El gobierno municipal que comanda Ada Colau ha vetado otro futuro hotel en el corazón de Las Ramblas de Barcelona. El equipo local ha denegado la aprobación inicial del desarrollo de un establecimiento para turistas sobre la antigua Casa Arpí, en el número 38, una tienda de fotografía digital cerrada desde 2015.
Los promotores buscaban transformar el inmueble —cuyos bajos aún están vacantes— en un hotel tras una cuidadosa intervención, ya que el edificio goza de un nivel de protección patrimonial tipo b.
Un portavoz del consistorio ha indicado que el plan ha sido rechazado por "la entrada en vigor de la modificación del plan general metropolitano, que permitía poner uso hotelero en edificios catalogados con ese nivel".
La segunda razón, ha agregado, es el hecho de que el edificio se encuentre en "zona de decrecimiento natural, en la que no se permiten nuevos establecimientos hoteleros ni la ampliación de los existentes".
"Nos gustaría que fueran viviendas"
Preguntadas por la cuestión, fuentes cercanas a la propiedad han rechazado dar más datos de la propuesta que había firmado el intermediario Alberto Teichman.
Quien sí lo ha hecho es Fermín Villar, presidente de la asociación Amics de la Rambla. "Nos gustaría que allí, igual que en otros edificios vacíos, se construyeran viviendas", ha indicado.
"Tenemos pendiente un censo de vecinos del paseo y de sus necesidades. Esperamos que ello esté en la mesa de la concejalía de Ciutat Vella", ha valorado.
"Coherente con lo que prometió BComú"
Por su parte, el abogado Daniel Jimenez Schlegl, especialista en urbanismo, ha recordado que "el visto bueno o la denegación de permisos, licencias o planes especiales de desarrollo son procedimientos reglados. Si se han denegado, es que el consistorio tiene argumentos legales de peso para hacerlo. De lo contrario estaría prevaricando".
Bajo su punto de vista, la negativa al uso hotelero en la antigua Casa Arpí "es coherente con el programa electoral que presentó BComú en línea con las reivindicaciones vecinales".
"Desde el punto de vista del derecho, el ayuntamiento no interviene en el mercado, que es libre, sino en los usos. Considera que hay saturación de esa etiqueta urbanística en la almendra central de Barcelona y la limita. Ello es compartido ya no solo por los vecinos, sino por parte de los propios agentes del sector turístico", ha concluido.