraída por Luther y acaba convertida en una versión muy particular del doctor Watson, colaborando en las investigaciones del inspector, que la trata con ambivalencia: le atrae y, en fondo, disfruta de su compañía e inteligencia, pero sabe que la pobre está como una regadera y, además, es peligrosa.
Luego la vi en The affair (serie innecesariamente alargada, pero con una primera temporada excelente) y volvió a cautivarme. Hay algo en su físico que la hace ideal para papeles de perturbada mental o, por lo menos, de mujer problemática que, por los motivos que sean, tiene un punto de fuga que no puede augurar nada bueno. En la miniserie de SkyShowtime. (con la colaboración de la BBC) The woman in the wall (La mujer en la pared), Wilson vuelve a interpretar a una mujer que no está del todo en sus cabales (tiene sus motivos, como veremos prácticamente desde el principio) y que un buen día amanece y se encuentra con el cadáver de una mujer en el salón de la casita del pueblo de Irlanda en la que vive. En vez de informar a la policía, Lorna Brady echa abajo una pared, coloca el fiambre tras ella y levanta otra para que nadie sepa que tiene en casa a una mujer emparedada.
¿Un país más católico que España?
Interesante y muy peculiar mezcla de thriller y drama social, The woman in the wall no se centra exclusivamente en resolver el extraño caso de la mujer en la pared, sino que indaga en la mente de su protagonista y en los motivos que la condujeron a ser como es: una sonámbula que se echa a la calle (su primera aparición es en una carretera a la que no sabe cómo ha llegado, en camisón y rodeada de ovejas) y, sin saber lo que hace, es capaz de romper cosas, destrozar vehículos o cometer cualquier clase de tropelía que no recuerda cuando despierta a la mañana siguiente en su camita o donde sea. En el pueblo saben que Lorna no está bien, pero lo achacan (ahí se materializa el drama social) a su adolescencia, cuando sus padres la internaron en el convento de las Magdalenas, como a otras crías embarazadas (la mayor vergüenza posible para una familia irlandesa meapilas), a las que se utilizaba de esclavas en la lavandería de las monjas, quienes, una vez nacido el bebé de turno, lo secuestraban para entregárselo a una buena familia de Irlanda o Estados Unidos (esta historia de las malévolas monjas está basada en un hecho real que ya fue llevado al cine en una película con Judi Dench). Desde que le quitaron a su bebé, la pobre Lorna no ha levantado cabeza, ejerciendo el insomnio como elemento que empeora su ya atribulada existencia. Y ahora se le ha materializado en casa una mujer muerta que no sabe quién es ni está segura de no haberla eliminado ella misma. Aunque, ¿por qué?
Esa pregunta (y algunas más) irá siendo respondida a partir de la llegada al pueblo de un inspector de Dublín que no entiende la tolerancia de la comunidad hacia una mujer, la pobre Lorna, que es evidente que acarrea serios problemas mentales. La trama policial transcurrirá en paralelo con la reconstrucción de la vida de Lorna desde que fue ingresada en el convento de los horrores, hasta llegar a un final que no les cuento no para evitar el spoiler, sino porque solo se han emitido tres episodios de los seis de los que consta la miniserie, que la aguanta, ella solita, la simpar Ruth Wilson, una de las actrices más especiales e hipnotizantes del momento, ideal, como les decía, para papeles de mujeres atormentadas que a menudo están más allá que acá.
De momento, los tres episodios vistos atrapan y conmueven y muestran un equilibrio perfecto entre el thriller tradicional y el drama de interés humano, al que se suman unas oblicuas, pero eficaces, reflexiones sobre la mentalidad irlandesa y su fe católica rayana en el fanatismo (en los escolapios nos dijeron que en el mundo solo había un país más católico que España: Irlanda). The woman in the wall puede parecer a algunos espectadores que no cumple ni como thriller ni como drama social, pero yo no estoy entre ellos. Es una propuesta arriesgada, pero, por el momento, plenamente satisfactoria (especialmente para fans de Ruth Wilson).