¿Ha valido la pena volver a Twin Peaks?
Ramón de España critica la nueva temporada de la mítica serie de David Lynch
9 septiembre, 2017 00:00Mi respuesta a la pregunta que titula este artículo es que no mucho, la verdad. Es la conclusión a la que he llegado tras tragarme los dieciocho episodios de la nueva temporada de Twin Peaks; los primeros, con ilusión e interés; y, a partir del cuarto o el quinto, por una mezcla de nostalgia y militancia, pues siempre he admirado al señor Lynch y he disfrutado enormemente de su obra cinematográfica (no puedo decir lo mismo de su contribución a la pintura y a la música, que por mí se podría haber ahorrado, francamente: ni sus garabatos ni sus ruidos van a ninguna parte).
Como tampoco va a ninguna parte este regreso a Twin Peaks veinticinco años después. Y no porque no se entienda gran cosa de lo que se nos cuenta --algo que también sucedía en Mulholland Drive e Inland Empire, pero resultaba irrelevante--, sino porque el desarrollo de la incomprensible trama es moroso, cansino y, en última instancia, aburrido. Si alguien que no haya visto la nueva temporada de Twin Peaks me preguntase de qué iba, le diría que no lo sé, aunque todo parecía girar en torno al agente del FBI Dale Cooper, desaparecido misteriosamente hace un cuarto de siglo, y su sustitución por dos doppelgangers, uno muy malo y uno muy tonto. En general, las incidencias en torno a los dobles de Cooper resultan tediosas, no conducen a ningún lado y carecen de gracia cuando intentan tenerla y de intriga cuando aspiran a generarla. Una cosa es que el espectador no sepa a dónde va, y otra, especialmente letal, es que los que cuentan la historia no sepan qué explican ni por qué lo explican, que es lo que parece ocurrirles a David Lynch y Mark Frost, los responsables conceptuales de este engendro.
Error nostálgico
La tercera temporada de Twin Peaks ha durado dieciocho horas, pero lo mismo podría haber llegado a las sesenta y cuatro o no haberse rodado, pues solo ha servido para demostrar que la nostalgia es un error y que a veces no merece la pena volver a los lugares en los que has sido feliz porque han cambiado tanto que ni los reconoces. Comercialmente, parece que la cosa tampoco ha funcionado, por lo que es poco probable que se ruede una cuarta temporada de la serie. Es muy triste ver chochear a un artista al que siempre has admirado, pero esa es la impresión con la que se ha quedado uno después de tragarse este innecesario retorno a aquel maravilloso estado mental que fue Twin Peaks, la serie que cambió el curso de la ficción televisiva a principios de la década de los 90 y a la que más valdría haber dejado descansar en paz.