Berlín, 1929
'Babylon Berlin', una costosa y cuidada producción alemana que funciona gracias a sus buenos ingredientes
4 noviembre, 2017 00:00Norteamericanos y británicos no tienen la exclusiva de las series interesantes, aunque a menudo lo parezca. La producción alemana Babylon Berlin --que ha costado un ojo de la cara y parte del otro, por cierto-- es un muy logrado intento de situar las ficciones no rodadas en inglés en una elevada posición crítica y comercial. Por lo visto hasta ahora --cuatro episodios de un total de ocho--, la cosa cumple las expectativas: una excelente ambientación en el Berlín de la república de Weimar, una intriga policial sólida, interesante y con sugerentes ramificaciones, un reparto que cumple a la perfección su cometido y una dirección brillante (a cargo de Tom Tykwer y otros dos realizadores no tan conocidos en España, que también se han encargado del guion).
Basada en una novela de Volker Kutscher --Sombras sobre Berlín (Ediciones B), situada en 1929 y primera de una serie que consta de otras cinco que desarrollan la trama hasta 1934 (en España han aparecido ya la segunda y la tercera, Muerte en Berlín y Un gángster en Berlín)--, Babylon Berlin está protagonizada por Gereon Rath, un policía de Colonia con secuelas de guerra que podrían costarle el cargo y que combate en privado y como puede, pues se trata de unos temblores tremendos que lo atacan en el momento menos pensado.
Rath se ha trasladado a Berlín en busca de una película pornográfica que compromete a un personaje importante de su ciudad natal, lo cual le pone en contacto con el inframundo local y su variada gama de perversiones, a las que el sector audiovisual recurre con cierta frecuencia porque la chaladura de sexo y drogas de los años de Weimar siempre ha sido muy vistosa en una pantalla, aunque adoptara la forma de un musical como Cabaret.
Buenos ingredientes
La parte musical, por cierto, está muy cuidada en Babylon Berlin, cuya banda sonora podría haber firmado el gran Peer Raben, compositor habitual de Fassbinder, si no llevase varios años muerto: hay temas clásicos, canciones compuestas para la ocasión y hasta versiones jazzístico-cabareteras de piezas de Bryan Ferry. Personalmente, agradecería la aparición de Max Raabe, peculiar cantante alemán cuyo repertorio de clásicos americanos y germánicos quedaría de miedo en esta serie. De momento, me conformo con el estupendo número musical del capítulo dos y sigo adelante con las desventuras berlinesas del inspector Rath, pues intuyo que no tardarán en conectarse de algún modo con esa purga de trotskistas rusos a cargo de agentes de Stalin que tuvo lugar también en el segundo episodio.
Babylon Berlin funciona porque todos sus ingredientes son buenos y porque une lo particular (las andanzas del inspector Rath) y lo general (el convulso Berlín de entreguerras) de manera ejemplar. Esperemos que funcione y podamos ver pronto las siguientes adaptaciones de las novelas de Volker Kutscher.