Toni Acosta (Tenerife, 1972) no para de trabajar y de hacer reír al público y ahora, además, se embarca en el mundo del poliamor. Lo hace de la mano de Karra Elejalde y dirigida por Fernando Colomo, un experto en comedias del cine español.
Más allá del estreno en salas de Poliamor para principiantes, la actriz acaba de cerrar su etapa en Mujeres del hampa (Mediaset) y sigue inmersa en una gira de teatro con El impostor de Molière. Un no parar y un estrés por el que no se ve capaz de ser poliamorosa, aunque no descarta nada.
--Pregunta: ¿Cómo se metió en el papel de Tina en Poliamor para principiantes? ¿Investigó mucho?
--Respuesta: No, fue muy divertido. Desde que me leí el guion entendí muy bien a esta no-pareja, que están en crisis desde hace mucho tiempo. Además, conozco a Karra y sabía que nos lo íbamos a pasar muy bien. El giro de guion me gustaba, me encanta nuestra trama. Yo deseaba hablar con Fernando y contarle todo, cómo lo iba a enfocar, mis propuestas…
--¿Cómo afrontó el personaje?
--Lo hice desde el aburrimiento y el divertimento. A mí me parecía que Tina estaba tremendamente aburrida con su pareja y aparece alguien que le encanta y con quien se divierte. ¡Además, se lo propone su marido! ¡Es maravilloso! No puede salirle mejor la jugada. Es que es muy guay que haya gente que venga pensando que se va a echar unas risas y salga pensando que a lo mejor necesita un poco de vidilla.
--Tina además empieza como la aburrida y…
--… y luego es la que más se deja llevar. Es lo que más me gusta a mí. Las personas somos imperfectas, yo por lo menos estoy llena de contradicciones. Que ella se enganche ahí me parece de lo más guay. Es como decir, "va, tengo 50, ¡voy a vivir!". Además con el personaje tan maravillosamente hecho por Inma Cuevas que desde que llegó nos dio la vida con su energía arrolladora. Así que esto podría pasar. Pero esa evolución propuesta en el guion me gustaba.
--Y además sin caer en la falta de respeto o la burla fácil.
--Cuando me llegó el proyecto ese era uno de mis prejuicios antes de leerlo. Yo desde que recibí la propuesta de Poliamor he descubierto que hay muchos poliamorosos, y a mí me interesaba mucho que la película no se posicionara. Lo aborda desde el respeto a la gente que se siente capaz de estar enamorada de varias personas y lo hace desde la transparencia. La definición que más me gusta de poliamor es la de la no monogamia ética. ¡Y que sí que tiene muchas reglas para que participes! El film trata con humor el fenómeno del poliamor desde un punto de vista de un chico monógamo que se encuentra con una chica poliamorosa. La premisa me encanta.
--La pregunta es obligada, ¿se sintió atraída por el poliamor?
--Yo sería incapaz, porque soy una estresada de la vida, pero tampoco me he encontrado a alguien que me proponga ser poliamorosa y eso se tiene que dar por ambas partes. Lo que parece difícil es lo que plantea la película, que un monógamo sea poliamoroso. Pero yo soy un poco Tina, tengo 49 años y ya no descarto nada en esta vida. Yo siempre he tenido relaciones hetero, pero no sé si podría entrar en una relación poliamorosa. No es un no (ríe).
--¿Hicieron falta muchas charlas o definiciones de todo?
--Cada uno hizo su trabajo. Una amiga mía me dio un libro y egoístamente le pedí a Silvia Abril que hiciéramos un programa del poliamor en nuestro programa de radio. Entraron un montón de testimonios y así me fui informando. No tuvimos charla informativa como tal, cada uno hizo su trabajo de campo. Luego Karra dice que tenía que venir totalmente virgen, dijo que cuanto menos informada, mejor (ríe).
--¿Cómo fue el trabajo con Elejalde?
--Me encanta. Yo conozco a Karra desde hace muchísimo porque hicimos una función de teatro juntos y tenía la intuición de que nos íbamos a llevar muy bien. Es un compañero generosísimo, siempre está a favor de que hagas tú el triste, de que te quedes tú con la mirada… Nos lo pasábamos tan bien que me daba pena que dieran por válida la toma. ¡Me lo pasé tan bien! Incluso en los ensayos, que los hicimos por Zoom, me decía, "pégate a la pantalla", y me besaba. Nos ha gustado muchísimo.
--¿El ensayo por Zoom fue por el Covid?
--Sí. Creo que fuimos de los primeros rodajes, no que se pospusieron y se retomaron, sino que se plantearon durante la pandemia. Es interesante porque hicimos burbuja en Valdecañas (Extremadura), en un hotel. Teníamos PCR cada lunes y era muy difícil que entrara el bicho allí. No salíamos de allí más que para lo necesario.
--Supongo que entrar en un film tan coral en un momento de reclusión fue un poco locura.
--Muy loco. Yo a momentos pienso que me hubiera gustado rodarla sin tanto protocolo, porque había muchas restricciones. En los rodajes, a mí me gusta ir por los platós, hacer mío el decorado y no había esta libertad, pero la hemos hecho y es maravilloso poder hacerla y decirle a la gente que vaya al cine a verla.
--Y una comedia es necesaria ahora, ¿no?
--Sí. Y a mí me gusta la comedia con reflexión y en esta tienes la risa asegurada y luego irte a casa con la idea de que el poliamor es una buena idea o de que haya gente capaz de repartirse muy bien las emociones. Es un hallazgo.
--¿Le afectó mucho la pandemia?
--Nos afectó a todos. Nadie debería tapar lo que supuso el confinamiento: ese frenazo en todas las vidas a nivel mundial. Yo al principio pensé que íbamos a salir mejores personas, pero ahora por cosas que veo lo empiezo a dudar. Yo caí en un pozo la tercera semana del confinamiento, no veía la luz. Toda mi familia, mis padres viven en Tenerife y pensé cuándo podríamos vernos. Me dio susto por las edades de mis padres… Todo ha sido muy rápido, no veíamos la vacuna. Hemos sido muy pesados con mis padres para que tomaran todas las medidas, mis hermanos y yo no los hemos ido a ver, lo cumplíamos muy bien. Me rescató el trabajo, poder hacer reír. Hice un vídeo muy absurdo que se empezó a hacer viral sobre los cumpleaños encerrados y cuando me llegaron tantos comentarios positivos de la gente, me monté una oficinita en mi casa dónde crear contenidos. Mis dos hijos y yo nos pusimos creativos, el domingo se convirtió en día de rodaje, luego los pasaban en Late Motiv. Julia hacía el atrezo, Nicolás grababa y hacíamos los guiones juntos. Tenemos casi nostalgia de comer y cenar cada día juntos. Pero deberíamos recapacitar más y no pensar tanto en reconstruir y en la economía, sino que a nivel personal todos reflexionáramos sobre qué ha pasado con nuestros mayores que estaban solos. Hemos perdido a mucha gente. Ha sido un guantazo para todos que nos creíamos tan modernos y concienciados.
--¿Qué piensa de los negacionistas y los que salen de fiesta y de botellones sin mascarilla?
--No lo puedo entender. Recuerdo el Palacio de Hielo convertido en un tanatorio, que para mí fue una de las imágenes más duras, no se me va de la cabeza... Acabo de leer Breve tratado de la estupidez humana y lo recomiendo muchísimo. Tú puedes negar una creencia religiosa, pero esto, cuando ha habido tantos muertos… No lo puedo entender.
--¿Cree que se ha gestionado bien?
--Creo que era tan difícil enfrentarse a algo así que me parece que nadie lo hubiese gestionado mejor o peor. Lo que sí me da pena es que se politice, que se echen en cara cosas unos a otros y no vayamos todos a una. Me da pena cuando se insultan y se dicen chorradas, sueltan cosas cuando no vienen a cuento. Pero países como a Francia o a la Alemania que siempre han sido los primeros en la lista también se les hizo grande la pandemia. Era imposible saber gestionar eso. Pero me duele que ahora se haga política con la pandemia. Cada vez creo menos en las ideologías y creo más en gente formada capaz de gestionar sanidad, educación, economía.
--¿La pandemia ha servido para reivindicar la cultura y el entretenimiento?
--Me gustaría que el público valorara todo el esfuerzo que se hizo durante este tiempo para generar contenidos gratis con amor y para que la gente lo pasara lo mejor que pudiera. Es una especie de espejismo lo que vivimos. Yo hago una gira de teatro y el Covid existe: protocolos, si hay un positivo nos mandan a casa, no puedes hacer el bolo... No me gustaría que se creyera que ya está y que la cultura ha vuelto, no. Va a ser un camino jodido y hay mucha gente que lleva sin trabajar desde abril de 2020, hay teatros que siguen cerrados. O sea, que no sea un “qué bien, la cultura se reivindicó”. Bueno, la gente consumió mucho contenido en plataformas, pero nos queda mucho recorrido: los músicos, el teatro, los conciertos… Tenemos que volver y esperamos que la gente nos responda. Necesitamos reconocimiento institucional y que el público decida ir al cine, al teatro, a conciertos con todas las medidas y con toda su voluntad.
--¿Cuál es su relación con las plataformas?
--Creo en el lado positivo de las cosas. Generan más contenido, más trabajo. Luego hay que gestionarlas muy bien para que no se nos venga en contra. Como los robots: qué guay mi ordenador, ¿eh? (Ríe). Pero que no quiten trabajo. Además, espero que no perdamos nuestra comunión, nuestro ritual, nuestra tradición de ir al cine, que mola muchísimo.
--En teatro también está en una comedia…
--Con El anfitrión. Empiezan a aparecer cosas dramáticas, pero este año ha sido muy gustoso hacer reír, la gente lo agradece muchísimo. A mí también me hace feliz hacer reír a la gente, me da placer. Es muy guay estar envuelta en contenidos que tengan que ver con la comedia y que no te arrastren a universos oscuros con todo lo que está cayendo.
--¿Se siente más actriz cómica que dramática?
--Se ha dado así. Y fíjate que yo empecé en Policías. En el corazón de la calle, que era dramático. De hecho, yo, un poco, me empeñé en hacer comedia y ahora llegan proyectos en este sentido. En la vida no eliges tú siempre. Yo soy feliz y lo disfruto. Me lo pide más el público o los medios. ¿Para cuándo un drama? Para cuando llegue. Disfruto mucho con este momento de comedia. Y si llega el drama también me dejaré la vida en ello.
--¿Qué otros proyectos tiene?
--Cosas de las que no se puede hablar. Me voy a saltar esas cosas para decirte que estoy en Todos lo hacen, con un director que no conocía, Alberto Martínez, con el que tuve la primera reunión ayer [lunes]. Vuelve a ser una comedia y me hace mucha ilusión, porque se rueda en Tenerife, mi tierra. Esto y El anfitrión de Molière en el Teatro La Latina de Madrid, donde estaremos todo el mes de junio. Luego aparecen proyectos de tele por ahí, ahora que se ha cerrado Mujeres del hampa, pero no sé cuál va a ser. Me tiene que elegir el proyecto a mí y no a la inversa.
--Hablando de Mujeres del hampa, ¿cómo ha vivido lo sucedido esta segunda temporda?
--El éxito ha sido haberla rodado. Yo soy superfan de la segunda temporada más que de la primera, porque como ya te has encariñado con los personajes, las disculpas, las entiendes. Soy superfan y creo que es el proyecto más bonito de mi carrera que me ha tocado hacer. Nosotros nunca pensamos hacer una segunda temporada, porque se concibió como una serie cerrada, la segunda fue en regalo. ¿Nos hubiera gustado hacer una tercera? Por supuesto. Pero se da que no va a ser y no va a ser. Pero ahora se va a hacer en Estados Unidos y ojalá lo pete. A mí me parece una serie tan genial que estoy muy feliz de haberla hecho. También debe tenerse cuenta que la gente estaba colgada en Amazon Prime desde hace mucho tiempo, pero luego en abierto… Mujeres desesperadas o Big Little Lies no funcionaron en abierto.