Pocos lo saben, esta es la estatua de Girona que cumple deseos: mide más de 2 metros

Dicen que hay lugares donde los deseos se pronuncian sin palabras, solo con un gesto. Allí, frente al mar, una figura de bronce parece escuchar en silencio lo que cada visitante guarda para sí. No hay ritos establecidos ni promesas escritas, pero todos entienden que ese instante tiene algo de fe.

No es una obra monumental ni un secreto escondido, y sin embargo provoca una pausa. Algunos llegan por azar, otros vuelven cada año. La contemplan, tocan su superficie gastada por el tiempo y se marchan sin mirar atrás, confiando en que el mar, o quizá la estatua, sepa guardar lo que se le ha confiado.

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La estatua

La Dona Marinera, ubicada sobre las rocas del Camí de Cala Banys, al sur de la playa grande de Lloret de Mar, promete felicidad. La estatua de bronce de 2,40 metros de altura, obra de Ernest Maragall, fue instalada en 1966. Mira hacia el mar. Con la mano derecha saluda, mientras que la izquierda está a media altura.

Dona Marinera de Lloret de Mar Lloret Turisme

"Es un homenaje a la mujer de la época marinera, que a menudo era la responsable de llevar adelante la familia mientras el hombre iba a buscar fortuna al otro lado del Atlántico", según explica la página web oficial del municipio. Fue un encargo de la administración local al artista barcelonés.

La leyenda

Esta escultura, también conocida como la Venus de Lloret, es un gran atractivo para los turistas. Alrededor de ella, se generan grupos de personas que desean tocarla y fotografiarse con ella. No obstante, el motivo que se esconde detrás de ella es una leyenda que promete cumplir los deseos de quien la imite.

Plano cercano de la Dona Marinera de Lloret de Mar Lloret Turisme

El ritual es el siguiente. El individuo deberá situarse a la derecha de la Dona Marinera. Lo primero es imitar su gesto de mirar hacia el horizonte. Mientras, con la mano izquierda, tocará el pie diestro de la figura. Es el momento de formular los anhelos. Si la rutina se completa, la historia indica que las peticiones se cumplirán.

Repetición

Con el tiempo, la curiosidad se transformó en costumbre. Quienes la visitan replican su pose de mirar al horizonte y, sin hacer ruido, formulan un deseo. La escena se repite sin instrucciones ni carteles, sostenida solo por la tradición oral. De ahí que haya zonas erosionadas, fruto de todas las personas que han puesto sus esperanzas sobre el metal.

Nadie discute si la historia es cierta. Basta el momento: el mar delante, el bronce que brilla, y la certeza compartida de que hay deseos que vale la pena intentar.

Identidad

La Dona Marinera se integra con el paisaje de acantilados y pinos que rodea el camino costero de Lloret de Mar. Desde su posición elevada domina la bahía y parece dialogar con las olas que rompen bajo sus pies. El entorno, abierto y luminoso, refuerza la sensación de serenidad que transmite su figura.

Su presencia ha dado identidad al lugar. Al atardecer, la luz se posa sobre el bronce y crea reflejos que cambian cada día. Los vecinos la mencionan con familiaridad, como si fuera una vecina más, una guardiana discreta del litoral que acompaña silenciosa la rutina del pueblo.

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Herencia

Más allá de la leyenda, la Dona Marinera se ha convertido en un símbolo cívico. Lloret de Mar la incluye en sus rutas culturales y cada 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, el consistorio deposita flores a sus pies. El gesto busca recordar el origen del monumento: un tributo a la fortaleza femenina que sostuvo al pueblo en los años difíciles y a la espera silenciosa que define la vida junto al mar.

Hoy, su imagen aparece en folletos turísticos, postales y murales escolares. Pero quienes viven en el municipio aseguran que sigue siendo mucho más que un icono. Para ellos, representa una forma de mirar hacia adelante, de resistir las mareas del tiempo sin perder la calma. Quizá por eso, mientras los visitantes la observan con curiosidad, los vecinos la saludan como a una vieja amiga que nunca ha dejado de velar por la costa.