La reurbanización de Via Laietana que prepara el ayuntamiento es uno de los principales proyectos políticos que espera dejar Barcelona en Comú, el partido de Ada Colau, en la ciudad. Con todo, tanto el diseño como la forma en que se ha gestionado la ejecución de la iniciativa ha propiciado un rechazo total de los sectores económicos que se verán afectados por unas obras cuya primera fase se iniciará en apenas tres semanas.
De entrada, se oponen al diseño presentado por la teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz, para la modificación de una de las principales arterias de Barcelona. El proyecto prevé que la calle tenga un único carril de bajada para el vehículo privado; dos de autobús, uno en cada sentido de circulación; un carril bici segregado de subida, y aceras de cuatro metros. Vecinos, comerciantes y entidades locales han expresado sus dudas sobre los nuevos retos de movilidad que plantea la nueva planificación.
Sin mención a las alegaciones
Esto, en la práctica, se ha traducido en un aluvión de enmiendas al proyecto que aún está en tramitación --aunque se haya anunciado la fecha del inicio de los trabajos--, que firman más de 40 organizaciones de la ciudad. Urbanismo ha recibido propuestas de entidades vecinales, gremiales, económicas e incluso de partidos políticos locales (JxCat).
Con todo, el equipo de gobierno ha hecho oídos sordos a las alegaciones recibidas. Ni siquiera hizo mención a ellas en la comisión de Urbanismo que se celebró este martes, en el que el anteproyecto de reforma recibió luz verde. Fue aprobada con los votos a favor de los comunes, PSC y ERC y rechazada por JxCat, Ciudadanos y PP. Es por este motivo que ya han surgido voces que amenazan con iniciar un contencioso administrativo contra el proceso, aunque, hasta la fecha, no se han materializado.
Una propuesta sin consenso
El anteproyecto prevé la reforma integral de la calle. Es decir, desde la plaza de Urquinaona hasta la de Antonio Maura. “Tiran adelante sin ni siquera explorar un consenso más amplio”, apuntan fuentes municipales a Crónica Global.
Una transformación de estas características podría afectar al resto de vías de la Ciudad Condal. Por eso, desde JxCat critican que el ayuntamiento no haya tenido una mirada más amplia antes de aprobar el proyecto. Uno de los problemas será el acceso a la zona marítima desde el centro de la ciudad, ya que se pierde el único acceso directo que existe hasta la Barceloneta. La solución implicará tener que circular más kilómetros por las calles adyacentes, cuestión que también implica una mayor contaminación, tal y como señalan los críticos con la reforma de Via Laietana.
Esto supone un hándicap para los conductores, pero también para los vecinos del barrio marítimo más concurrido de la ciudad. Temen perder la conectividad con el centro de la urbe y así lo han expresado incluso ante el departamento que coordina la transformación. “Barcelona ha tenido que luchar mucho para abrirse al mar. Ahora, con el cierre de esta calle, perderemos esta mirada”, lamenta la regidora de JxCat Francina Vila, una política que ha registrado alegaciones a los cambios previstos en la arteria.
Más congestión
Sanz ha defendido en todo momento que con esta reurbanización, la Via Laietana dejará de ser un carril “angustiante y estresante”, ya que se le dará prioridad al transporte público y al peatón. Sin embargo, se critica que la nueva ofensiva de los comunes contra del transporte privado en la capital catalana tiene un impacto directo en complicar las retenciones diarias que se producen en la ciudad. Es decir, genera el efecto contrario al perseguido. Según un informe al que hace referencia el presidente del Consell de Gremis, Joan Guillén, esta reforma comportará un 25% de congestión en el barrio y puede repercutir en un 10% más de complicaciones en el tráfico del centro de la ciudad.
Aspectos que “se deben valorar”, remarca el empresario local. Sobre todo, teniendo en cuenta que "se trata de un eje de comunicación por donde pasan unos 50.000 vehículos cada día" circulando en los dos sentidos. “¿Cómo se ejecutará si deja de haber dos carriles?”, se preguntan los gremios implicados, que están preocupados por el poco margen de negociación que tienen con el ayuntamiento. Esta organización también ha presentado alegaciones e, igual que otras, hace hincapié en las necesidades de distribución de mercancías en los negocios de la zona. Por este motivo apelan a la vía de diálogo con los responsables municipales para realizar una adecuación del proyecto in extremis.
Obras hasta después de las elecciones locales
Los trabajos para reformar Via Laietana se dividirán en dos fases. La primera, que se iniciará el próximo 1 de marzo y finalizará en mayo del 2023, supondrá una transformación de la parte de la vía que transcurre desde la plaza Urquinaona hasta la de Antonio Maura. Incluirá la reorganización de la calle Jonqueres, lo que implica cambiar el diseño de la parte norte de esta calle tan icónica de Barcelona.
La segunda se desarrollará desde este punto hasta la plaza Antonio López. Es decir, en la zona sur. Está previsto que finalice en 2024, una fecha que añade más incertidumbre al proyecto de transformación. Las elecciones locales tendrán lugar en mayo de 2023, por lo que se teme que el futuro de Via Laietana esté estrechamente unido al resultado de las urnas.
Por ahora, el equipo de gobierno municipal --la coalición de los comunes y PSC-- iniciarán los trabajos para ampliar dos metros las aceras y rebajar los carriles de circulación actuales a tan solo uno de subida y uno de bajada. Con todo, del mar al centro solo lo podrán usar autobuses y taxis y estará limitado a 30 km/h. Los ciclistas dispondrán de un carril segregado de subida situado al lado del carril bus y, de bajada, podrán circular por la vía ciclable a un máximo de 30 km/h. También afectará a los párkings de la zona, ya que solo se podrá acceder a este estacionamiento tan importante para el centro de la ciudad desde plaza Urquinaona.