Diseño de una caja de cerillas / ESTUDIO CRUZ MÁS CRUZ

Diseño de una caja de cerillas / ESTUDIO CRUZ MÁS CRUZ

Cine & Teatro

Cruz Novillo, cuestión de estilo

El documental ‘El hombre que diseñó España’ recupera la obra creativa de un diseñador clave en la reformulación estética de nuestro país

3 junio, 2020 00:00

¿Puede el diseño explicar la historia de un país, o al menos, transmitir parte del espíritu de una época? Si atendemos a los miles de diseños realizados por José María Cruz Novillo (Cuenca, 1936) durante los años de la Transición y los que llevaron a la consolidación de la democracia en España, podríamos aventurarnos a afirmar que nuestro país ofrecía una imagen fuerte, rotunda, imaginativa y colorida, muy alejada de las atmósferas grises y umbrías del tardofranquismo previo. Transformar la identidad visual del país, su semiótica y su estética, fue una de las misiones de los gobiernos democráticos, y muy especialmente del PSOE –implícita en el célebre exabrupto de Alfonso Guerra; “A España no la va a conocer ni la madre que la parió”–; y, gracias a esa iniciativa, se logró que nuestro entorno se acruznovillara. Pocos conocen el significado exacto de este neologismo que forma parte de la jerga del diseño patrio, pero diríamos que suena como un trabalenguas. Sugiere darle la vuelta a algo de la cabeza a los pies.

Muchos hemos conocido la ingente creatividad de Cruz Novillo gracias al documental El hombre que diseñó España, estrenado en Filmin tras celebrar varios pases en salas de Madrid y Barcelona. Sus responsables son la periodista Andrea G. Bermejo y el cineasta Miguel Larraya, a quienes hay que agradecerles compartir con nosotros el universo de un creador capaz de viajar muy lejos con la imaginación. Tan lejos en el futuro como los casi 3,4 millones de años que dura su impresionante Diafragma dodecafónico 8.916.100.448.256, opus 14, una pieza artística la que se puede acceder online y que contiene todas las permutaciones con repetición de 12 colores, 12 sonidos y 12 fragmentos de tiempo, relacionados entre sí. Un obra de arte hiperdimensional e hipersensorial que no le tiene miedo al futuro. 

El documental, producido por Llanero Films, muestra la singularidad de Cruz Novillo  como profesional y como persona. “Enseguida pensamos que habíamos conocido a alguien muy especial, a un artista que tenía una capacidad intelectual y filosófica apabullante, capaz de generar aforismos ingeniosos y divertidos, pero que a la vez era cercano y discreto”, cuentan Bermejo y Larraya sobre su primer encuentro con el diseñador. El origen del proyecto es un reportaje. Bermejo, redactora jefe de la revista Cinemanía, preparaba un artículo sobre el noble arte del cartelismo cinematográfico y contactó con Cruz más Cruz, el estudio de Cruz Novillo, para entrevistarle como autor de algunos de los mejores carteles de cine español. Suyos son los posters de algunas de las producciones más carismáticas de Elías Querejeta El espíritu de la colmena (Víctor Erice, 1973); Ana y los lobos (Carlos Saura, 1973) y también la imagen gráfica de películas como La escopeta nacional (Luís García Berlanga, 1978), o Los lunes al sol (Fernando León de Aranoa, 2002) incluyendo asimismo el de su propio documental. En total, una lista de 79 carteles que han marcado época en la historia de nuestro cine, como recuerda Bermejo.

Así nació este proyecto cinematográfico que nos muestra que en España hubo un hombre que diseñó cartelería cinematográfica y la imagen de muchos organismos, instituciones y empresas. De Cruz Novillo son los logotipos del PSOE, Correos, Renfe, el Tesoro Público, el antiguo Banco Popular, la Cope; la Comunidad de Madrid, Repsol; la insignia del diario El Mundo; el diseño de los billetes de las últimas pesetas; la identidad visual y los uniformes de la Policía Nacional; la imagen de Fósforos del Pirineo; y un etcétera tan largo como para construir un enorme pedestal. De estas creaciones se alimenta la imagen institucional de España. 

La escopeta nacional

Cartel de La escopeta nacional, de Luis García Berlanga / ESTUDIO CRUZ MÁS CRUZ

Cruz Novillo le quita hierro a estos triunfos. “Me hizo mucha ilusión que Andrea y Miguel me propusieran hacer el documental”, confiesa el diseñador. “Sigo trabajando en mi estudio cada día y me parecía arriesgado que el público creyera que estoy jubilado”, bromea. La vigencia de sus diseños invita a pensar lo contrario: estamos ante un artista por cuyas creaciones no ha pasado el tiempo. “Mi hijo y socio, Pepe, dice en la película que la clave de la perdurabilidad es que mis diseños que no están hechos siguiendo la moda. La profesión de diseñador es muy técnica: hay que estar constantemente aplicando conocimientos concretos, pero afortunadamente esto no es suficiente. Aspiro a que mis trabajos también tengan algo de poético”, cuenta.

Un cosmopolita de Motilla del Palancar

Su biografía está llena de giros del destino un tanto poéticos, así como de oportunidades bien aprovechadas. De días muy buenos e inspirados. Cruz Novillo comenzó su carrera en la agencia de publicidad Clarín, en Madrid, donde entró gracias a los contactos de su padre. Una carambola lo llevó a Nueva York para trabajar en el pabellón español de la Feria Mundial de 1964. Después de una etapa como interino en la Agencia BBDO, regresó a Madrid para aplicar todo el conocimiento gráfico conseguido en la Gran Manzana: líneas geométricas y coloristas, minimalismo y un estilo, en definitiva, que nada tenía que ver con los diseños pictóricos y grisáceos que dominaban la publicidad en aquella época. Cruz Novillo lo explica así en el documental: “Fue un salto espacial y temporal inverosímil: del mundo rural de Motilla del Palancar pasé al cosmopolitismo de Manhattan. Gran parte de lo que he hecho después viene de esta casualidad, que para mí fue igual que hacer una carrera”.

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Cruz Novillo / LLANERO FILMS

El resto de su trayectoria refleja la historia de nuestro país: la llegada de la democracia, el salto a la modernidad y la transformación de su estilo. En El hombre que diseñó España aparecen las voces de Joaquín Leguina, Alfonso Guerra o el diseñador Rafa Celda. La influencia de sus creaciones es notable. Cruz Novillo ha creado escuela: “Me enorgullece pensar que hay compañeros que piensan que pueden obtener alguna enseñanza que extraer de la trayectoria de nuestro estudio, igual que yo nunca he ocultado mis influencias ni a los creadores que tengo en mi santoral”.

El diseño y su práctica cambiaron en estos años tanto en términos de creatividad como en lo que se refiere a la comunicación entre clientes y creadores: “Cuanto más profesionalizados estemos, mejor; eso debería significar que todos los implicados en un proyecto entienden que, cuantas más trabas se ponen, es peor para todos”, explica el diseñador. “Hace años dije que debería existir una Escuela Técnica Superior de Clientes de Diseñadores: la figura del cliente es decisiva para el buen fin de un encargo. En las últimas décadas sucede, sin embargo, que cada vez es más difícil que el interlocutor del diseñador sea el jefe de la empresa o del organismo que le contrata. Añoro esos tiempos en que yo, que era el jefe de lo mío (mi estudio) hablaba con un cliente que era el jefe de lo suyo. Tampoco quiero generalizar: en los departamentos intermedios hay personas del máximo nivel que saben encargar muy bien”.

INE

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Fachada del Instituto Nacional de Estadística (INE) / ESTUDIO CRUZ MÁS CRUZ

Una de las etapas más estimulante de la trayectoria de Cruz Novillo es la que atañe a su obra artística, que incluye trabajos como la fachada del Instituto Nacional de Estadística, una “escultura sinestésica”, o el citado Opus 14. Su obra conceptual, igual de juguetona y repleta de sentido del humor que sus diseños corporativos, se interroga asimismo por cuestiones nada baladíes. “Con respecto a Opus 14, pienso mucho en el cóctel que se servirá cuando concluya. Me interesa el concepto duración de una obra de arte por influencia de Henri Bergson. Me gusta mucho pensar en los cambios tecnológicos, en cómo se adaptará a ellos la obra. ¿Cómo se percibirá dentro de 25 años, en qué soporte? ¿Y dentro de 100, 1.000, 1.000.000 de años? ¿Se ocuparán de ellos mis nietos y bisnietos? Todo son preguntas para mí, y esto me estimula mucho”. 

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El arte le da a Cruz Novillo más dolores de cabeza que el diseño. “Me ocupa cada vez más tiempo, así que supongo que se trata de un dolor de cabeza más largo pero menos intenso. Por otra parte, no creo que el diseño me llevara a convertirme en artista. Cada vez tengo más claro que soy un artista que se dedica al diseño”.

Pensar el pasado, construir el futuro

El ejercicio de memoria que hacen Andrea G. Bermejo y Miguel Larraya en El hombre que diseñó España poco tiene de nostálgico. Tampoco pretende ajustar cuentas. La mirada sobre los años de la Transición es diáfana, a diferencia de otros discursos que han proliferado tras la última recesión: “La cultura de la Transición fue variada, especialmente en sus primeros años. Hubo muchas corrientes que supusieron un salto cualitativo enorme en comparación con el franquismo”, explican los cineastas.“Como cualquier fenómeno hegemónico, sufrió cierto anquilosamiento y a veces cayó en la autoindulgencia; una muerte de éxito que se detecta en los años noventa, tras la resaca de 1992. En cualquier caso, la mirada es constructiva e ilusionante”.

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Los directores del documental, Andrea G. Bermejo y Miguel Larraya, junto al diseñador / LLANERO FILMS

Cabe preguntarse por qué alguien como Cruz Novillo no ha recibido más reconocimientos fuera del ámbito del diseño. “Es una persona humilde que es cmuy onsciente de la importancia de su trayectoria pero que está más interesada en seguir desarrollándola que en volver al pasado”, explican los directores de El hombre que diseñó España. En palabras de Cruz Novillo: “No he sido nunca muy partidario de mirar hacia atrás, me gusta pensar que lo mejor siempre está por llegar”.

La pandemia del coronavirus y la amenaza de una nueva crisis económica global abre un escenario de incertidumbres. “El reto que tienen ahora por delante los creadores visuales es recuperar el trabajo y la vida cotidiana, como todo el mundo”, reflexiona Cruz Novillo. Sus palabras desprenden optimismo: “Quiero pensar que lo que dijo Alfonso Guerra se ha cumplido. La España de hoy es mejor, y nuestra obligación es contribuir a que lo sea aún más en el futuro. No me refiero sólo a los que nos dedicamos a estas actividades, sino a todo el mundo. Crear e innovar debe ser algo que todos intentemos hacer. Me gusta mucho la palabra jovial. Este país lo es. Incluso ahora”.