Ilustración del Ayuntamiento de Vitoria Gasteiz para fomentar el uso de la bicicleta

Ilustración del Ayuntamiento de Vitoria Gasteiz para fomentar el uso de la bicicleta

Artes

Vitoria: urbanismo híbrido, ideal ecológico

El modelo urbano de la capital vasca, sustentado en el vínculo entre la ciudad histórica y la naturaleza de su territorio, es un referente para diseñar nuevas estrategias urbanas

4 febrero, 2021 00:00

Con el interés y la cautela de quien ve las cosas desde fuera, llevamos desde hace dos décadas atentos a Vitoria Gasteiz, una ciudad que se nos ha antojado como modélica, deseada, por conciliar progreso y desarrollo económico con una forma urbana de calidad que hace posible una vida amable, por acordar con su territorio un equilibrio de intercambio y beneficio mutuo en el que voces tan dispares como ciudad histórica y naturaleza, servicios básicos del habitar o industria, se encuentran en lo cotidiano. 

Un continuo seguimiento de la gestión urbana y territorial de Vitoria desde que, con sus acciones innovadoras, se adelantara al diagnóstico y nueva lectura urbana que profesor y urbanista italiano Bernardo Secchi planteara en 1986 en Las condiciones han cambiado, disolviendo la oposición centro-periferia, al invertir una dominación histórica de su periferia, identificando zonas de alto valor ecológico, propiciando su restauración e incorporándolas a la planificación y a la gestión municipal. Y todo ello coincidiendo con momentos de auges y crisis económicas en el país, que primero alentaban consumos y depredaciones de suelo de difícil recuperación para luego dar pie a inútiles o inacabadas fantasmagorías urbanísticas

Una imagen del casco histñorico de Vitoria Gasteiz

Una imagen del casco histórico de Vitoria Gasteiz

Desde entonces, de tanto en tanto, hemos revisado el comportamiento de sus indicadores urbanos, aquellos que valoran desde la ocupación del suelo a la cohesión social, pasando por cuestiones como las de una habitabilidad alternativa, una movilidad equilibrada o una biodiversidad urbana, definidos con el apoyo y asesoramiento de especialistas –como por ejemplo la del equipo de Salvador Rueda, en 2009–  hasta conseguir que se nos hayan hecho familiares. Compartiendo sus enfoques, nos han habituado a pensar, desde el planeamiento y entre las pocas rendijas que nos deja el mundo del capital, la posibilidad de una Infraestructura Verde Urbana, una estrategia capaz de identificar, dar sentido y valor, mediante su ubicación en un sistema general, otros espacios cívicos de encuentro y esparcimiento, tanto las bandas verdes del territorio como las diversas iniciativas de los huertos sociales urbanos.  

Convertidos en colectores infraestructurales, los huertos permiten habilitar escenarios para el desarrollo de múltiples e híbridas funciones, garantizadoras de una deseada vida urbana saludable y sostenible; una infraestructura que desde el compromiso con lo ambiental y social, con lo atmosférico y lo amable, fortalezca los servicios mínimos del habitar y el buen vivir para una comunidad territorial. Ahora, cuando se despiertan conciencias de reutilización y contención del consumo a nivel mundial, dibujando nuevos horizontes de decrecimiento y renaturalización, es inevitable no seguir expectantes con lo que hará Vitoria.

Vitoria Gasteiz

Vitoria Gasteiz

Son cada vez más las ciudades empeñadas en recomponer este necesario intercambio entre la ciudad y el territorio que la envuelve. Las disfunciones a las que conduce el anterior modelo de crecimiento – aún válido para algunos– son cada vez más evidentes y preocupantes tanto para la naturaleza como para la ciudadanía. Proponer tácticas capaces de superar alternativas asentadas en uno u otro polo de la dicotomía centro-periferia nos obliga a formular lugares híbridos, en los que la urbanidad se mezcla conflictivamente con una naturalidad de forma casi irreductible; desde los intereses que caracterizan a ambos polos es imposible alcanzar una superación del mismo, haciéndose necesario pensar en un tercer tipo de habitabilidad –por otra parte, demandada por sectores de la ciudadanía– más versátil e inclusivo, así como en otros instrumentos administrativos, jurídicos y urbanísticos más operativos, que garanticen la pluralidad de formas de vida presentes en ese ecosistema extenso de la ciudad. Contemplar, como propone Steven Holl, “el borde de una ciudad (como) una región filosófica en la que la ciudad y el paisaje natural se solapan, existiendo sin remedio ni expectativas”, constituye hoy un mandato y un desafío del que ciudades como Vitoria Gasteiz pueden dar cuenta ejemplarmente.

En estos momentos, en los que el timbre de voz monocorde de la salud pública lo invade todo, cuando la decimonónica disciplina urbanística se nos antoja incapaz de dar cuenta de una vida que se extiende más allá de los límites y conformación de una ciudad planificada, cuando se hace necesario repensar el modelo de crecimiento de nuestras ciudades, dos conceptos –convertidos en logos mediáticos– resuenan en nuestros territorios vivos de proximidad: el de Biorregión (término planteado en los 70 por Peter Berg y desarrollado socio-naturalmente por Roberto Guimarães) y el del Green New Deal. Ambos, entrelazados, señalan la oportunidad que supone la revisión de cualquier planeamiento urbano.

Imagen del entorno natural de Vitoria

Imagen del entorno natural de Vitoria

En este sentido, como horizonte y referente en el que encontrar estrategias comunes para un desarrollo sostenible de Vitoria, se prefigura el documento elaborado por Fernando Prats y Jorge Ozcáriz, Álava Central, un escenario biorregional de colaboración con su entorno territorial, donde se exponen diez líneas estratégicas en un ámbito –más allá de la ciudad central y sus coronas industriales y verdes– que incorpora su entorno rural y natural, pretendiendo lograr un nuevo equilibrio entre la ciudad –decididamente compacta– y el medio rural con la mezcolanza y aparición de nuevos usos y tecnologías.

El enfoque de las coronas metropolitanas de Vitoria como biorregión periférica supone la introducción de un concepto alternativo que permea los límites administrativos para encontrarse con otros sitios y comunidades; supone también revitalizarla desde las márgenes en lo que aún tienen de eficientes, para formular y potenciar las relaciones –ahora difusas en muchos casos y especialmente comprometidas– entre los diversos escenarios vitales desde la vocación y diversidad de usos de cada uno de ellos, y proponer estrategias de desarrollo para la ciudad, incorporando a este horizonte el conocimiento y la mirada agroecológica que nos vienen de la permacultura, los cuidados de la tierra y las gentes que la viven. Todo esto, con la intención de conciliar las potencialidades de estas realidades urbanas, rurales y naturales preservando un patrimonio cultural –histórico y natural– que es la base de su resiliencia territorial.

Tranvía de Vitoria Gasteiz / UTM

Tranvía de Vitoria Gasteiz / UTM

A la postre, una propuesta de renaturalización que quiere restablecer antiguas –y hoy rotas– estructuras profundas ambientales, a través de una cadena de nuevas relaciones que aseguren la continuidad de su habitabilidad. Una apuesta sin parangón por un medio antrópico, multifuncional y multiescalar, donde tierra, paisajes, actores y producción interactúan. Al tiempo, se quiere valorar el papel que juegan los paisajes cotidianos, especialmente los extraurbanos, como elementos sustanciales para la calidad de vida de la ciudadanía y la construcción de sus identidades, fortaleciendo los vínculos sensoriales, afectivos y culturales a través de la participación en los procesos de planificación y gestión de los mismos.

Como demuestra el caso de Vitoria Gasteiz, esta apuesta implica en su gestión a las distintas administraciones locales y autonómicas, nacionales y europeas, que tienen que superar un funcionamiento reductivo para aprender, con su participación, a operar en campos de complejidad crecientes y no jerarquizados, en los que se reclama una sinergia desacostumbrada en los funcionamientos tradicionales de la administración. Por tanto, no basta con la buena disposición, ni las declaraciones bien sonantes; estamos ante una escuela de aprendices donde los valores de composición de los contrarios, de justicia, de encuentro y de aprecio mutuo, deben converger hacia la construcción participada de un nuevo medio administrativo y de gestión política

Mapa de Vitoria Gasteiz con su anillo verde

Mapa de Vitoria Gasteiz con su anillo verde

Es prioritario anticiparse, considerar el cambio climático en cada acción que iniciemos y corregir las desigualdades, especialmente las que tocan al desarrollo de nuestros territorios. ¿Cómo gestionar e instrumentar todo esto que vislumbramos?, ¿Cómo saltar de la ciudad verde a la economía verde y hacerla viable? 

Parece que el Green New Deal puede ser una oportunidad de referencia mundial para un empezar a hacer que se convierta en respuesta e instrumento de economías alternativas a la globalización, que incorpore la perspectiva del ecologismo social, de ese mundo rural vivo que ya emerge en los parques agrarios situados en diversos enclaves del territorio europeo, como los ensayados de Aragón, de El Baix Llobregat o el delle Risaie, en el suroeste de Milán. Son en esos laboratorios territoriales en los que se ensayan mecanismos capaces de convocar a una pluralidad de actores y proyectos, donde se encuentran los elementos que, aplicados inteligentemente a las diversas escalas del territorio, logran construir el soporte material en donde se active esa nueva eco-nomos-logía

Imagen de la Llanada Alavesa oriental

Imagen de la Llanada Alavesa oriental

Hay que entender que el alcance de esa alianza, de ese nuevo acuerdo por lo verde, no se queda sólo en amortiguar la crisis climática, sino que se ofrece como respuesta de activación de una economía, hoy cuestionada por el despilfarro de las materias primas y el incremento de las desigualdades, que posibilite un crecimiento sostenible con nuevas oportunidades también para el desarrollo personal y vital. Y lo que proyectan hacia el porvenir iniciativas como estas, es que los recursos financieros necesarios para ello son cuantiosos, poniendo de manifiesto que se están cumpliendo los diagnósticos realizados hace unas décadas sobre las reivindicaciones de un tercer actor de la economía planetaria: la Naturaleza. De todo ello es vanguardia la iniciativa y apuesta de Victoria Gasteiz.