El coronavirus ha vaciado las salas de cine, ha congelado los rodajes y ha detenido todos los proyectos que estaban en marcha. Sólo con la paralización de rodajes extranjeros, España ha dejado de ingresar más de 80 millones de euros, según calcula la asociación de empresas productoras de audiovisual internacional (PROFILM). Se trata de 13 proyectos que puede que, algún día, se retomen y se hagan en España o se muevan a otros destinos.
Los primeros meses del año son clave. Las productoras españolas ponen en marcha en ellos gran parte de sus obras. El Covid-19 está siendo devastador y un gran monstruo para el cine made in Spain.
Consecuencias del confinamiento
Sin embargo, esta crisis sanitaria no ha pillado a todos por igual. El coronavirus ha afectado en menor medida a los proyectos en fase de desarrollo. “Esta fase se puede hacer prácticamente con teletrabajo, pero el Covid-19 sí afecta de lleno la producción, ya que no se puede rodar, y también a buena parte de la postproducción. En cuanto a la distribución, se han suspendido los festivales, los mercados para vender las películas y las salas de cine están cerradas. Todos estos procesos cada vez se hacen más de forma digital, pero requieren igualmente ser compartidos y el confinamiento no lo permite”, subraya el productor Norbert Llaràs a Crónica Global.
Asimismo, a otros pequeños productores que un día optaron por el crowdfunding o un modelo participativo parece que la crisis sanitaria actual está siendo un poco menos dolorosa. Es el caso de Tony Higueruelo, CEO de Rollyhoo, una productora de cine participativa.
Una comunidad de microinversores
Este modelo, tal y como pone de relieve Higueruelo, está adaptado a las nuevas tecnologías a través de un sistema de recaudación por internet. “Damos la oportunidad a cualquier persona de tener un pedacito de nuestros proyectos”, matiza.
La idea es crear una comunidad de microinversores a través del crowdfunding. De momento, esta productora está trabajando en dos proyectos: un largometraje de terror y una comedia. El problema, según Higueruelo, es que si no se buscan fuentes alternativas muchas obras no verían nunca la luz. Pero él confía en que gracias al crowdfunding, que puede seguir realizándose pese al confinamiento, obtener cerca de dos millones de euros de presupuesto para su película de terror.
Modelo convencional vs. modelo 2.0
En España, apunta este productor, las empresas que se han visto más afectadas por el coronavirus son las que llevan un modelo más convencional en el desarrollo de proyectos. Por ello, él opta por una vía recaudatoria más digital.
No obstante, la Asociación de Profesionales de la Producción Audiovisual (APPA) insiste en que el crowdfunding no es una práctica habitual en la mayoría de producciones audiovisuales en España. Según Llaràs, el crowdfunding es una fuente de financiación muy limitada que sólo puede dar solución a pequeñas producciones y recuerda que desde las productoras se pueden hacer algunos trabajos a distancia, sobre todo a nivel de desarrollo y de diseño de estrategias.