Mason y Nadia, espías de risa
'Citadel' es una serie magnífica para dejarse llevar un fin de semana con la mente dispuesta en 'modo avión'
9 junio, 2023 19:03Es muy probable que, en estos momentos, no haya en la televisión por streaming una serie tan ridícula como Citadel (en Amazon Prime), creada por un trío de lumbreras compuesto por Josh Applebaum, Bryan Oh y David Weil, y con la presencia, como productores ejecutivos, de los ubicuos hermanos Anthony y Joe Russo, dos tipos con un ojo de lince para la taquilla a los que les dan lo mismo los súper héroes que los espías o cualquier otro género o subgénero que resulte espectacular y propicie secuencias de esas en las que se rompe el mayor número de cosas posibles. La expresión anglosajona So bad it´s good (Tan malo que es bueno) le va como anillo al dedo a Citadel, como demuestra el hecho de que quien esto firma –y que se tiene por un adulto con fundamento y con cierta habilidad para separar el grano de la paja- se ha tragado encantado los seis episodios de la primera temporada (la segunda ya ha recibido la luz verde), tal vez porque necesitaba darle un respiro a sus neuronas, que se han tumbado a la bartola durante las cerca de seis horas de emisión.
Estamos, evidentemente, ante un placer culpable que no confesaría si no hubiese perdido la vergüenza hace tiempo, pero creo que Citadel es ideal para un fin de semana de reposo mental: tú te sientas en el sofá, pones el cerebro en modo avión y te limitas a disfrutar del cúmulo de despropósitos en que consiste la serie, amenizados por unas brillantes (y largas) secuencias de acción en las que no falta ni ese gran hallazgo de John Wick que consiste en volarle la cabeza a un enemigo mientras lo agarras de la solapa, no se te vaya a escapar.
Permítanme que les resuma la cosa. Citadel es una organización que defiende (a tiros) la bondad en la tierra. Su némesis es Manticore, un club internacional compuesto por las familias más malvadas del planeta que aspira a dominarlo infiltrándose en los gobiernos y obligándolos a portarse fatal. ¿A qué les recuerda? Pues a los que ya tenemos una cierta edad, nos remite a Control, donde prestaba sus servicios Maxwell Smart, y Caos, su agencia enemiga en la vieja serie de televisión Get Smart (El súper agente 86), de Mel Brooks (con la diferencia de que ésta era una serie de risa y se supone que Citadel no lo es, aunque sea mucho suponer).
Apagar el cerebro
La cosa arranca con la destrucción prácticamente total de Citadel a cargo de Manticore (¡por ahí tiene que haber un topo!), que elimina, aparentemente, a la pareja de súper agentes más chachi de las fuerzas del bien, Mason Kane (Richard Madden) y Priyanka Chopra (Nadia Sinh). Ocho años después, el mandamás de Citadel, Bernard Orlick (Stanley Tucci) intenta resucitar su organización, pero Manticore se ha infiltrado en el gobierno de los Estados Unidos y la embajadora británica en Washington, Dahlia Archer (Lesley Manville) corta el bacalao y es más mala que Cruella de Vil. Evidentemente, Mason y Nadia sobrevivieron al ataque sufrido en un tren bala italiano y Bernard los recupera, lamentando, eso sí, haberles borrado de la memoria, al darlos por desaparecidos, todo lo relativo a su relación con Citadel y entre ellos mismos (Mason ha formado una familia en Wyoming y Nadia –no pregunten- regenta un restaurante en Valencia). Tras recuperar la memoria, nuestros héroes vuelven a la carga y se disponen a librar la batalla definitiva por la salvación del mundo libre.
¿Me han seguido hasta aquí? No me digan que se han perdido, que esto lo entiende hasta un chimpancé. De hecho, no hay nada que entender y, además, el guion tiene más agujeros que un queso Emmental, pero da lo mismo: ustedes se me arrellanan en el sofá, le dan un respiro al coco y se dejan llevar por las entretenidas sandeces que contiene por arrobas esta serie. Puede que en algún momento se sientan tentados de abandonarla, eso sí. A mí también me pasó. Incluso estuve a punto de gritarles a Tucci y Manville: “¡Sois unos actores espléndidos! ¿Qué estáis haciendo con vuestras carreras? ¡Salid corriendo de ahí!”. Y es que, más allá del dinerito, no se entiende muy bien qué pintan en una cima del entretenimiento basura como Citadel, donde, en cierta medida, desentonan. Menos mal que Chopra y Madden (al que descubrimos en la miniserie de Jed Mercurio Bodyguard y que ha conseguido dominar su acento escocés hasta el punto de que ya se le entiende casi todo lo que dice) están hechos de plástico fino, como la protagonista de la canción de Radio Futura Veneno en la piel: coriáceo e inexpresivo él, neumática y carne de quirófano ella, son ideales para llevar la voz cantante en esta mezcla de las aventuras de James Bond y Jason Bourne, El súper agente 86 y Anacleto, agente secreto.
Consejo de amigo: apaguen el cerebro y tráguense Citadel sin ningún complejo de culpa. Y si la magia idiota no funciona con ustedes, tienen mi permiso para ciscarse en todos mis muertos fritos, como se decía en las aventuras de Makoki.