La histórica novela catalana inspirada en el Titanic: su autor nació en el mismo año del hundimiento del barco
"Un gran transatlántico es un universo en pequeño, y sus habitantes, los pasajeros y la tripulación, constituyen un mundo aparte mientras dura la travesía", señala el escritor
Noticias relacionadas
- El templo romano mejor conservado de España: oculto en un castillo de Cataluña hasta el siglo XIX
- La película rodada en Cataluña que tardó 20 años en estrenarse en España: "irrepresentable", "inadmisible" y con escenas de "canibalismo"
- El castillo medieval catalán del siglo IX que se parece a la Abadía de Westminster: se eleva hasta las nubes
“Nací en 1912, el mismo año del naufragio del Titanic, y eso debió de marcarme un poco, en algún sentido astrológico, porque he pensado en ello a lo largo de mi vida”. Con estas palabras el escritor catalán Pere Calders empezó a generar una gran leyenda sobre sí mismo.
Aprovechando esta casualidad, el literato empezó a fabular y a crear una historia algo particular. Llegó a difundir que nació el mismo día del hundimiento del famoso navío, pero no fue así. Sólo fue en el mismo año. Lo único que cierto es que, en realidad, la historia real del Titanic le marcó. Y mucho.
Lo confesaba él mismo, como bien se muestra en la cita con la que arranca el artículo. Claro que no es para menos, “Como ya es sabido, el Titanic fue el transatlántico más grande y más lujoso de su época. Era, además, un prodigio de la ingeniería naval”, recordaba Calders.
“Según los cálculos de sus constructores, no podía naufragar, era insumergible. A pesar de estas sabias previsiones, el Titanic se hundió sin poder terminar su primer viaje y murieron 1.500 de sus pasajeros”, apunta en el texto de un libro suyo.
Un desafío que salió caro
Algo de ese desafío del hombre a la naturaleza y a las leyes de la física le parecía aberrante, ridículo y exagerado. Tal vez, por eso, le encantaba presentarse como el escritor que nació el mismo día del hundimiento del Titanic.
Pero Calders quiso más. Obsesionado con este “hecho extraordinario” quiso hacer algo más. Y lo hizo. El cuentista, tan fascinado por la historia de este barco, decidió hacer una novela entera inspirada en esos hechos.
Una tragedia inspiradora
No fue una novela corriente o dramática. Nada que ver con la historia relatada por James Cameron, se trataba de hacer algo más ácido. Mostrar lo absurdo de ir contra la lógica y cómo estos despropósitos desmedidos del ser humano solo están condenados al fracaso, cuando no a la tragedia.
Con esta voluntad fue con la que creó Ronda naval bajo la niebla, una novela cargada de humor y critica social. A simple vista puede parecer un libro cómico sobre las vicisitudes de un barco a la deriva que da tumbos en círculos, accidentado, sin posibilidad de rescate y en que cada cual hace lo posible para salvarse. Aunque les es imposible.
Un Titanic con humor
Todo lo que se cuenta en tragedia, Calders lo vuelve irónico, cuando no sarcástico. Sus personajes discuten sobre el bien y el mal, mientras el navío se hunde. Otros aprovechan para hablar de los riesgos y ventajas de la tecnología. Y, como diría Fellini, la nave va. Aunque estaría bien saber hacia donde.
La novela es uno de los títulos más recordados por los amantes de Calders. Es en este relato donde el novelista da rienda suelta a su imaginación para expresar su opinión sobre algunas acciones del ser humano, que queda retratado.
Las palabras de Calders
“Un gran transatlántico es un universo en pequeño, y sus habitantes, los pasajeros y la tripulación, constituyen un mundo aparte mientras dura la travesía”, recuerda el catalán en el prólogo del libro del que salen estas citas. Una prueba de dos cosas: de que el objetivo de la novela no es hacer reír, sino pensar.
Eso y su obsesión por el Titanic. Lo menciona él mismo en su presentación de Ronda naval bajo la niebla, haciendo él el paralelismo: “Mi Panoramic [como se llama el barco de su historia] naufraga de una manera distinta a la del Titanic, son otras causas y otro estilo. Pero la cuestión del pequeño universo, encerrado y abandonado a su suerte o a su desgracia, se asemejan”.
La mezcla perfecta entre ficción y realidad
No hace falta que lo aclare, pero lo hace. Calders confirma que el Titanic no sólo se hundió en el año de su nacimiento, sino que, sin haberlo vivido de cerca, su historia le impactó e inspiró. “En un momento determinado de mis inquietudes de narrador me sentí subyugado por las posibilidades que ofrecen unas peripecias vitales susceptibles de convertirse en símbolos”, se explica.
Claro que, con estos sucesos reales, hace algo muy distinto de lo que han hecho otros creadores con esta tragedia. Calders hizo humor, sátira y, sobre todo, propició la reflexión. Tres virtudes para un solo libro y un solo hombre. “Ronda naval bajo la niebla es eso... O, por lo menos, eso es lo que yo quisiera haber logrado”, concluye.