La distopía de los hermanos Pastor
Con paso firme y seguro, los hermanos Alex y David Pastor se van abriendo camino en Hollywood, como demuestra su primera serie de televisión financiada por los americanos, Incorporated, que se emite en España desde hace unas cuantas semanas. Devotos del cine de género --acción, fantasía, terror--, los hermanos han encontrado en Estados Unidos unos caminos que suelen ser bastante más complicados para los partidarios del cine de autor. La industria de Hollywood les reconoce el talento y sabe que le pueden servir para un barrido y para un fregado, cosa para la que no están llamados otra clase de autores. Y hay que reconocerles una adecuación al medio tan eficaz como sincera: nadie les obliga a hacer cosas que no quieran hacer porque su criterio y sus intereses están en sintonía con lo que busca Hollywood, como le ocurre también a alguien como J. A. Bayona. Fallecido el arte y ensayo, la comercialidad es la única baza para un director español que quiera montárselo en Estados Unidos, como bien sabe Jaume Collet-Serra.
La industria de Hollywood les reconoce a Alex y David Pastor el talento y sabe que le pueden servir para un barrido y para un fregado, cosa para la que no están llamados otra clase de autores
Incorporated es una distopía ambientada en una ciudad estadounidense --no se nos dice cuál, pero todo apunta a Los Angeles-- dividida en dos sectores, el azul, los que pintan algo, y el rojo, donde se amontona la chusma sin futuro ni apenas presente. El protagonista es alguien que, en algún momento que aún no se nos ha explicado, pasó del sector rojo al azul, se casó con la hija de la jefa de la empresa para la que trabaja y aparenta ser un ciudadano modélico de una sociedad nada modélica en la que las corporaciones han sustituido a los gobiernos y cuentan con sus propios ejércitos. Las aventuras y desventuras de ese personaje principal centran la trama de la serie, pese a que aún no sepamos muy bien quién es ni qué pretende, aunque intuyamos que se trata de algo claramente subversivo.
Bien escrita y bien rodada, Incorporated no descubre la pólvora en el terreno de la fantasía futurista, pero es un muy digno espectáculo cuyos episodios se siguen con interés y cuyos personajes tienen la habilidad necesaria para generar empatía en el espectador. Y, sobre todo, demuestra que los hermanos Pastor --como antes Amenábar, Bayona o Collet-Serra-- coinciden con los gustos audiovisuales de la época que les ha tocado vivir y que, a medio plazo, pueden montarse una carrera muy fértil en Estados Unidos. Si te gusta lo que haces y a un montón de gente también, has tenido una suerte que no está al alcance de cualquiera. Y lo normal es aprovecharla.