El misterio del lago
'Desaparecidas en el lago' es una serie muy bien dirigida, escrita e interpretada, una historia que se sigue con mucho agrado por parte del aventurero de sofá
7 julio, 2018 00:00Aunque con cierto retraso --la serie es de 2015--, Desaparecidas en el lago (Le mystère du lac), llega a Calle 13 en una época muy adecuada para el consumo de thrillers, ya sean en forma de novela --Joel Dicker acaba de publicar en España su último best seller, La desaparición de Stephanie Mailer-- o de ficción audiovisual. A tenor de los dos episodios vistos hasta ahora --de un total de siete--, Desaparecidas en el lago es una historia de corte clásico, eso que los anglosajones denominan police procedural, y no cabe esperar de ella grandes aportaciones al género, pero sí un entretenimiento brillante para los partidarios de que se mantengan las reglas sagradas del relato policial.
La trama transcurre en un pueblo francés al que llega, con la aparente intención de cuidar de su madre, enferma de Alzheimer, la capitana de la policía criminal de París Lise Stocker, de quien descubriremos en el segundo episodio que está suspendida de empleo y sueldo, aunque aún no sepamos por qué. Su llegada coincide con la desaparición de una adolescente durante las fiestas del pueblo, justo quince años después de que sufrieran igual suerte otras dos muchachas que nunca han vuelto a ser vistas y que eran las mejores amigas de Lise, que fue la única que se libró del horror y lleva desde entonces preguntándose por qué no compartió el trágico destino de sus compañeras.
Con una madre enferma y el recuerdo de un padre policía que se suicidó, Lise debe pechar además con la nueva desgracia. Se sospecha de Remi Bouchard, el tipo que fue a la cárcel por las antiguas desapariciones y que siempre ha manifestado su inocencia al respecto: resulta que salió del trullo hace un par de meses y que trabaja en la biblioteca de un pueblo cercano. Detenido, insiste en que no ha tenido nunca nada que ver ni con lo de ahora ni con lo de entonces, y Lise empieza a creerle. El problema es que, si no se trata de Bouchard, el responsable tiene que ser uno de esos conciudadanos tan simpáticos con los que se cruza a diario y no el tarado rijoso y mirón que a todos les encantaría que fuese.
El pueblo de Le mystère du lac, como no podía ser de otra forma, es como Twin Peaks o esos villorrios de la Francia profunda que tanto le gustaban a Claude Chabrol: un sitio que se muestra tranquilo e inocente, pero trufado en realidad de personas que solo son normales en apariencia y que acaban componiendo una larga lista de sospechosos para la capitana Stocker. Como les decía, se trata de un producto que no destaca por su originalidad, pero sí por respetar las reglas del género sin incurrir en los tópicos, por estar muy bien dirigida, escrita e interpretada y por ser una historia que se sigue con mucho agrado por parte del aventurero de sofá, quien reconoce un terreno ya pisado al que le gusta volver por encontrarlo muy acogedor. Le mystère du lac tuvo una continuación en la serie Le tueur du lac, que Calle 13 empezará a emitir a finales de julio.