Hasta que no quede nadie
La miniserie británica 'Then there were none' ('Diez negritos') es una nueva vuelta de tuerca muy bien hecha a un texto clásico
28 diciembre, 2019 00:00En fechas navideñas, no hay como una buena adaptación de alguna novela de Agatha Christie en forma de miniserie para completar la coyuntura. Si bien las novelas de la buena señora gozan de una carpintería impecable, el factor humano suele flojear, reduciendo a los protagonistas a meros arquetipos o, en el mejor de los casos, a personajes de cartón piedra. Nada que una buena adaptación audiovisual no pueda solucionar, como demostraron las películas de Hércules Poirot con Peter Ustinov o las de la señorita Marple con Margaret Rutherfod en la gran pantalla. Este año, TV3 y Movistar se han puesto de acuerdo para emitir, con un día de diferencia (la primera en Navidad, la segunda en San Esteban) la miniserie británica Then there were none (Diez negritos) de un tirón: tres horitas estupendas pegado al televisor y volviendo a ver una historia que me sé de memoria, pero a la que el logrado guion de esta adaptación en tres capítulos (y mi falta de memoria) otorga nueva vida.
Diez negritos inauguró el subgénero del grupo humano encerrado en una mansión en la que sus componentes van cayendo como moscas, aunque de uno en uno, como en los slashers para adolescentes de los años 80. Breve resumen de la situación para aquéllos -puede que existan- que no hayan leído la novela ni visto ninguna de sus varias adaptaciones cinematográficas o televisivas: una serie de personajes pintorescos reciben una invitación para pasar un fin de semana en una casa situada en una isla incomunicada con el exterior. No conocen a su anfitrión, que tampoco aparece ni a la hora de la cena ni en las jornadas siguientes, lo cual no es óbice para que los huéspedes vayan siendo asesinados de uno en uno. Todo parece indicar que el asesino es uno de ellos, por motivos que ya iremos descubriendo.
Esta especie de partida de Cluedo depende del guion y de los actores: ambos elementos funcionan a la perfección en esta nueva versión del clásico, que cuenta con Charles Dance o Miranda Richardson en el elenco. Como es de rigor en las producciones británicas, la ambientación es excelente (1939, a las puertas de la segunda Guerra Mundial), y ahí funciona todo como un reloj suizo, incluyendo el maquillaje y el peinado de las actrices y los trajes y las gafas de los actores. Diez negritos no pretende aportar nada nuevo a la historia de la televisión, solo es una nueva vuelta de tuerca -muy bien hecha- a un texto clásico. Debe disfrutarse en una sala climatizada, desde un cómodo sofá y, a ser posible, cubierto por una mantita a cuadros (desaconsejo fervientemente ver esta serie en verano). Si fuera llueve -lo que no fue el caso-, miel sobre hojuelas. A destacar especialmente el esfuerzo dedicado a tratar de convertir en seres humanos a los personajes de la señora Christie, que suelen ser unos pasmarotes al servicio del misterio de turno. Supongo que ya está colgada en el archivo de Movistar, pero los que prefieran verla en catalán deberán recurrir al servicio a la carta de TV3.