La burguesía catalana da para mucho. Algunos simplemente fueron empresarios, otros mecenas de artistas, pero todos eran ricos.
Gracias a ellos, Cataluña está poblada de palacios, mansiones, fincas y otras construcciones que han pasado a ser monumentos. Aunque no todas.
A pesar de que algunas edificaciones brillan por su arte, no todas han recibido la misma atención. Los grandes nombres de Gaudí, Domènech i Montaner o Puig i Cadafalch han eclipsado a otros artistas de gran talento.
Igual que la arquitectura catalana no se limita al románico y al modernismo, estos movimientos no se acaban en las grandes figuras. Tampoco en Barcelona.
Dónde está
El Garraf es una de las comarcas con más construcciones modernistas. Sitges tiene un barrio donde este estilo brilla con luz propia, pero hay más allá.
En Vilanova hay una casa que une todo: burguesía catalana, arquitectura, arte, modernismo y funcionalidad.
Quién está detrás
Se trata de Can Pahissa, una obra de Josep Maria Miró i Guibernau que pasa desapercibida, pero que oculta numerosas anécdotas. Una de ellas tiene que ver con su principal impulsor: Sebastià Soler i Miró.
Este nombre no tuvo un origen noble. Era nieto de unos masoveros de la Pahissa, una casa a las afueras del municipio, en la carretera de l’Arboç.
El pequeño de la familia, en cambio, huyó de Cataluña para probar suerte en América. Y le fue bien.
Empezó como pequeño comerciante de maderas para ataúdes y poco a poco fue creciendo en el negocio. Su fama lo llevó a trabajar en Chile, Bolivia y Perú.
Comercio de madera y guano
La madera y el comercio de guano lo hicieron rico. En veinte años su riqueza creció de manera exponencial y, con toda esa fortuna, a su regreso, se construyó una casa digna de burgués.
Lo hizo en la Rambla Principal de Vilanova i la Geltrú. Allí mandó edificar una casa aislada de tres plantas: semisótano, planta baja elevada y una azotea que remata el conjunto. Todo rodeado de un enorme jardín.
El arquitecto
La construcción se la encargó a Josep Maria Miró i Guibernau. Le pidió una casa que reflejara su éxito y su interés por la arquitectura moderna.
Por aquella época, en la primera década del siglo XX, esto solo podía significar una cosa: levantar un edificio modernista. Y así fue.
Fachada de Can Pahissa
El arquitecto se inspiró en la casa Pérez Samanillo de Barcelona, sobre todo en sus aberturas ovaladas. Solo hace falta ver su fachada principal.
La piedra vista rosada domina todo el volumen. Las aberturas son ovaladas y de gran tamaño. Están acompañadas por 49 columnas con capiteles jónicos.
Cómo es Can Pahissa
Una moldura recorre las ventanas y unifica toda la composición. Sobre ella, la cornisa decorada con motivos vegetales da paso a una barandilla donde se alternan la piedra y el hierro forjado.
En la parte posterior, una tribuna semicircular con semicúpula completa el conjunto.
Formas onduladas
El interior de Can Pahissa luce aún más. El vestíbulo prosigue con las líneas onduladas de la fachada y añade yeserías detalladas y carpinterías trabajadas a mano.
En el salón central, una claraboya con vitrales policromados filtra la luz y crea un ambiente íntimo. Los techos están decorados con relieves vegetales.
El resto de salas son piezas únicas. Cada una mantiene una coherencia estilística que revela la intervención de diversos oficios artísticos. Es la esencia del modernismo entendido como obra total.
Por último, no se puede dejar de lado el jardín que rodea toda la casa y conserva estructuras decorativas de gran interés.
El jardín
Una torre de inspiración naturalista sobresale entre la vegetación. Cerca de ella se encuentra una fuente con la fecha de 1916, anterior incluso a la construcción del edificio, que se finalizó cinco años más tarde, en 1921.
En un mirador rocalloso aparece grabado el nombre del propietario original. Es un gesto habitual en la burguesía catalana que financiaba grandes obras.
Del lujo burgués al uso social
Todo respira modernismo y distinción. A pesar de sus orígenes humildes, Soler se convirtió en burgués gracias a sus negocios en las colonias y quiso evidenciarlo con esta casa.
A su muerte, el edificio se mantuvo en manos privadas durante décadas, pero el mantenimiento se hizo cada vez más complicado. Ante la posibilidad de abandono, el Ayuntamiento de Vilanova i la Geltrú lo adquirió en 1983.
Interior de Can Pahissa
Un año después se iniciaron las obras de restauración dirigidas por el arquitecto municipal Miquel Orriols i Mas. Desde entonces, la antigua residencia burguesa se ha convertido en un equipamiento de apoyo comunitario sin perder su valor patrimonial.
Can Pahissa es hoy un centro de día, sede de diversas entidades locales y, sobre todo, un comedor social. Su acceso es público.
Cuándo visitarlo
Los jardines están abiertos al público de lunes a viernes, de 9:30 a 14:00 h, y el interior solo puede visitarse mediante actividades concretas o visitas guiadas.
En verano, el Ayuntamiento los convierte en refugio climático y, durante todo el año, la agenda cultural municipal ofrece información actualizada de los actos que allí se celebran.
Cómo llegar
Quien quiera visitarlo lo tiene fácil. Can Pahissa está en plena Rambla y Vilanova i la Geltrú está bien conectada con Barcelona.
Además de poder llegar en coche en unos cuarenta minutos por la C-32, también se puede llegar en tren. La línea R2 Sur de Rodalies llega en poco más de media hora.
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