El mar es precioso hasta que no. Mientras desde la playa muchos disfrutan de hermosas playas de aguas turquesas y cristalinas, tumbados en la arena dorada, los que van a faenar o pasan meses en alta mar saben que todo lo bonito puede saltar por los aires en cuestión de minutos.
Ante estas situaciones, los marineros suelen tener una serie de supersticiones que suelen seguir a raja tabla. Algunas de ellas son útiles, como la de comer pan para evitar mareos, para otras es necesario creer.
Mitos y leyendas
Las novelas, películas y demás ficciones alrededor de los marineros siempre los pintan alcoholizados o con una estrecha relación con el alcohol. Eso que es fruto del estereotipo, tiene parte de verdad.
Mientras las travesías eran por lugares cercanos, los marineros podían parar en la costa más cercana para coger provisiones de agua y de comida. El alcohol no estaba presente en los barcos a no ser que alguien trajera, pero no era nada clave.
Del vinagre al brandy
Con la obsesión europea por conquistar otras tierras, empezaron los viajes por el Atlántico. El problema entonces era conservar el agua sin que se pusiera mala. Al principio, le añadían unas gotas de vinagre o se optaba por la cerveza.
Los británicos apostaron por el brandy. El capital de la embarcación suministraba de manera racionada el consumo diario para que la tripulación no acabara alcoholizada.
La llegada del ron
Las cosas cambiaron con el descubrimiento de América. Cuando las flotas llegaron a Jamaica en 1494 descubrieron la caña de azúcar. Parecía una alternativa saludable hasta que de allí sacaron el ron.
Cuando Inglaterra se hizo con aquellas tierras, no lo dudó. Desde entonces, el ron le arrebató el puesto al brandy. Los marineros estuvieron encantados. Era más dulce y entraba mejor. El problema era que bebían demasiado.
Una costumbre eliminada hace poco
Una vez las leyes decretaron que todo el ron debía rebajarse con agua. Hay escritos de un famoso marinero, el capitán Jan Hosek que detallan que “en el comedor de oficiales se bebía una dosis diaria de ron o vino tropical antes de la comida principal junto con un brindis hecho por el oficial superior”.
Esta tradición fue a más y “se estableció un sistema de brindis para cada día de la semana”. Una costumbre que en Inglaterra se mantuvo ¡hasta 1970! Ese año fue la última vez que se permitió, como algo normal, poder servir una ración diaria de alcohol a la tripulación.
La superstición con el ron
Aun así, el ron se mantiene presente por otra tradición. Los más supersticiosos que suelen tomar este brebaje han adoptado la costumbre de servirse dos chupitos cuando están en alta mar.
Los marineros no consumen las dos, sólo una. La primera la lanzan al mar. La razón de por qué lo hacen tiene dos explicaciones. Por un lado, hay quien asegura que esta costumbre de beber y tirar el primer trago al mar es para contentar a los dioses del mar: hay quien se lo ofrecía a Poseidón, otros a Neptuno y los nórdicos a Njörd. Así les da buena suerte.
La otra explicación es algo más sentimental. La primera copa no pertenece al mar por ser una fuerza de los dioses, se arroja a él para que las tomen los marineros y compañeros que han muerto en las aguas en cualquiera de sus travesías.
La voluntad es mantener contentos a los fantasmas a la vez que recordarlos. Así, también se aseguran de que sus almas estén calman y no enbravezcan la marea.
Brindis curioso
Las costumbres y tradiciones no se dejan de suceder. Hay quien dice que, a pesar de poder beber, no está permitido brindar de pie. El ruido de las copas al chocar puede molestar y poner celosas a las almas del océano.
Sobre el hecho de hacerlo siempre sentado hay una explicación que tiene menos que ver con la superstición que con las leyes de la física. Cómo antes los barcos eran veleros y mucho más inestables, levantarse para hacerlo era todo un riesgo, alguien podría resultar herido por un mástil e incluso caer al mar.