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Es de sobras conocido que a finales del siglo XIX, Cataluña vivió una eclosión artística sin precedentes. En plena efervescencia cultural, el modernismo se convirtió en algo más que una corriente estética: fue una afirmación de identidad, de progreso, y de la voluntad de embellecer todos los aspectos de la vida cotidiana. 

Antoni Gaudí, Lluís Domènech i Montaner y Josep Puig i Cadafalch son los tres arquitectos más conocidos, pero Jujol, Sagnier, Llimona y muchos otros son otros de los nombres destacados de esta corriente arquitectónica, escultórica y artística.

Si bien es cierto que la mayoría de ellos desarrollaron el grueso de su obra en Barcelona modernismo floreció más allá de la capital. El mismo Gaudí hizo obras a las afueras e incluso cerca del Pirineo, Domènech i Montaner erigió la Casa Navas en Reus.

Por otro lado, en ciudades y pueblos donde mecenas locales impulsaron proyectos arquitectónicos igualmente notables, aunque mucho menos conocidos. Gracias a eso, Vilanova i la Geltrú, un municipio a media hora de Barcelona, guarda una joya aún por descubrir para el gran público: la casa Sebastià Soler i Miró, más conocida como Can Pahissa.

Dónde está

Este edificio, situada en plena Rambla Principal, es el ejemplo más sobresaliente de modernismo arquitectónico en la ciudad. Su portal, su vestíbulo, su escalera, sus puertas y sus monumentales vidrieras son un claro ejemplo de ello.

Can Pahissa es en realidad un edificio aislado, con jardín perimetral, que ocupa una posición destacada en la esquina entre la rambla de la Pau y la calle Soler i Morell. Consta de semisótano, planta baja elevada respecto al nivel de la calle y azotea. 

Fachada de la Casa Sebastià Soler i mIRÓ ARQUITECTURA CATALANA

Un edificio que impresiona

Lo primero que impresiona son sus fachadas, construidas con piedra vista de tonalidad rosada, presentan una combinación estilística que une el dinamismo curvilíneo del modernismo con ciertos elementos clasicistas. 

Las aberturas, de gran tamaño y formas ovaladas, están flanqueadas por un total de 49 columnas con capiteles jónicos. Esta fusión de formas onduladas y orden clásico genera una tensión visual característica del modernismo tardío.

Detalles de la Casa Sebastià Soler

La moldura que recorre la parte superior de las ventanas actúa como elemento unificador de la fachada, mientras que la cornisa, decorada con motivos vegetales, da paso a una barandilla de azotea que mezcla piedra e hierro forjado. En la parte posterior, una tribuna semicircular coronada por una semi-cúpula refuerza el carácter ornamental y al mismo tiempo íntimo del conjunto.

Pero es en el interior donde Can Pahissa alcanza su máximo esplendor. Aquí, el modernismo despliega todo su repertorio con exuberancia y coherencia. El vestíbulo, en particular, resulta impactante: una composición de líneas sinuosas, formas ovoïdales y una atención minuciosa al detalle revelan la participación de diversos oficios artísticos, característica esencial del movimiento modernista. 

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