El proyecto imposible de Gaudí, convertido en patrimonio de la UNESCO, Poblet CRÓNICA GLOBAL
El proyecto imposible de Gaudí: una "ciudad de la desolación" convertida en patrimonio de la UNESCO
El arquitecto modernista quiso resucitar este rincón que a finales del siglo XIX estaba en ruinas
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Aunque muchos no lo crean, Gaudí tiene más de un proyecto fallido. Sin ir más lejos, el Park Güell no iba a ser un parque, sino toda una urbanización. Pero hay más.
El arquitecto modernista siempre tuvo un sueño. En sus tierras, por Tarragona, había una comunidad cisterciense abandona, casi en ruinas, al que él veía posibilidades. Y no se equivocaba.
El recinto en cuestión, el monasterio de Poblet, es hoy uno de los grandes monumentos de Cataluña. La UNESCO lo ha reconocido como Patrimonio de la Humanidad y, a pesar de la falta de monjes, atrae a miles de visitantes.
Sus dimensiones lo convierten en uno de los monasterios más grandes de Cataluña y su arquitectura monumental, fascina a propios y extraños. Pero, sobre todo, es un rincón cargado de historia que Gaudí quiso reivindicar.
Un rincón devastado
En las dependencias de este cenobio cisterciense se hallan los panteones reales de la Corona de Aragón, una reliquia que habla de la historia de Cataluña. En cambio, no siempre fue tan espectacular.
Durante gran parte del siglo XIX no era más que un conjunto en ruinas. La desamortización de Mendizábal en 1835 lo dejó con un aspecto desolador.
Abandono y proyecto de Gaudí
La comunidad cisterciense había abandonado el recinto y el expolio se apoderó del lugar. Se saquearon tumbas, se robaron cuadros y se destruyeron objetos litúrgicos. Incluso las campanas fueron fundidas para fabricar armas.
Aun así, todo ese poso histórico atrajo la atención de figuras como Antoni Gaudí o Lluís Domènech i Montaner. Ambos recorrieron sus capillas, armados con cintas métricas y cuadernos de dibujo.
Monasterio de Poblet
Quién lo revivió
Por mucha voluntad que le pusieran, ninguno de ellos pudo hacer nada por él. Sí lo hizo, en cambio, l diplomático y erudito Eduardo Toda i Güell, uno de los primeros en alzar la voz para reclamar la recuperación del monasterio.
Este noble catalán consideraba que la decadencia de Poblet simbolizaba también la pérdida de valores de la sociedad catalana tras la Revolución de 1868. En su libro Poblet. Datos y apuntes, llegó a bautizar el recinto como “Ciudad de la Desolación”, a la que quería resucitar.
Cómo resucitó
Toda no perdía ocasión para reivindicar la importancia de Poblet y el que invitó a Gaudí para renovarlo. Pero no pudo ser.
Lo que sí logró el burgués fue crear el Patronato de Poblet en 1930. Este organismo tenía como objetivo coordinar las acciones de protección del cenobio. Y lo consiguió.
La orden del Císter
Lo que no había logrado Gaudí lo hizo este noble que en 1945, vio nacer la Hermandad de Poblet. Esta orden fue la encargada de la restauración espiritual y material del monasterio.
Cinco años antes, en 1940, el abad primado del Císter, Edmundo Bernardini, envió dio los primeros pasos. Envió a cuatro monjes italianos para reinstalar la vida monástica.
El Real Monasterio de Santa María de Poblet
La llegada de esta pequeña comunidad marcó el inicio de la reconstrucción moderna del edificio. Poco a poco, lo que Gaudí conoció como un monumento en ruinas se convirtió en un gran monumento.
El cenobio fue recuperando su esplendor arquitectónico y espiritual después de más de un siglo de abandono. Hoy, el monasterio de Poblet es un referente del arte cisterciense en Europa y uno de los monumentos más visitados de Cataluña.
Protegido por la UNESCO
Su reconocimiento como Patrimonio Mundial por la UNESCO en 1991 acabó por certificar la importancia de este conjunto arquitectónico. En él reposa la historia y la arquitectura de una época, una herencia medieval catalana y europea, que brilla con luz propia.
Una visita al lugar basta para darse cuenta. La Capilla de Sant Jordi, del siglo XV, alberga la Puerta Dorada, que se abre a la Plaza Mayor y a la Iglesia de Santa María, que dan la bienvenida a los curiosos.
Cómo es Poblet
Entre las joyas del monasterio resalta su iglesia. En el retablo de su altar mayor luce una obra renacentista en alabastro blanco, creada por Damià Forment.
Ya en el crucero del monasterio se albergan varios sepulcros reales. En él están los féretros de Jaume I, Pedro IV el Ceremonioso, Juan I acompañado de sus dos esposas, Martín I el Humano y Alfonso V el Magnánimo, entre otros.
Interior del Monasterio de Poblet
El claustro, la sala capitular y el templete del lavabo son otras maravillas que se pueden admirar en este monasterio. Además, el Palacio, construido por orden de Martín el Humano, alberga un museo en la actualidad.
Por último, destacar uno de los datos más curiosos y desconocidos de esta abadía. Su antiguo comedor común, del siglo XIV, se convirtió en una bodega destinada a la producción de vino, todavía en activo. Ahora, está gestionada por las míticas cavas Codorníu.
Cómo llegar
Tras la última restauración del edificio, y a pesar de que cada vez hay menos monjes que lo guardan, se puede visitar. Llegar hasta allí es sencillo.
La autopista AP-2 tiene una salida que indica claramente el desvío hacia el monasterio de Poblet. Desde Tarragona, el viaje es de 40 minutos, desde Barcelona ya se tarda una hora y media, pero merece la pena.